La escalada de Obama es la última en una larga lista de desilusiones. La indecisión respecto a aceptar o no el golpe militar en Honduras, ha disminuido la confianza de Latinoamérica. La solución económica de salvar a Wall Street (la bolsa de valores) ha dejado a los pobres, los desempleados, las minorías y los estudiantes […]
La escalada de Obama es la última en una larga lista de desilusiones. La indecisión respecto a aceptar o no el golpe militar en Honduras, ha disminuido la confianza de Latinoamérica. La solución económica de salvar a Wall Street (la bolsa de valores) ha dejado a los pobres, los desempleados, las minorías y los estudiantes universitarios, solos para que se las arreglen como puedan. Y ahora viene la decisión de aumentar la escalada militar en Afganistán y Pakistán, algo que pone en riesgo su agenda doméstica, su base Demócrata, e incluso, quizás, su presidencia.
El pragmatismo de su decisión es transparente. Satisfacer a los generales con el envío de 30,000 tropas más. Satisfacer al pueblo y al movimiento pacifista con un itinerario para comenzar la retirada de esas mismas tropas, sin itinerario fijo para la totalidad de la retirada.
El itinerario de Obama para el aumento propuesto por él, respecto al aumento del ejército afgano, es exactamente igual al de 18 meses, que presentara Petraeus para el aumento en Irak.
Vivir por ver. Para dejar las cosas claras: apoyaré a Obama a toda costa contra Sarah Palin, Lou Dobbs o cualquier otro portador de trinchante de la era anterior a Obama, pero no usaré su pegatina hasta tanto no se haya llevado a cabo la estrategia de retirada hasta el final.
Por ahora, la lucha continúa.
Esto no es como el conflicto anterior con Bush y Cheney, blancos fáciles de ridiculizar. Ahora esta es una guerra huérfana que tiene a un abogado persuasivo, un hombre de palabra fácil, que estará intentando convencer desde el centro de los liberales, alguien que quiere recobrar su base Demócrata.
El movimiento anti bélico tendrá que solidificar su apoyo por parte de los dos tercios de demócratas que hasta el momento ponen en duda esta Guerra. Continuando el análisis hecho por el periódico The Nation, y el video rethinkafghanistan.com de Robert Greenwald, jugarán un gran papel. La opinión publica tendrá que ser un factor cada vez mayor en las mentes de los congresistas, donde la resolución del representante Jim McGovern a favor de un itinerario de retirada [HR 2404], cuenta con 100 co-patrocinadores y la propuesta más fuerte de la representante Barbara Lee, que propone eliminar cualquier financiamiento para una escalada [HR 3699] ahora tiene 23 co-patrocinadores.
Preguntas políticas claves para el futuro inmediato son, si el representante David Obey, jefe del Comité de Apropiaciones de la Cámara, se opondrá al financiamiento de Afganistan sin un aumento de los impuestos, o si lo dicho hasta ahora es solo palabrería, y si el senador Russ Feingold se presentará por fin con una legislación para un itinerario de retirada.
Más allá de la persuasión publica y ejercer presión sobre el Congreso, los activistas seguro que van a estar en las calles de sus barrios y precintos en los años venideros. El movimiento anti bélico tiene cierta palanca, sustentada en las dudas actuales en las mentes de los votantes y los expertos en política, y la disidencia potencial dentro del propio flanco de Obama. La participación de los demócratas aumentó en un 2.6 por ciento en el 2008, en comparación con el 2004, mientras que el voto republicano cayó en un 1.3 por ciento. En el 2008 votaron veintidós millones de jóvenes más que en el 2004. Las energías sin precedente de esta juventud, que de manera voluntaria donaron su tiempo, su dinero y sus esperanzas, podría desvanecerse para el año 2012, si no antes.
Aun más, el movimiento anti bélico estará estrechando su alcance global en la medida en que Obama busque extraer más tropas y concesiones de parte de las tropas de la OTAN. La oposición es particularmente fuerte en el Reino Unido, Canadá, Alemania y Francia. Cuando Obama acepte su premio Nobel en Oslo el 10 de diciembre, puede que se enfrente a decenas de miles de manifestantes.
Añadirle de 30-35,000 tropas norteamericanas a la Guerra aumentara la cifra de muertos por encima de 1000 más para el 2011 durante la presidencia de Obama, sumado a esto están los 750 que murieron durante Bush. El número de heridos está subiendo cada día mas, con 300 contados durante los últimos tres meses. Las bajas civiles están por encima de las cifras reales, según informes de las Naciones Unidas y su misión en Afganistán. Los costos presupuestarios crecen a razón de $75 mil millones por año y puede convertir esta en otra guerra de millones de millones.
Los albatros del gobierno de Karzai amenazarán cualquier plan de expandir rápidamente la policía y el ejército de Afganistán, divididos ellos mismos en líneas sectarias. En 2005, el régimen de Kabul alcanzó el lugar 117 en la lista elaborada por Transparencia Internacional; para este año obtuvo el lugar 176. [Revista del NYT, 9 de agosto, 2009]
Existen alternativas. Existen evidencias de que los talibanes afganos están buscando un acuerdo de paz sin «refugio» para Al Qaeda.
También hay una declaración con fecha 11 de octubre, 2009 hecha por Gulbaddin Hekmatyer de Hezb-I-Islam Afganistán, líder muyahidín y antiguo primer ministro en los años 90, financiado entonces por la CIA. Sin haberse reportado nunca en los medios estadounidenses, la carta propone una «honorable estrategia de retirada», que incluye:
-reubicación de las tropas occidentales fuera de las ciudades afganas, además de «un itinerario lógico y práctico» para la retirada.
-transferencia de poder a un gobierno interino independiente de las partes actualmente en pugna.
-nuevas elecciones bajo una comisión electoral independiente.
-liberación de los presos políticos.
-la posibilidad de unas fuerzas de paz provenientes de países islámicos neutrales.
-y, de mayor importancia para el programa de Obama, el documento declara: «Hezb-I-Islami está preparado para discutir la retirada de todos los combatientes extranjeros [no afganos, sean fuerzas occidentales, o insertados por los muyahidines]. Le aseguramos a todas las partes que estamos de acuerdo en que ni los combatientes insertados con los muyahidines, ni las fuerzas militares extranjeras, sean autorizadas a permanecer o a establecer bases militares o campos de entrenamiento en Afganistán.»
Sin embargo, en lugar de perseguir un acuerdo político en Afganistán, sin cabida para Al Qaeda, la estrategia de los EEUU es perseguir la misma meta con más derramamiento de sangre, dejando a Afganistán en algún punto entre la Edad de Piedra y las cenizas. Lo que resulta obsesivo acerca de este enfoque, es el hecho de que ya no haya más refugio para Al Qaeda en Afganistán, lo que significa que las tropas estadounidenses allí, están combatiendo a los insurgentes afganos en su propio país. Sin embargo, si su herramienta principal es un martillo, como dice el dicho, todos los problemas parecen ser clavos.
La guerra claramente se está desviando hacia Pakistán, un conflicto mucho más clandestino y peligroso que están conduciendo los operativos secretos estadounidenses y por. Los objetivos son dobles: [1] eliminar a los talibanes afganos de su enclave en Quetta, en lugar de negociar con ellos, y [2] valerse de asesores y de aviones teledirigidos estadounidenses desde el aire para impulsar al ejército pakistaní hacia una guerra en contra de los talibanes en territorio pakistaní, y a otros insurgentes ahora en las zonas tribales, empobrecidas y sin representación en las instituciones de Pakistán. Hasta el momento lo que este enfoque ha provocado es una aguda expansión de ataques violentos y explosiones suicidas por toda la región. El temor a un Pakistán desestabilizado con montones de armas nucleares, podría llevar a los asesores de Obama a presentar muy pronto ante el Presidente, un escenario más apocalíptico que cualquier otra cosa hasta el momento, si es que no lo han hecho ya.
Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2009/12/03/hora-quitar-pegatina-obama-carro/