Hay un deseo profundo de una política audaz y transformadora en Estados Unidos en este momento. Zohran Mamdani demuestra que la izquierda puede presentarse con un mensaje firme y coherente, que conecte con las preocupaciones reales de la gente. Y ganar.
Anoche (martes 24 de junio), un rayo político cayó sobre la ciudad de Nueva York. Contra todo pronóstico, Zohran Mamdani, socialista democrático de treinta y tres años y miembro de la Asamblea Estatal por tercera vez, obtuvo una amplia ventaja en la primera vuelta de las votaciones por orden de preferencia frente al ex gobernador de Nueva York Andrew Cuomo, favorito en las primarias. Al final de la noche, Cuomo reconoció la derrota frente a su joven rival.
La carrera tiene el potencial de remodelar la política nacional, alterando el equilibrio de fuerzas dentro del Partido Demócrata y abriendo el camino a una nueva era de posibilidades para la izquierda.
Incluso antes de que empezaran a llegar los resultados ayer, estaba claro que la carrera había adquirido una gran importancia política, tanto a nivel local como nacional. Mamdani había superado un enorme déficit de reconocimiento y de gasto en campaña para reducir la distancia con Cuomo, y algunas encuestas de las últimas semanas mostraban a los dos más o menos empatados. Sin embargo, casi ninguna de las encuestas predecía que Mamdani superaría al exgobernador en la primera vuelta, y por un amplio margen.
¿Cómo logró Mamdani «la mayor sorpresa en la historia moderna de la ciudad de Nueva York», como lo describió un estratega del Partido Demócrata? Llevó a cabo una campaña excepcional, que la izquierda y sus oponentes estudiarán durante años. Sin perder de vista en ningún momento el foco en la crisis del costo de la vida en la ciudad, Mamdani propuso una serie de reformas audaces que implicaban la redistribución de la riqueza y la ampliación del sector público, incluyendo autobuses gratuitos, tiendas de comestibles municipales, guarderías gratuitas y una ampliación masiva, impulsada por el sector público, del parque de viviendas asequibles, cuestiones que respondían a las necesidades más urgentes de la clase trabajadora de Nueva York. La campaña llevó a cabo una operación en las redes sociales inteligente y contagiosa que comunicó de forma optimista y accesible los problemas materiales y las soluciones propuestas por Mamdani.
Mamdani también logró importantes avances entre los sindicatos de la ciudad, un electorado que constituye un aliado natural para los socialistas democráticos, pero que históricamente ha tendido a ser más conservador en sus apoyos políticos. Además, la campaña contó con una enorme operación sobre el terreno, impulsada en gran medida por la sección neoyorquina de los Socialistas Democráticos de América, que envió a decenas de miles de voluntarios a hacer campaña por Mamdani en los cinco distritos.
Los intentos de sus oponentes y de los enormes comités de acción política (super PACs) que los respaldan por presentar a Mamdani como un radical peligroso que odia a Israel y quiere quitarle fondos a la policía fracasaron rotundamente. El candidato socialista demostró tener principios y habilidad política. En lugar de enredarse en disputas sectarias o asociarse innecesariamente con la retórica maximalista de la extrema izquierda, que podría confundir o inquietar a los votantes, Mamdani habló sobre Israel-Palestina y la seguridad pública en términos sensatos y universalistas.
En lugar de caer en la trampa tendida por los tertulianos que le preguntaron si Israel tenía «derecho a existir», Mamdani afirmó, simplemente, que tenía derecho a existir «como un Estado con igualdad de derechos» para todos sus ciudadanos. En cuanto a la policía y la seguridad pública, Mamdani rechazó el lenguaje de la «desfinanciación» y la «abolición», argumentando que la policía tiene un «papel crucial que desempeñar» en la seguridad pública, pero que actualmente se espera que haga el trabajo de los trabajadores sociales y los profesionales de la salud mental, para el que no está capacitada ni preparada.
A pesar de todas las fortalezas de su campaña y su plataforma, Mamdani también es una persona encantadora y un eficaz comunicador, algo poco común en la izquierda estadounidense. También tuvo la suerte de enfrentarse a un oponente débil, el desacreditado Cuomo, que intentó revivir su vida política después de que una serie de acusaciones de acoso sexual le obligaran a dimitir. (Esas acusaciones, por supuesto, eran solo la punta del iceberg de una carrera corrupta y plagada de escándalos).

Cuomo llevó a cabo una campaña marcada por muy pocas apariciones públicas, que se basó en grandes cantidades de fondos externos para financiar una avalancha de anuncios de ataque contra Mamdani en la recta final de la carrera. Mamdani logró formar alianzas tácticas con progresistas con principios como Brad Lander, el tercer candidato en la carrera, para avanzar en su objetivo común de detener a Cuomo.
Aunque Cuomo reconoció su derrota anoche, la carrera está lejos de terminar. Aún deben contarse los votos de las últimas rondas del sistema de votación por orden de preferencia. Y Cuomo se ha postulado para presentarse como independiente en las elecciones generales. Lo haga o no, en las generales, Mamdani tendrá que enfrentarse al actual alcalde, Eric Adams, que se saltó las primarias demócratas para presentarse como independiente (y con el absurdo nombre) «EndAntisemitism» (Acabemos con el antisemitismo). Mamdani se enfrentará casi con toda seguridad a una avalancha de dinero procedente del lobby proisraelí, los intereses inmobiliarios y otros oponentes acaudalados, en una escala que superará las enormes cantidades que gastaron en las primarias.
Mamdani ha convertido lo que podría haber sido una deprimente contienda por la alcaldía, de interés principalmente local, en un fenómeno político nacional e internacional. Al llevar a cabo una campaña centrada en ambiciosas propuestas igualitarias para que la ciudad sea asequible para los neoyorquinos de clase trabajadora, está obligando a los políticos del establishment y a sus partidarios en los medios de comunicación a enfrentarse a la izquierda en cuestiones de clase y distribución de los recursos materiales. Al defender el universalismo y los derechos humanos palestinos frente a los crímenes israelíes, está poniendo al descubierto la bancarrota moral que subyace a la política exterior estadounidense. Al atraer grandes sumas de dinero y figuras políticas nacionales —incluido incluso el expresidente Bill Clinton, quien respaldó a Cuomo en los últimos días—, está dejando en evidencia las profundas divisiones dentro de un Partido Demócrata desgarrado entre la lealtad a los intereses corporativos y un belicismo genocida, por un lado, y socialistas democráticos justos como Mamdani, por el otro.
De esta manera, la campaña de Mamdani a la alcaldía ha capturado algo de lo que hizo tan emocionantes las campañas presidenciales de Bernie Sanders, su reconocida inspiración política. La campaña está obligando a la gente a tomar partido: a favor o en contra de la corrupción, a favor o en contra del gran capital en la política, a favor o en contra de los derechos humanos, a favor o en contra de un programa que realmente atienda las necesidades materiales de los trabajadores.
Mamdani y quienes se ponen de su lado se enfrentarán a una resistencia considerable para impulsar su visión pro-trabajadores en las elecciones generales y, si gana, en el Ayuntamiento. Pero la coalición que ya se ha formado en torno a Mamdani y que ha asestado un golpe sorprendente al establishment político es una señal prometedora de que, de hecho, es posible un mundo mejor.
Traducción: Natalia López
Fuente: https://jacobinlat.com/2025/06/en-la-victoria-de-zohran-mamdani-la-izquierda-vencio-al-statu-quo/