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España entregó la República del Rif a una monarquía extranjera

Fuentes: Rebelión

El rey de Marruecos, Mohamed VI, sigue los pasos de la dictadura de su padre, Hassan II, especialmente en el Rif. Las declaraciones de los presos políticos rifeños han demostrado la falsedad de un Estado gobernado por criminales. Desde el primer minuto tras ser detenidos, los presos sufrieron todo tipo de torturas físicas, golpes con […]

El rey de Marruecos, Mohamed VI, sigue los pasos de la dictadura de su padre, Hassan II, especialmente en el Rif. Las declaraciones de los presos políticos rifeños han demostrado la falsedad de un Estado gobernado por criminales. Desde el primer minuto tras ser detenidos, los presos sufrieron todo tipo de torturas físicas, golpes con objetos metálicos, insultos, humillaciones. Algunos han sido desnudados a la fuerza bajo la amenaza de violarlos con una botella de cristal para obtener testimonios falsos contra sus compañeros. Se ha llegado a mostrar a un preso la foto de su hija menor diciéndole que iba a ser violada, junto a su mujer, si se negaba a firmar las declaraciones falsas elaboradas por agentes policiales.

El rey de Marruecos, tras conocerse las primeras denuncias de tortura, ordenó investigar estos casos. Los rifeños del Hirak, como defensores de los derechos humanos, hemos entendido que las órdenes del rey para investigar la tortura sistemática no eran más que falsos mensajes para el consumo mediático: desde el entorno familiar de los detenidos y por parte de sus abogados hemos tenido noticia de que la torturas continúan, como continúa la impunidad de los torturadores.

Nasser Zafzafi, la cara visible del Hirak, está encarcelado desde hace más de 10 meses en el módulo de aislamiento; una celda minúscula, sin ningún contacto con nadie salvo con su padre, con quien puede verse tan solo dos horas cada miércoles. Nasser toma once pastillas diarias para combatir el dolor, las afecciones causadas por la constante humedad y para afrontar las condiciones de la celda/aseo en la que está encarcelado, donde duerme, come y defeca.

En Marruecos no se investigan las denuncias de tortura, pues todos sabemos lo que ocurre si denuncias: amenazas y atentados contra tu vida, como le ocurrió a Zakaria El Moummi. O a Wafa Charaf, una joven activista pro derechos humanos, quien volviendo de una concentración junto a las mujeres que protestaban por los bajos salarios de una empresa extranjera instalada en Tánger, y tras denunciar que la policía la había detenido en un callejón, golpeándola e insultándola, fue condenada a dos años de cárcel acusada de presentar una «denuncia falsa».

Muchos de los presos políticos rifeños fueron filmados en el departamento policial semidesnudos tras ser detenidos. Tras su liberación, la joven cantante Silya Ziani declaró que ella también había sido grabada semidesnuda. El único video publicado de estas grabaciones, que son ilegales, corresponde al líder, Nasser Zafzafi, donde se le ve bajo los efectos de la droga, percibiéndose con claridad marcas de golpes en uno de sus ojos.

No existe ninguna investigación con garantías en el reino de Mohamed VI. Ni sobre las grabaciones, ni sobre las denuncias de torturas. Nada. Uno de los presos declaró durante el juicio que la policía secreta le confesó que ellos, la policía, habían enviado mercenarios para quemar un edificio policial de Imzouren -provincia de Alhucemas- y justificar así la represión y las detenciones, sabiendo que muchos de los detenidos están condenados por incendiar este edificio con penas de hasta 20 años de cárcel.

Con todo lo que está sucediendo en el país vecino, cuya estabilidad aportaría un beneficio para ambos países, vemos que España, agente clave en el conflicto, no solamente no hace su labor política, sino que difunde la propaganda de la dictadura de Marruecos. Todos hemos escuchado al secretario de Estado de Asuntos Exteriores español, Ildefonso Castro, dando un espaldarazo a la gestión marroquí en la región del Rif y minimizando la brutal represión sufrida por sus habitantes. Pareciera que este representante del Estado español desarrolla su labor en el gabinete del rey Mohamed VI y no en el gobierno de un país europeo que ha de respetar y defender los derechos humanos.

Tras el desembarco de Alhucemas en 1925, España no ocupó el Rif. España ocupó la República del Rif, encarcelando en un barco militar francés a Abdelkarim El-Khattabi, presidente de esa República. En 1956, cuando decidieron abandonar ese territorio, entregaron la República del Rif a otra autoridad y otro sistema, a otro país: Marruecos. No olvidemos que los manifestantes que se encuentran actualmente detenidos reclamaban un hospital oncológico necesario a causa de los bombardeos con armas químicas prohibidas -fosgeno, difosgeno, cloropicrina y gas mostaza- que arrojaron los aviones españoles en 1925 contra la población y los manantiales de agua de la región, causa principal de la alta tasa de cáncer sufrida por la población de las cinco provincias rifeñas.

El agravio que cometió España con el Rif es muy grave; la República del Rif estaba dirigida por un presidente, tenía Constitución, gobierno y bandera. España, además de matar y robar en todo el territorio del Rif, al tomar la decisión de abandonar la zona no devolvió el poder del país a su gente, sino que entregó la República del Rif a un poder monárquico y extranjero. Así, España también ha colaborado en la eliminación de las identidades de la gente, su lengua y su cultura.

España tiene que asumir sus responsabilidades morales, históricas y políticas en el Rif, a diferencia de lo que está haciendo ahora: facilitar a las autoridades de la dictadura de Mohamed VI los nombres de los activistas rifeños residentes en nuestro país.

España tiene que proteger a los rifeños que huyen de las detenciones arbitrarias cuando llegan a su costa, tiene que ofrecerles protección internacional y asilo político. Los problemas derivados de la inmigración, del terrorismo y del narcotráfico no se solucionarán apoyando la dictadura alauí. Para erradicar estas amenazas continuas, España y Europa tienen que trabajar para hacer desaparecer la dictadura de Mohamed VI. Mientras sigan apoyando a un poder criminal, él seguirá chantajeando a estos países a cambio de que colaboren con el silencio mediático e internacional. Mientras España y Europa miren para otro lado, Mohamed VI seguirá asesinando a las gentes del Rif.