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Entrevista a Sihem Bensedrine, portavoz del Consejo Nacional por las Libertades en Túnez y redactora jefe de Radio Kalima

«En todas partes hay un esfuerzo desde la base por retomar todas las instituciones que nos habían sido arrebatadas»

Fuentes: Rue89/Swissinfo

Traducido para Rebelión por José Daniel Fierro

La periodista tunecina Sihem Bensedrine, disidente al régimen de Ben Ali lo que le valió -entre otras cosas- para ser encarcelada en varias ocasiones, regresó a Túnez el pasado viernes, 14 de enero, justo antes de que Zine Ben Ali abandonara el país a toda prisa. Portavoz del Consejo Nacional por las Libertades en Túnez y redactora jefe de Radio Kalima, Sihem Bensedrine hace balance de la situación post-revolucionaria, en una entrevista a Swissinfo.ch.

Swissinfo.ch: Suiza ha decidido congelar los fondos del clan Ben Ali que se hallaban en sus bancos ¿Cuál es su reacción? 

Sihem Bensedrine: Felicito a Suiza por esa decisión. E invito a Francia a que la imite y a todos los países implicados. Es la forma más inteligente para los europeos si no quieren volver a tener más tunecinos en situación ilegal. Con este dinero podremos crear más empleos para nuestros jóvenes y que permanezcan en su país, pues los necesitamos. 

Los miembros del anterior régimen anterior presentes en el gobierno son descritos como tecnócratas y hombres respetados ¿Es esa la situación?

No, en absoluto. Por ejemplo, Zouheir M’dhaffer [que dimitió el jueves] fue uno de los diseñadores de las tiránicas instituciones de Túnez. Otro de ellos fue director de la campaña presidencial para Ben Ali.

Lo mismo vale para el ministro de Asuntos Exteriores, Kamel Morgane, otra figura del antiguo régimen a quien también se le pidió su dimisión. Puede ser fácilmente reemplazado por el Secretario de Estado de AA.EE. Éste antiguo embajador es un hombre brillante y honesto.

Este primer gobierno después de Ben Ali representa de hecho la contrarrevolución, la restauración. Al continuar negándose a negociar, en particular con el sindicato UGTT, están favoreciendo la desestabilización. La elección no es mantener a estas personas o hundirse en el caos, todo lo contrario.

¿Pero no hay miedo, al menos en Europa, a un vacío de poder? ¿Carece esto de fundamento?

Lo tranquilizador en Túnez es que tenemos una administración competente y verdaderamente fiel al país. Puede incluso administrarlo si hay un vacío de poder.

También me gustaría elogiar un magnífico fenómeno que se desarrolla desde el martes en las empresas públicas. Los funcionarios han despedido a los directores generales nombrados por Ben Ali y han elegido nuevos jefes. La Administración está en proceso de autodepuración del cancer «benaliniano».

Por su parte, los jueces se reunieron y recuperaron sus locales eliminando a los que ellos denominan «los jueces de Leila», la esposa Leila Ben Ali.

En todas partes hay un esfuerzo desde la base por retomar todas las instituciones que nos habían sido arrebatadas.  

Se habla de 100 mil policías que estaban al servicio del anterior régimen, sin contar a la guardia presidencial y a la política de la policía. ¿Representan a día de hoy un peligro? 

Es el punto negro más difícil de resolver, pues no está tan claro que se les pueda apartar del poder. Pero lo más importante es destituir a los responsables y reemplazarlos por personas competentes al servicio del país, ya que la policía se limitaba a obedecer órdenes. Por eso hace falta alguien de confianza y capacitado para dirigir el ministerio de Interior y no una figura forjada en el anterior régimen.

Al igual que los comités ciudadanos constituidos en los barrios y ciudades de toda Túnez, el ejército ha desempeñado su función de proteger a los ciudadanos de los abusos de las milicias del RCD [partido de Ben Ali] y de los francotiradores de la policía política.

Pero yo le pido al ejército para regrese a sus cuarteles tan pronto como finalice su tarea. Los tunecinos no aceptarían ser dirigidos por los generales.

Este levantamiento ha sido a menudo descrito como espontáneo. ¿Cómo está organizado?

A nivel nacional, la base de la Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT) ha sido el soporte de las protestas. También ha protegido a la gente, evitando los excesos, la violencia o actos terroristas. La resistencia fue organizada en su interior de manera pacífica. La dirección del sindicato, favorable al régimen anterior, ha sido puesta ante los hechos consumados. Y se ha visto obligada a continuar.

La UGTT se encuentra igualmente al frente de las negociaciones para lograr un gobierno realmente comprometido con una transición democrática y no esos representantes de la oposición [tolerada por la dictadura] dispuestos a ocupar un asiento, renunciando a luchar por un cambio democrático digno de ese nombre.

Fuente: http://www.rue89.com/2011/01/20/sihem-bensedrine-la-france-doit-geler-les-avoirs-du-clan-ben-ali-186626