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Nigeria

Entre el activismo y el gobierno

Fuentes: Fundación Sur

La historia cuenta lo que le sucedió al antiguo jefe de Estado de un país africano cuando una vez visitó el Reino Unido. Nada más llegar a Londres, vio the Tube, los trenes de cercanías subterráneos, y le gustó. De inmediato, le dijo a su equipo que a su regreso iba a facilitar aquellas instalaciones […]

La historia cuenta lo que le sucedió al antiguo jefe de Estado de un país africano cuando una vez visitó el Reino Unido. Nada más llegar a Londres, vio the Tube, los trenes de cercanías subterráneos, y le gustó. De inmediato, le dijo a su equipo que a su regreso iba a facilitar aquellas instalaciones a su pueblo.

En cuanto llegó a su país, llamó al ministro de Transporte y le recordó la necesidad de emprender cuanto antes el programa ferroviario. El ministro le recordó a su vez a Su Excelencia que no había presupuesto para ponerlo en marcha en el presente ejercicio económico. Eso enfureció a Su Excelencia. «¿Qué quieres decir con que no hay presupuesto? ¿El país está en quiebra?» – bromeó un tanto enfadado. Antes de que el ministro pudiese pronunciar palabra, Su Excelencia le pidió que subiera al coche y se fueron directos al Banco Central. Cuando llegaron al Banco Central, Su Excelencia ordenó al gobernador abrir el portabultos. Una vez abierto, se toparon en abundancia con auténticos fajos de dinero, una auténtica casa de la moneda. Su Excelencia se dirigió una vez más al ministro y le preguntó: «¿Qué quieres decir con que no hay presupuesto? ¿Acaso no es esto dinero?». Con el portabultos aún abierto, Su Excelencia señaló al centro y le dijo al ministro: «A partir de aquí, todo el dinero que está a la derecha será para el ferrocarril». Esperemos que no te estés preguntando si el programa se puso en marcha o no, pues realmente no hay forma de saberlo. Todo lo que sabemos es que Idi Amin Dada – mariscal de campo, general, catedrático, doctor – murió hace mucho tiempo. Además, estamos seguros de que Uganda no cuenta con metro alguno a día de hoy.

Sin las debidas limitaciones, muchos políticos prefieren comportarse como ese jefe de Estado africano. En la mayoría de los casos, dichas personas están movidas por el espíritu altruista de comenzar cuanto antes con todas las promesas electorales. De todos modos, la postura de la ley permanece invariable: hagas lo que hagas, debes seguir el proceso correspondiente. No te puedes saltar la ley, incluso cuando tus intenciones son más claras que el agua.

Y en seguida, nuestro Camarada ya está involucrado en ilegalidades y en presuntas ofensas contra nuestro sistema legal. A modo de ejemplo, haciendo caso omiso de las disposiciones del artículo 121 de la Constitución de 1999, aún no ha presentado el proyecto de ley de asignación de 2009 a la Cámara de Representantes del Parlamento. Para evitar cualquier tipo de duda, el artículo 121 de la Constitución establece lo siguiente: «El gobernador deberá preparar y presentar, ante la Cámara de Representantes del Parlamento cuando sea necesario y antes del comienzo de cada ejercicio económico, los presupuestos de ingresos y gastos del Estado para el siguiente ejercicio económico. Los asientos de los gastos que figuran en los presupuestos deberán incluirse en el proyecto de ley, denominado proyecto de ley de asignación. Estos vienen estipulados a tal efecto a partir de las cantidades del Fondo Consolidado de Ingresos del Estado, indispensable para satisfacer el gasto y la asignación de dichas cantidades para los propósitos descritos en el proyecto».

Sí, somos conscientes de que se integró en el equipo a final de año, el 12 de noviembre de 2008 para ser más exactos. Una vez más, esto seguiría siendo irrelevante si hubiese hecho el juramento el mismo 31 de diciembre. Ahora bien, los requisitos de la ley deben cumplirse. Por un lado, el Gobierno es un proceso continuo; y, por otro lado, un presidente veterano habría conformado un gabinete fantasma para trabajar paralelamente mientras el proceso de recaudación de fondos estuviera en marcha, de modo que nada le hubiese pillado por sorpresa.

La Constitución ofrece un marco muy liberal que permite asignaciones suplementarias en caso de que las disposiciones de la ley de asignación sean insuficientes, o en caso de que se agrave una necesidad por algún gasto para el que no se haya designado ninguna disposición en dicha ley. El artículo 122 de la Constitución de 1999 ofrece una válvula de escape para aquellos casos en los que no se hayan aprobado los proyectos de ley de asignación al comienzo del ejercicio económico. En cualquier caso, el hecho es que el proyecto de ley debe presentarse ante la Cámara de Representantes del Parlamento del Estado antes del inicio del ejercicio económico.

El mañana aún no ha visto la luz, y el ayer ya está sumido entre las sombras. Sin duda, resulta loable el programa para el alivio de la pobreza y la capacitación de la juventud. No obstante, el gobierno de Oshiomhole* está dando palos de ciego al intentar contratar a gente para trabajos que todavía no existen. Aun no se han creado esos 10.000 puestos de trabajo. Por así decirlo, el Gobierno está intentando hacer algo con nada. La cuestión es la siguiente: ¿qué va primero: crear los puestos de trabajo o contratar a gente para esos puestos?

En lo que parece se está convirtiendo en algo habitual, debe estar tomándole el pelo a todo el mundo para aparentar estar ocupado. Ocupado en hacer algo inútil. Para los que están en paro, el índice de desempleo es del 100 %. Llegamos a oír que, directa o indirectamente, se mandaron cerca de un millón de solicitudes. El comité intentó controlar las solicitudes mediante la emisión de un número considerable de éstas; pero, en cuanto las sacaron, las fotocopiadoras se pusieron manos a la obra, lo que dio lugar a una especie de implosión. He aquí que la gente está ahora verdaderamente expectante por trabajos que no existen.

En cuanto al activismo, que básicamente alcanza la tribuna en los ámbitos electorales, siempre puedes prometer el oro y el moro. Ahora bien, en cuanto llegas al Gobierno todo cambia. Esto ocurre cuando caes en la cuenta de cómo es realmente todo una vez dentro. Así, por ejemplo, te das cuenta de que la Cámara de Representantes del Parlamento existe para poner freno a tus excesos.

Para que despegue cualquier programa esencial de la política pública, el Parlamento debe tomar dos medidas positivas al respecto: en primer lugar, autorizar el programa; y, en segundo lugar, asignar los fondos necesarios para su consecución. Hay una diferencia entre los proyectos de ley que autorizan los programas y aquellos que asignan fondos: el primero incluye una intención legislativa o permiso para crear el programa y emplear una cierta cantidad de dinero a lo largo de un periodo de tiempo; mientras que el segundo ofrece fondos anuales para que éste sea operativo. Esto significa que, si algún programa fuese a ver la luz, el Parlamento debe estar en el panorama justo desde el comienzo, puesto que el Parlamento es el encargado de crear los puestos de trabajo y el Ejecutivo de contratar a la gente para esos puestos. El Ejecutivo no puede contratar a nadie invacuo.

Una vez más una autorización no garantiza la asignación automática, puesto que podría haber condiciones económicas y un cambio en las prioridades del Gobierno, lo que podría dar lugar al cese o, incluso, a la finalización total de los planes debidamente autorizados. En el supuesto de que dieran luz verde a nivel legislativo al programa de alivio de la pobreza y capacitación de la juventud, entre la aprobación y la ejecución final, pueden ocurrir muchas cosas que impidan su total puesta en marcha.

El Gobierno de Oshiomhole debe ahora recurrir a la Cámara de los Representantes del Parlamento para buscar las correspondientes aprobaciones reformativas si realmente desea la realización del programa. Hasta entonces, el archivo para dicho programa debe clasificarse valientemente bajo las siglas K.I.V. (de la expresión inglesa Keep in view, no perder de vista).

Nos dicen que, en la actualidad, el 10% de la cuota del gobierno local se descuenta para financiar en parte el programa. Esto es el colmo de la ilegalidad, puesto que al hacer este tipo de deducciones el gobierno estatal ha empleado el poder que ostenta más allá de sus facultades legales de acuerdo con la Constitución. Llegados a este punto, todo lo que puede hacer el gobierno estatal es encontrar formas para animar a los concejales del gobierno local a gastar su dinero en planes de desarrollo que sean significativos en lugar de sustraerles dichos fondos.

El gobierno de Oshiomhole no puede acercarse al capital con las manos manchadas. Tampoco puede conseguirlo en los tribunales para intentar recuperar las deducciones ilegales de sus asignaciones a través del gobierno federal y, aquí en casa, las deducciones ilegales de sus asignaciones están ahogando a los concejales del gobierno local. Y es que lo que es bueno para el gobierno estatal lo es también para el gobierno local.

Todo programa de gobierno debe planearse cuidadosamente y consumarse de forma adecuada. La mayoría de los presidentes de renombre son hombres de pocas palabras; de lo contrario, te encontrarías en graves problemas a cada contratiempo. En sus primeros treinta minutos en la presidencia, nuestro Camarada cortó las principales arterias sobre las que prosperaron los ingresos que los gobiernos local y estatal generaron de forma interna. El daño estaba hecho por culpa de unas simples palabras durante su discurso inaugural: «Cualquier emisión de abonos y tickets quedan derogada». Y obtuvo una ovación abrumadora. Eso es activismo. No obstante, en lo que se refiere al gobierno, el Departamento de Ingresos Internos del Estado y los concejales del gobierno local, que dependían de los ingresos de los aparcamientos, los impuestos de saneamiento medioambiental, etc., no se han recuperado (y puede que nunca lo hagan) de semejante declaración. Desde entonces, cada vez es más difícil distinguir las recaudaciones ilegales de los verdaderos impuestos gubernamentales.

Entre la idea y la realidad,

Entre el movimiento y el acto,

Entre el activismo y el gobierno,

yace la sombra.

 

 

Traducido por Ruth Zenaida Yuste Alonso para Fundación Sur

*Adams Oshiomhole es el gobernador del estado de Edo, de Nigeria, desde 2008, por el Partido Action Congress.