Dan Jones, miembro de la Universidad de los Pobres entrevista a Ben Wilkins, director de Raise Up the South. La entrevista ha sido editada para mayor claridad.
Dan Jones: ¿Qué es Raise Up?
Ben Wilkins: Raise Up es una organización de trabajadores, para ser exactos un sindicato, pero no un sindicato tradicional en el sentido en que lo conocemos en los Estados Unidos. Es una organización que une a los trabajadores de bajos ingresos: personas que trabajan principalmente en trabajos del sector servicios, sobre todo en establecimientos que ofrecen comida rápida, la industria de cuidado prolongado, como hogares de ancianos y atención médica domiciliaria, y la venta minorista. El sindicato abarca otras industrias también, pero esas son las tres principales.
Raise Up ha existido desde 2013; realmente hacemos dos cosas básicas. Construimos secciones regionales o por toda la ciudad de estas amplias asambleas u organizaciones de trabajadores de bajos ingresos y nos organizamos en el lugar de trabajo de una manera orientada a la acción directa. Algo que probablemente nos diferencia es el enfoque sureño de nuestro trabajo, pero también el compromiso de unir las luchas económicas con las luchas políticas y tratar de ampliar la concepción de lo que significa ser un sindicato. Por “luchas políticas” no me refiero solamente a las elecciones. Me refiero a la lucha por una visión completamente nueva de cómo funciona la sociedad, en lugar de solamente mejoras en temas individuales como salarios o beneficios.
DJ: ¿Podría decir un poco más acerca de por qué esa es la base que ustedes organizan? ¿Por qué trabajadores con salarios bajos?
BW: Los trabajadores de bajos ingresos son increíblemente fundamentales, y cuando se habla de la mano de obra, son la fuerza social que puede transformar fundamentalmente este país. La posición de las personas que trabajan en lugares como McDonald’s, hogares de ancianos y Amazon y Walmart implica que de verdad ellas son ese tipo de fuerza social nueva e inquietante de la que habló el Dr. King: la sección más pobre, más explotada y desposeída de la población. Y creo que ese es realmente el sector de la población que fundamentalmente puede cuestionar toda la organización de la sociedad y todo el sistema. Y por eso es fundamental organizar a ese grupo.
Cuando pensamos en quién puede tener un impacto decisivo, no sólo aprovechando su poder en el trabajo sino también transformando a toda la sociedad, en nuestra opinión, son los trabajadores con salarios más bajos, los trabajadores más pobres de la economía. Esa es la fuerza social que puede transformar el país.
En términos de la fuerza laboral en este país, la tendencia ha sido una reducción bastante grande del empleo en la industria de manufactura. Y ha habido todo este crecimiento de estos trabajos de servicio. Y así, partes de la existencia humana cotidiana que a lo largo de la historia del capitalismo estuvieron fuera de la esfera de la actividad rentable, como preparar comida y cuidar a los ancianos, todo eso se mercantilizó. Y es realmente esa fuerza laboral de bajos salarios la que está haciendo ese trabajo en lugares como McDonald’s. Sólo el hecho de que algo como el cuidado infantil o de ancianos sea ahora una actividad mercantilizada, creo que dice mucho sobre los últimos 50 años de nuestra historia en este país. Y hay personas que están haciendo ese trabajo, y esos son realmente los trabajadores de bajos ingresos.
Otro punto crítico sobre los trabajadores de bajos ingresos es que creemos que es muy importante que se desarrolle una alianza entre los pobres y los trabajadores del Sur Global y los trabajadores y los pobres de este país. Y creo que hay una conexión más íntima entre, digamos, un trabajador de atención domiciliaria o un trabajador de comida rápida, con personas en Sudáfrica, Brasil e India, y todos los lugares donde ocurren estas luchas realmente críticas. Y ese tipo de conexión es importante para nosotros.
Y es que también los trabajadores de bajos ingresos no tienen nada que perder más que sus cadenas. Tienen menos que perder y más que ganar con una reconstrucción fundamental de la sociedad. En mi experiencia, las ideas de la clase dominante en este país son más débiles entre la gente pobre y los trabajadores con salarios bajos. La mayoría de la gente pobre tiene ideas bastante radicales. Y son contradictorios: hay mucha influencia del racismo y de otras ideas que van en contra de los intereses de los trabajadores. Pero también, hay un terreno mental realmente fértil entre los pobres, para hablar de una reconstrucción total de la sociedad. Los trabajadores con salarios bajos también son un grupo mucho más multirracial, que tiende a tener una mayor proporción de trabajadores negros, trabajadores rurales y trabajadores del Sur, y trabajadores inmigrantes.
Es solamente el grupo más grande también, si estás hablando de la mano de obra. Incluso a pesar de todas las victorias que ha tenido la lucha por $15 en términos de aumento de salarios, un tercio de todos los trabajadores todavía gana menos de $15, y ese porcentaje es mucho más alto en el Sur. Y $15 ya ni siquiera es realmente el mínimo necesario: cuando hablamos de lo que es un salario digno, es más como $20 o $25. La mayoría de las personas que trabajan obtienen salarios realmente bajos y hacen estos trabajos en el sector de servicios. Entonces, sólo en términos de números, también es el grupo más importante.
DJ: Habiendo identificado esa base, ¿podría decir por qué desarrollaron este enfoque de organización que combina la coordinación en lugares de trabajo individuales con la organización en el vecindario y en toda la ciudad? ¿Se deriva ese enfoque de la organización de este grupo particular de trabajadores?
BW: Esa es probablemente el tema que más me gusta discutir. Nuestro enfoque realmente fluye de ese grupo particular de trabajadores. Es interesante leer a los teóricos del pasado sobre la cuestión sindical: un punto que muchos pensadores han señalado es que la formación de sindicatos en la sociedad capitalista realmente refleja la economía y el proceso productivo. Y así, en una sociedad de fabricación, se tenía estos centros de producción industriales realmente masivos, y los sindicatos se construyeron para reflejar eso.
Entonces, la forma en que construimos nuestra organización es realmente un reflejo de las condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores de comidas rápidas y de cuidados. Y lo que quiero decir con eso es que, para un miembro promedio de nuestro sindicato, su relación con su empleador no es fundamental. Es su relación con la lucha para supervivencia, y trabajar como parte de eso. La gente está trabajando en McDonald’s una semana, Amazon la próxima semana, Walmart la próxima. A veces literalmente semana tras semana teniendo diferentes trabajos. Y las industrias están diseñadas de esa manera. Es parte del desarrollo neoliberal, crear este tipo de fuerza laboral extremadamente elástica y flexible, con altos niveles de desempleo y precariedad.
Por lo tanto, realmente no tiene sentido crear un sindicato tradicional, es decir, una unidad basada únicamente en el lugar de trabajo o en el empleado que esté negociando con un empleador sobre salarios y condiciones de trabajo. Creo que eso funciona en muchos lugares, como un sistema escolar o un gran hospital, donde hay personas que trabajan allí durante años y años. Pero en realidad no refleja el tipo de condiciones y las circunstancias de estos trabajadores y si nos organizamos de esa manera, tendríamos constantemente esta rotación de miembros. Entonces, parte de esto es solo una especie de sentido práctico de cómo nos mantenemos en contacto con los trabajadores, y no podemos mantenernos en contacto con la gente si solo nos organizamos en un lugar de trabajo.
Y hay una tradición muy fuerte de lo que el Reverendo Nelson Johnson en el Centro Comunitario Amado llama sindicalismo comunitario, que es un término que me gusta, u otros han llamado sindicalismo político o de movimiento social. Y esa tradición se rompió después del período de la Guerra Fría. La gente habla de la década de 1930, pero incluso a mediados o finales de la década de 1940 hubo estos levantamientos realmente increíbles y significativos de trabajadores industriales. Y en muchos lugares, millones de trabajadores se declararon en huelga después de la guerra y hubo este tipo de militancia económica realmente sustancial y espontánea entre los trabajadores. Estaba profundamente conectado con esta tradición. Es importante que la gente lea Civil Rights Unionism, de Robert Rodgers Korstad, para comprender este concepto: Construían la organización sindical, con base en la fábrica, pero que era mucho más que eso.
Uno de los mejores ejemplos sureños de eso fue el sindicato de trabajadores del tabaco en Winston-Salem. Allí estaba este sindicato interracial de trabajadores tabacaleros en Carolina del Norte en la década de 1940. Estos eran trabajadores muy pobres, dirigidos principalmente por mujeres negras. Pero también tenían una base de miembros realmente sustancial de trabajadores blancos. Con los estereotipos de “blancos pobres”, no necesariamente esperaría esto, pero fue increíblemente poderoso. Y la organización trataba de ganar mejores salarios y todo eso, que era el elemento fundamental, pero luego construir a partir de ahí un proyecto político que trataba de cambiar toda la estructura de la sociedad: un cambio político, social y económico de gran alcance.
Ese tipo de sindicalismo fue absolutamente inaceptable para la élite gobernante en la época posguerra, y fue aplastado a través del mecanismo del Terror Rojo y el macartismo y estas purgas masivas. Otro buen ejemplo es el sindicato International Harvester, el sindicato de equipos agrícolas en Louisville, Kentucky. Ahí es donde se politizó la líder de los derechos civiles Anne Braden. Era otro sindicato dirigido por la izquierda que tenía poderosos objetivos políticos y que estaba construyendo la unidad multirracial entre los trabajadores. Y también fue aplastado. El propósito de las purgas y el aplastamiento de esos sindicatos era realmente abrir una brecha entre el movimiento económico y el movimiento político.
Ha habido muchos esfuerzos importantes para reunir esas dos piezas de la lucha, pero esta restricción sobre los sindicatos realmente ha persistido en el movimiento laboral desde esos días. No ves sindicatos, por ejemplo, tomando una posición sobre la guerra, que es algo que los sindicatos solían hacer todo el tiempo. Y hay todo tipo de otros ejemplos como ese: no tomar posiciones sobre temas políticos “controversiales”.
Mucho de lo que hemos estado haciendo en la Campaña de los Pobres: Llamado Nacional para un Renacimiento Moral es en realidad tratar de revivir esa tradición; no es que fuera perfecta, sino revivir esa tradición de una unión que se compromete con lo económico, lo político y las luchas ideológicas.
DJ: Usted señaló que a lo largo de toda la historia del movimiento laboral, y del movimiento sindical en particular, ha habido estas diferentes polaridades en torno al propósito del sindicato: lograr éxitos básicos, organizarse para negociar mejores condiciones y un mejor nivel de vida por parte del empresario, frente a gente que siempre ha visto a los sindicatos ligados a una lucha política. Y también habló sobre algunas de las novedades sobre la organización laboral en este período, con trabajadores de bajos salarios: ¿Ese cambio en la sección de trabajadores en la que se enfoca y en cómo el sindicato tiene que organizarse también afecta la forma en que reúne a los trabajadores, luchas económicas con la lucha política?
BW: Todo lo que acabo de decir sobre por qué organizamos a los trabajadores de bajos salarios es cierto. Pero surge una pregunta: “¿Dónde está la fuente de poder?” Y creo que hay una forma muy tradicional de hablar sobre el poder de los trabajadores que todavía se escucha: el poder en la fase de producción y la capacidad de detener la economía. Es una pregunta real e importante con la que realmente lidiar: ¿Cómo ejercen poder los trabajadores de la comida rápida, cómo lo hacen los trabajadores de cuidados? Realmente no podemos hacer algo como la huelga de brazos caídos de Flint que fue parte del movimiento CIO hoy, a pesar de que fue una lucha increíble e importante. Hay algunos sectores de la economía donde cosas como esa son muy posibles, pero lo que estamos tratando de construir es una forma de poder mucho más amplia que no se trata tanto de la planta de producción o de detener embotellamientos. Hay algunos cuellos de botella, pero hay una disminución de su papel, al menos en los EE. UU. Entonces tenemos que pensar en ejercer el poder de una manera mucho más amplia e integral.
Hay una apertura real para construir una nueva concepción de lo que significa ser un sindicato, específicamente entre los trabajadores de bajos salarios. Y especialmente en el sur, suena un poco raro, pero hay una gran oportunidad porque no hay mucha estructura sindical preexistente allí, aunque hay un movimiento vibrante entre los que están sindicalizados, y la tradición de la lucha de los trabajadores en lugares como Carolina del Norte sigue viva. Hay muchos menos sindicatos en la mayor parte del sur que en el resto del país: en Carolina del Norte, el 2.6% de los trabajadores están en sindicatos. En Carolina del Sur, es 1.7%. Y en Alabama, es del 5.9 %, y eso es alto para el Sur. Así que es un terreno nuevo y creo que las posibilidades son infinitas para construir algo nuevo.
Me hace pensar en lo que hemos dicho a menudo sobre algunas de las organizaciones de personas sin hogar, que es que en esta lucha por la vivienda y por el derecho a no quedarse sin hogar, la gente se enfrenta inmediatamente al estado. Entonces tienes algo que se puede llamar una lucha económica en torno al nivel de vida de las personas, pero en realidad pone a las personas inmediatamente en una lucha política y requiere organización política. Debido a la erosión estructural de las fuentes tradicionales de poder de los trabajadores, una organización sindical o sindical tiene que rayar cada vez más en una organización política de los pobres para poder ejercer cualquier tipo de poder.
Estoy de acuerdo con eso, y todavía creemos en el poder de organizarse en torno a la cuestión del trabajo. El trabajo es una actividad fundamentalmente humana, y está totalmente degradada en esta sociedad. Realmente hemos vistoesto revelado con la pandemia de COVID-19: las personas que hacen el trabajo más importante son las más irrespetadas, las más degradadas, las más pobres. Estábamos haciendo esta capacitación en Atlanta para nuevos organizadores y estábamos hablando de trabajo. Y yo pregunté: “¿A quién le gusta cocinar?” Y a mucha gente le gusta cocinar. Pero no cuando trabajas en McDonald’s, entonces ya es insoportable. Eso es algo simple, pero creo que es realmente importante: construir una nueva visión de cómo sería el trabajo digno. El Dr. King habló muy elocuentemente sobre eso.
Está el desarrollo de todas estas tecnologías que ahorran mano de obra: eso es obviamente un hecho económico realmente crítico. Pero por otro lado, se podría argumentar que hay una escasez masiva de trabajadores y mano de obra en este país, o dicho de otra manera, hay mucho más trabajo por hacer para que Estados Unidos sea una sociedad decente que valora a los seres humanos. Necesitamos millones de trabajadores de cuidado infantil, necesitamos millones de maestros, necesitamos millones de trabajadores en todos estos trabajos críticos, pero la sociedad no los valora. ¿Cómo sería construir un movimiento laboral que diga, necesitamos trabajo digno para todas las personas, porque es una parte muy importante de ser un ser humano? Ese es el tipo de movimiento obrero que hay que crear. Y no se trata solo de ganar concesiones de los patrones. Se trata de pensar en el papel del trabajo en la sociedad de una manera completamente nueva.
DJ: Mencionó el entrenamiento en Atlanta, que es parte de la expansión que está llevando a cabo Raise Up en este momento. Y antes habló sobre el terreno fértil y relativamente abierto en el sur. ¿Cuáles son las otras razones por las que su organización se centra en el Sur? Se está expandiendo más allá de Carolina del Norte en este momento, pero no se está expandiendo a California, Michigan o Nueva York; se está expandiendo a Carolina del Sur, Georgia y Alabama. ¿Por qué?
BW: A lo largo de la historia de Estados Unidos, el Sur ha sido el eje del desarrollo político estadounidense. Y creo que ese sigue siendo el caso, incluso si se ve diferente ahora que hace 150 años. La mayoría de las fuerzas y trabajadores progresistas y de izquierda se han desarrollado y construido en las costas y el noreste, y hasta cierto punto en el Rust Belt. Pero creo que la historia nos enseña que los movimientos de masas en el Sur son realmente los que catalizan una amplia transformación social a nivel nacional. Y eso ha sucedido una y otra vez. Ocurrió durante la Reconstrucción. Ocurrió en la década de 1960. No podríamos imaginar todos los movimientos de los años 60, no solo el Movimiento por los Derechos Civiles, sin que ocurriera el boicot a los autobuses de Montgomery. Y por otro lado, el Sur es el cimiento de la reacción en este país. Todo lo que tienes que hacer es mirar la composición del Congreso, y la composición del electorado y de dónde vienen las políticas antipopulares más regresivas. No solo hoy, sino retrocediendo en la historia. Así que esa es la contradicción: por un lado, es esta base de reacción, pero dentro de eso es el terreno más fértil, creo, para hacer un cambio transformador realmente amplio.
En este momento hay un compromiso auténtico de construir algo en el Sur, de construir poder político en el Sur, hablando en general, en todo el medio progresista. Y va a ser bastante significativo. El viejo Sur realmente ya no existe. Y hay un nuevo Sur que ha surgido, pero superpuesto a muchas de las viejas contradicciones. Existen estas grandes áreas metropolitanas que se ven exactamente como cualquier otra gran área metropolitana del país, y ese no solía ser el caso. El sur era un lugar muy agrícola. Charlotte, Carolina del Norte es un gran ejemplo. Está totalmente dominado por las finanzas y la tecnología, principalmente las finanzas. Raleigh-Durham está muy dominado por la tecnología y la educación superior. El Partido Demócrata está en el poder en esos lugares.
Y luego está esta fuerza, atrayendo el apoyo de las capas medias, con el racismo blanco y la política reaccionaria del ala extremista del Partido Republicano, que todavía tiene un control muy estricto del poder. Son los descendientes políticos de los Dixiecrats y del poder esclavista que se remonta a los años 1700 y 1800. Y esa es la base de poder del trumpismo y de todas estas fuerzas republicanas de extrema derecha, que están en el poder a nivel estatal. Y el sistema constitucional de este país ha creado esta situación en la que esas personas pueden ejercer todo este poder sobre las áreas metropolitanas. Entonces, en un lugar como Carolina del Norte o Georgia, existen estos gobiernos estatales increíblemente regresivos, pero también existen estas ciudades masivas donde la población es más demócrata, para hablar en términos de partidos principales.
Nuestro objetivo en Raise Up es fundamentalmente diferente de los objetivos de los diferentes lados del capital en este momento. El objetivo por un lado es un Sur dominado por la tecnología y las finanzas. El objetivo por otro lado es un Sur dominado por las industrias militares y extractivas, con una base de poder racista blanca.
Nuestro objetivo es obviamente un poco diferente a cualquiera de esos. Hay una tercera fuerza, que en realidad son los pobres y la clase trabajadora, y está desorganizada. Y ese grupo no ha podido construir un poder significativo. Hay una gran oportunidad de hacerlo. Esa es la fuerza social que en su mayoría no tiene voz. Ha habido esfuerzos: Moral Mondays (Los Lunes Morales), la Campaña de los Pobres y muchos otros movimientos están trabajando para lograrlo, y estamos tratando de hacerlo. Pero si somos honestos, ninguno de nosotros tiene un poder realmente serio en este momento. Pero la oportunidad de construir esa fuerza social es tremenda y realmente sacudiría el barco.
Esa es otra cosa que ha sido un poco inesperada sobre Raise Up: tenemos este trabajo realmente increíble en el oeste de Carolina del Norte, que es completamente blanco y pobre. Ese es el distrito de Madison Cawthorn, quien es probablemente el congresista más derechista. Y tenemos este increíble grupo de trabajadores, y ver ese tipo de relación construida entre nuestra base de miembros negros en Durham y esa base de miembros blancos en Appalachia, ha sido realmente poderoso e instructivo. Y creo que eso, solo en un nivel fundamental, es realmente la respuesta.
Ben Wilkins ha sido activista y organizador de luchas por la justicia social durante más de 20 años. Comenzó su trabajo como organizador laboral en Detroit, Michigan, donde trabajó para el sindicato de trabajadores de la salud. Desde 2013, ha sido el director de Raise Up the South, un sindicato de trabajadores de bajos salarios con sede en Carolina del Norte. También es el editor del libro, Anne Braden Speaks: Selected Writings and Speeches, 1960-2006 (Monthly Review Press).
Traducción al español por Joshua Lam.