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¿Engañados por segunda vez? De Iraq a Irán

Fuentes: GlobalResearch

Traducido para Rebelión por Anahí Seri

Es un déjà vu. Esta vez, la pandilla de Bush busca la guerra con Irán. Siguiendo una estrategia cautelosamente orquestada, han construido una «amenaza» proveniente de Irán, diseñada para dirigirnos, con engaños, hacia una nueva guerra, cuatro años después de que nos llevaran fraudulentamente a la guerra contra Iraq.

Del mismo modo que hizo con las presuntas armas de destrucción masiva en Iraq, la administración Bush ha proclamado a bombo y platillo que Irán aspira a tener armas nucleares. Sin embargo, la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) no ha hallado pruebas de que Irán esté construyendo armas nucleares. Mohamed ElBaradei, el presidente de la AIEA, dice que hay tiempo de sobra para negociar con Irán.

Bush ha enviado dos portaviones, repletos de cabezas nucleares, al Golfo Pérsico, y hay informes de que se está preparando el envío de un tercero. En apoyo de la afirmación de Bush de que Irán supone un peligro para USA, tres funcionarios usamericanos (cuyos nombres no nos constan) exhibieron con gran ceremonia unos pedazos de metal encontrados en Iraq y afirmaron que Irán los había suministrado para matar a nuestros soldados en Iraq.

Estas «pruebas», o «paquetes», como los denomina Associated Press, hacen que los observadores más reputados pongan cara de póker. «Los funcionarios no ofrecieron pruebas en apoyo de las acusaciones en el sentido de que las ‘más altas esferas’ del gobierno iraní habían autorizado atacar a las tropas usamericanas», dice el Washington Post del lunes.

El New York Times del sábado citaba información recogida de los «informes de interrogatorios» de iraníes e iraquíes capturados durante el reciente asalto a la embajada iraní en el norte de Iraq. Supuestamente, éstos indicaron que por la noche se lleva a Iraq dinero y componentes de armas a través de la frontera iraní. Si es verdad que estas personas efectivamente facilitaron esta información, habrá que preguntarse qué nivel de presión, es decir, torturas, puede haberse aplicado para lograr su cooperación. Recuérdese que el núcleo de las mentiras que hizo Colin Powell en 2003 al Consejo de Seguridad sobre los lazos entre Iraq y Al Qaeda procedía de información falsa obtenida mediante torturas de Ibn al-Shaykh al-Libi.

Cualquier arma iraní que se encuentre en Iraq puede pertenecer al Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq (SCIRI), un grupo de resistencia chií que antes contaba con el apoyo de USA. Podría haber munición armenia antigua abandonada, restos de la guerra entre Irán e Iraq en los años 80. Un antiguo militar usamericano de elevado rango me dijo que no era raro encontrar en Iraq grandes alijos de armas. Mencionó el descubrimiento, en 2004, de 37.000 pistolas usamericanas Colt 45 en un almacén próximo a la frontera iraní del lado de Iraq, probablemente obtenidas «cuando Sadam era nuestro amigo». USA vendió armas a ambos bandos durante el conflicto entre Irán e Iraq.

La estimación de la Inteligencia Nacional de USA, publicada la semana pasada, concluyó que la intervención iraní o siria «no es probable que sea un factor importante para la violencia» en Iraq.

Paul Krugman escribió que incluso en el caso de que Irán estuviera ayudando a algunas facciones en Iraq, «lo mismo se puede decir de Arabia Saudí, quien se cree que constituye una importante fuente de financiación para la insurgencia suní; y son los suníes, no los chiíes apoyados por los iraníes, quienes siguen siendo responsables de la mayoría de las muertes de usamericanos en combate.» De hecho, 15 de los 19 secuestradores del 11 de septiembre eran saudíes. Pero como comenta Krugman, «los estrechos lazos, personales y financieros, de la administración Bush con los saudíes han hecho que se reste importancia las conexiones saudíes con las enemigos de USA.»

Las tropas usamericanas siguen luchando en Afganistán. Y sin embargo, la administración de Bush no se ha quejado de ataques de talibanes en Afganistán que se originan en Pakistán, un país donde consta que existen armas nucleares. Obviamente, la administración Bush está muy a bien con el régimen de Pakistán.

El gobierno de Israel, que también tiene armas nucleares, está echando leña al fuego para favorecer que se invada Irán. El 7 de febrero, el Los Ángeles Times citaba a políticos y generales israelíes que advertían de un «segundo holocausto» si nadie consigue evitar que Teherán se haga con armas nucleares.

A Israel le gustaría comenzar una guerra contra Irán y apoya este deseo con una cita del presidente iraní Mahmoud Ahmadineyad de que habría que borrar a Israel del mapa. Pero se trata de una traducción errónea de lo que dijo. De acuerdo con Juan Cole, catedrático de la Universidad de Michigan, y con analistas de la lengua farsi, Ahmadineyad estaba citando al ayatolá Jomeini, quien dijo que el «régimen que ocupa Jerusalén debe desaparecer de la página del tiempo». Cole dijo que «esto no implica en absoluto una acción militar ni la muerte de nadie». La periodista Diana Johnstone señala que la cita no va dirigida al pueblo israelí, sino al «régimen» sionista que ocupa Jerusalén. «Viniendo de un líder religioso musulmán», escribió Johnstone, «esta opinión se basa sin duda en la oposición al monopolio judío de una ciudad considerada sagrada por los tres monoteísmos abrahámicos.» Irán no ha amenazado con invadir Israel.

De hecho, solamente el 36% de los judíos encuestados en Israel el mes pasado dijeron que pensaban que un ataque nuclear por parte de Irán suponía «la más grave amenaza» para Israel. Los usamericanos coinciden. El 75% quiere que haya negociaciones en lugar de una guerra con Irán.

Y sin embargo, Hillary Clinton, Barak Obama y John Edwards, todos en deuda con el lobby israelí, se apuntan a la peligrosa retórica de Bush sobre Irán.

Sería una absoluta locura emprender una guerra contra Irán. Tres antiguos oficiales usamericanos de elevado rango y una coalición de 13 think tank británicos y grupos religiosos han advertido que una ataque a Irán tendría consecuencias desastrosas.

Bush probablemente no le pedirá al Congreso que le dé la bendición a su guerra contra Irán. Provocará un enfrentamiento y luego afirmará que hay que devolver el golpe. El año pasado, el New York Times documentó una reunión celebrada en enero de 2003 con el Primer Ministro Tony Blair, durante la cual Bush «habló de varias maneras de provocar un enfrentamiento [con Irán], incluida una propuesta de pintar un avión de vigilancia de USA de los colores de las Naciones Unidas con la esperanza de que le dispararan.»

Un ataque nuclear a Irán violaría las obligaciones de USA conforme al Tratado de No Proliferación Nuclear. Cualquier ataque violaría la Carta de las Naciones Unidas. Todos los tratados que nosotros ratificamos pasan a formar parte de la legislación de USA de acuerdo con la cláusula de supremacía de la Constitución. Doce grupos de derechos humanos y jurídicos, europeos, internacionales y de USA han enviado una carta abierta en la que advierten de la ilegalidad de cualquier acción militar ofensiva contra Irán por parte de USA. (http://www.nlg.org/news/statements/Military_Iran_2007.htm )

El Congreso se ha hecho un lío con el asunto de la resolución no vinculante sobre Iraq. Si nuestros representantes electos respondieran ante su electorado y no al amedrentamiento orquestado por la pandilla de Bush, le harían frente y aprobarían una enmienda que prohibiera la acción militar contra Irán.

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=viewArticle&code=20070213&articleId=4774

Marjorie Cohn es catedrática en la Thomas Jefferson School of Law, presidente de la Asociación Nacional de Abogados, y representante de USA en el comité ejecutivo de la Asociación Americana de Juristas. Su último libro, Cowboy Republic: Six Ways the Bush Gang Has Defied the Law, se publicará en junio.

Anahí Seri es miembro de Rebelión.