Desde el momento que el candidato republicano Donald Trump fue proclamado ganador de las elecciones presidenciales, se puso en marcha un plan de golpe de Estado en Norteamérica por medio de una revolución de colores.
La reforma provoca siempre la rabia de la parte de aquellos que se benefician del viejo orden (Arthur M. Schlesinger, 1917-2007)
A partir de 9 de noviembre, las violentas manifestaciones, bien organizadas, han irrumpido en más de 30 ciudades de EEUU. En todas las localidades los manifestantes han estado portando carteles con las mismas consignas que decían: ‘Not My President’, ‘Las Vidas Negras Cuentan’, ‘Judíos contra el Odio’, ‘No a un Estados Unidos Fascista’. También aparecieron miles de invocaciones en Twitter para ‘matar a Trump’.
Muy pronto se descubrió que las protestas han sido instigadas, convocadas y financiadas por la ONG MoveOn, perteneciente a uno de los personajes más siniestros del nuestro planeta desde el final del siglo XX, George Soros, quien supera de lejos al mismo Henry Kissinger. Para entender cómo los medios de comunicación globalizados perciben a Soros, vale la pena reproducir un obituario que publicó accidentalmente la agencia Reuters en el 2013, pues Soros sigue hoy muy vivo, coleando y trabajando contra Trump. Decía: «George Soros fue un financista depredador, extremadamente exitoso, que durante años luchó contra el capitalismo que le dio la posibilidad de ganar miles de millones».
A George Soros, nacido en 1930 en Hungría en una familia judía, le pusieron el nombre de Schwartz György. Siempre le ha gustado presentarse como un mesiánico, filántropo, filósofo independiente que no tiene nada que ver con todos los complejos de poder en EEUU. A la vez, la prensa globalizada lo considera como un marxista radical que quiere construir una sociedad libre sin fronteras y con un gobierno único para todo el mundo. En realidad, ni una ni otra de estas características son adecuadas para este magnate financiero, cuyo capital es de 24.900 millones de dólares. Su consigna es instalar una ‘Sociedad Abierta’ para él mismo y en el mundo entero. Lo que está promoviendo este especulador financiero, llamado ‘Rey Midas’, la destrucción de las sociedades actuales para ganar dinero. Pues el dinero para este mesiánico es todo, es su Dios.
En una entrevista a The Guardian el 19 de diciembre de 1992, este ‘filántropo mesiánico’ declaró: «Estoy seguro que mis actividades especulativas han tenido algunas consecuencias negativas, pero eso no tiene cabida alguna en mi forma de pensar. No puede. Si me abstuviera de hacer ciertas cosas por recelos morales, entonces dejaría de ser un especulador eficiente. No tengo ni un asomo de remordimiento por lucrar. Solo lo hice para hacer dinero».
Soros es conocido por ser «el hombre que provocó la quiebra del Banco de Inglaterra en 1992, donde obtuvo unos 1.000 millones de ganancia. Malasia acusó a Soros de ser responsable de la crisis financiera en Asia en 1997. La lista de sus víctimas es interminable, pero a lo que más se dedicó el supuesto ‘marxista radical’ es precisamente a destruir el sistema socialista.
George Soros fue inspirado en su anticomunismo mientras cursaba estudios en la English School of Economics por su maestro, el filósofo austríaco de origen judío Karl Popper, que hablaba de la necesidad de crear Sociedades Abiertas frente a los sistemas totalitarios, tales como el comunismo y nacionalsocialismo. George, teniendo la mentalidad de un especulador financiero, incorporó la idea de la Sociedad Abierta como una oportunidad para hacer dinero. En 1984, Soros empezó a buscar ganancia en la Europa socialista cuando abrió en Budapest, su nativa Hungría, la Soros Foundation, a través de la cual empezó a mandar lo que se llama ‘koster cash’ para financiar a grupos anticomunistas, como Solidaridad, en Polonia (tres millones de dólares), o Charter 77, en Checoslovaquia (cinco millones de dólares). Incluso organizó, según un informe desclasificado de la CIA y revelado por el periodista norteamericano Ronald L. Ray, las explosiones de bombas en Praga, la capital de Checoslovaquia. También dio su apoyo al científico y disidente soviético Andréi Sájarov. Después siguió la República Federal Yugoslava, donde Soros auspició el movimiento Otpor con unos 20 millones de dólares, iniciando el ciclo de las ‘revoluciones de colores’ en el mundo entero. Pero las ganancias del ‘marxista filántropo’ Soros también seguían incrementándose. El ejemplo más claro es Kosovo, por cuya separación de Serbia luchó el financista porque sabía lo que hacía. En recompensa a sus ‘esfuerzos’ de promover una ‘sociedad más justa’ en Kosovo, se convirtió en el accionista principal de las minas de oro y plata más grandes de Europa, el complejo minero Trepka. Invirtió 50 millones de dólares y adquirió el acceso y el control de 5.000 millones de dólares, que es el valor real de las minas. Así es el negocio.
En 2003, la Fundación Soros invirtió 42 millones de dólares para sacar del poder al presidente legítimamente elegido de Georgia, Eduard Shevardnadze, y poner al cargo del país a su marioneta, Mijaíl Saakashvili. Así puso en marcha la ‘revolución de Rosas’, usando el movimiento opositor armado Khmara. En 2004, empezó la Revolución Naranja en Ucrania, pero fracasó aquella vez. En 2005 la organización Birge, auspiciada por el Fondo Soros lanzó la ‘revolución de Tulipanes’. Posteriormente, la revolución de colores hizo desestabilizar a Kazajistán, Egipto, Siria, Irak y otra vez retornó a Ucrania en 2014, esta vez exitosamente para Soros, quien fue condecorado por el presidente Petró Poroshenko con la orden Svoboda (Libertad), y desastrosamente para el pueblo ucraniano. Debido a todas estas ‘hazañas’, George Soros suele decir que se siente orgulloso de poder lograr ‘americanizar’ Europa Oriental y de paso casi todo el mundo.
La idea de que Soros es el único responsable en la destrucción de las sociedades tradicionales en todo el mundo es completamente equivocada. Detrás de su Open Society Institute, que está administrando 198 ONG en 38 países, está también la USAid, la CIA, la NED, El International Republican Institute (IRI), el National Democratic Institute (NDI), el Centre for International Private Enterprise (CIPE), el American Center for International Labor Solidarity, la Freedom House, la Albert Einstein Institution. Tampoco hay que olvidar que el ‘marxista radical’ George Soros es un miembro activo del grupo Bilderberg, la Comisión Trilateral, el Consejo de Relaciones Exteriores y quién sabe de cuántas más organizaciones secretas del 1% de los más ricos y poderosos norteamericanos y europeos.
Para esta élite, el triunfo del populista conservador y multimillonario Donald Trump representa un peligro que podría detener por un tiempo la expansión norteamericana desmedida, que trae el empobrecimiento a la clase media y a los pobres norteamericanos, pero aumenta las riquezas de los más ricos y poderosos que dirigen un ‘Gobierno de sombra’ que realmente controla al país. No hace mucho tiempo, el exsenador y candidato presidencial Ron Paul advirtió al pueblo norteamericano de que, «además del presidente, aquí están otras fuerzas al referirnos a un ‘Gobierno de sombra’. Hay una influencia grande de la gente que es más poderosa que nuestro Gobierno o el presidente».
Entonces, en vísperas del ascenso de Donald Trump a la Presidencia, este «Gobierno de sombra» decidió lanzar una revolución de colores en su propia Norteamérica. Los Clinton ya han elegido el color cuando aparecieron los dos ante la reunión demócrata vestidos de púrpura, lo que, en la interpretación de Hillary Clinton, significa la fusión del color azul, que representa a los demócratas, con el rojo de los republicanos. Sin duda alguna, Soros es el más indicado para poner en marcha esta revolución, debido a su experiencia en diferentes países del mundo, incluyendo América Latina. Ya en 2006, George declaró: «El obstáculo principal para un nuevo orden mundial justo y estable es EEUU… llegó la hora de hacer serios ajustes».
El magnate financiero sabe cómo hacerlo, empezando por Trump. Desde el 13 de noviembre hasta el 15, los ricos liberales que pertenecen al Democracy Alliance Donor Club (DA) se reunieron a puerta cerrada para discutir cómo tumbar a Donald Trump. Precisamente este club ayuda a Soros a financiar a sus 198 ONG y unas 1.200 organizaciones de ‘izquierda’ en todo el mundo. Precisamente son los que en América Latina se han pronunciado contra la reelección de Evo Morales moviendo a los movimientos indígenas, contra Rafael Correa en Ecuador, los que ayudaron a la derrota de Cristina Fernández en Argentina y facilitaron la destitución de Dilma Rousseff en Brasil.
Según la presidenta de la Democracy Alliance (DA), Gara LaMarche, todos los miembros que donan no menos de 30.000 dólares a la DA al año están en un estado de shock y en especial Hillary Clinton, porque «no se pierden las elecciones que usted supuestamente estaba seguro de ganar con tanto envuelto en el juego». Los demócratas liberales reunidos han preparado un plan de guerra total contra Trump, que posteriormente se convertiría en una ‘Revolución Púrpura’. Pero no saben sus promotores que esta revolución podría salir de su control. De acuerdo al modelo estadístico del profesor Peter Turchin, esta revolución debía empezar en el 2020 cuando se cumplirían tres condiciones: primero, la élite llegaría a su mayor tamaño; segundo, el incremento significativo de empobrecimiento de la mayoría de la población; y tercero, la deuda del gobierno llegará a un extremo exuberante. (La deuda pública para el 2020 alcanzará unos 27 billones de dólares, según la proyección de la Reserva Federal de EEUU).
Mientras tanto, los partidarios de Hillary Clinton han lanzado actos de protesta, en los cuales están participando profesionales, que constituyen un 10% de los descontentos. Por supuesto, los medios de comunicación al servicio de la élite lo niegan, pero los hechos hablan por sí solos. El portal virtual craiglist.org ofreció 1.500 dólares a la semana a cada participante en las acciones bajo el lema ‘Stop Trump’ (Parar a Trump). En New York se bromea que por esta cantidad saldrán a protestar inclusive los que votaron a Trump. En Miami, los demócratas han movilizado a brujos y videntes para que hagan ceremonias y no permitir que Trump entre a la Casa Blanca. Todos ellos han vaticinado en los medios que el republicano «morirá en un accidente». Incluso hay uno que lo ha ligado a las predicciones de Nostradamus en la destrucción del mundo.
El titiritero George Soros está exhortando a los norteamericanos a «resistir el canto de sirena de Donald Trump», porque «los terroristas y demagogos quieren asustarnos. No tenemos que rendirnos». Una de las muchas organizaciones auspiciadas por Soros, Change.org, está recolectando firmas para la petición de no permitir a Trump asumir la Presidencia de Estados Unidos. Los supuestos manifestantes espontáneos a los que entrevistan los medios de comunicación afines a Clinton, como por ejemplo Yong Jung Cho, resultan ser parte del entorno de Soros. Yong Jung Cho, según un email del famoso jefe electoral de Hillary, John Podesta, es el coordinador del 350 Action Campaign de los demócratas. Hay también fotografías y vídeos de columnas de buses que transportan a los ‘espontáneos’ manifestantes.
Bajo el lema lanzado por Soros de ‘retomar el poder’, los partidarios de Clinton, que representan el «gobierno de sombra», ya están preparando la «protesta política más grande en la historia de Estados Unidos» para el día de la investidura de Trump, el 20 de enero próximo. Un portal está convocando una «fuerte manifestación contra la investidura de Donald Trump». El hashtag #DisruptJ20 llama a los norteamericanos a lanzar una huelga general ese mismo día. Para el día 21 de enero, los portales auspiciados por Soros invitan también a millones de mujeres a ir a Washington para oponerse al Gobierno de Trump.
Tan desesperadas están las élites y la propia Hillary Clinton que no se dan cuenta de que están empezando a soplar, aunque suavemente, vientos diferentes. Por de pronto, el Senado rechazó la aprobación del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), tan anhelado por los demócratas. El presidente de Francia, François Hollande, no sabe qué hacer después de declarar no hace mucho tiempo que solamente «escuchar el nombre de Trump le produce náuseas». Los de la OTAN están desesperados después de una amistosa conversación telefónica de Vladímir Putin con Donald Trump. Los partidarios de la contención de China están furiosos después del ‘boom’ de simpatía que se produjo en China al salir en YouTube la hija de Ivanka Trump, de cuatro años, recitando los poemas en mandarín de la Dinastía Tang (618-907). Era en realidad un mensaje de Donald Trump a China.
A la vez, hay cambios también en Europa. En Moldavia y Bulgaria, el pueblo eligió a los presidentes partidarios de acercarse a Rusia. En el otro extremo del mundo, en Perú, su presidente incondicionalmente pronorteamericano, Pedro Pablo Kuczynski, ya se pronunció por diversificar los acuerdos comerciales con Rusia y China, dándose cuenta de los cambios que se aproximan a Norteamérica. Realmente nadie sabe lo que pasará y si Trump sobreviviría física o moralmente la guerra declarada contra su figura por el ‘gobierno de sombra’, cuyos partícipes activos son Bill y Hillary Clinton, además de George Soros. Nadie en realidad espera milagros de Trump, solamente un poco de paz y estabilidad económica pues la misma población norteamericana empieza a sentirse cansada de 223 años de guerra durante 240 años de existencia de Norteamérica.
Fuente: https://mundo.sputniknews.com/firmas/201611161064893109-eeuu-trump-elecciones/
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