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«Estado Profundo» es más de lo que se cree

Fuentes: Diario ¡Por esto! (Mérida)

Hace algunos días escribí algo sobre el «Estado Profundo» (Deep State) y ello movió a un buen amigo mío, el estadounidense nacido en Cuba Nelson P. Valdés, profesor de la Universidad de Nuevo México que ha estudiado mucho el tema, a enviarme un comentario que aquí reproduzco parcialmente para los lectores de POR ESTO! «El […]

Hace algunos días escribí algo sobre el «Estado Profundo» (Deep State) y
ello movió a un buen amigo mío, el estadounidense nacido en Cuba
Nelson P. Valdés, profesor de la Universidad de Nuevo México que ha
estudiado mucho el tema, a enviarme un comentario que aquí reproduzco
parcialmente para los lectores de POR ESTO!
«El Estado Profundo es mucho más de lo que la gente cree o asume»,
enfatiza el profesor.

El bipartidismo tradicional está en crisis. El partido demócrata
tradicional dejó de existir desde la década de los 90. Los Clinton
enterraron a aquel partido demócrata que estaba primordialmente basado
en los sindicatos. Desde tiempos de Nixon, los sindicatos fueron
perdiendo poder político y económico. Los Clinton aliaron el partido
demócrata a un sector capitalista relacionado con la industrialización
en el exterior (run away capital) y se convirtieron en instrumento
de sus finanzas, seguros y bienes raíces.

Los republicanos respondían al gran capital industrial y a la
explotación del petróleo en el oeste del país y en el exterior. A este
sector se le llamaba los «cowboys» porque casi todo el petróleo
explotado era de Luisiana, Texas y Arkansas o del exterior. En esos
tiempos el país se estaba desindustrializando por efecto de una
política exacta, clara, y bien pensada de los republicanos para
quitarles a los demócratas su base social de trabajadores
sindicalizados. Los demócratas estuvieron dispuestos a sacrificar la
base social ya que pensaron que podían atraer a la mal llamada clase
media urbana de profesionales que trabajaban por su cuenta (abogados,
arquitectos, etc.). Ambos partidos tenían, por supuesto, una conexión
directa con el complejo militar-industrial y la industria del
armamento que aun mantienen. Esta es una industria diferente a la del
automóvil, es una industria basada en contratos militares. Ambos
partidos se aliaron a este sector.

Trump aparece en la palestra porque ambos partidos habían colapsado.
El tea party es una manifestación de ese colapso y el desplome del
partido demócrata es otra. Supuestamente, Obama, debía movilizar a
sectores que forman parte de la llamada política de identidades o
identity politics. Es decir, sectores que en lugar de organizarse a
base de la representación  de una clase social -algo que ninguno de
los dos partidos desea hacer-, movilizan a la gente en base de sus mal
definidas identidades (mujer, negro, gay, etc.)

Es este un fenómeno que se está dando en casi todo el mundo. La
política basada en clase se ha deslizado hacia políticas definidas por
la «identidad personal» que lleva hacia la construcción de líderes en
base al personalismo, algo que, según Valdés, no funciona.
Pero al mismo tiempo aparece una industrialización nueva, basada en
las nuevas tecnologías de la mal llamada informatización de la
sociedad, que es en sí la tecnología del control directo del Estado,
que lo abarca todo y por eso es totalizante y totalitario, mientras
que, para la población, se enfatiza en la individualización.
En realidad se trata de una sociedad masificada y altamente controlada
en todos sus aspectos, resume el profesor.

Por ejemplo, en casi todas las vías y en todos los semáforos  hay en
cada esquina entre 6 y 16 cámaras de televisión que filman y graban 24
horas al día, todos los días. Hay, no menos de 50 millones de cámaras
de tráfico en todo el país, y todas están filmando 24 horas al día,
guardando digitalmente todo lo registrado.

A lo anterior se une lo que la población le proporciona a las
instituciones de la información sobre sí misma. Facebook recibe de 1.8
billones de personas información sobre sí mismas, de lo que se enteran
y con quienes se conectan.

Ahora comenzamos una nueva etapa, la del Internet of Things o internet
de las cosas. La mayor parte de las personas no tiene idea de lo que
es y lo que implica, pero significa un control sobre prácticamente
todas las actividades cotidianas de los seres humanos.

Incluso cuando un elector va a votar y piensa que lo está haciendo en
secreto, el sistema está configurado electrónicamente de modo que el
mecanismo revela por quien está votado en base al número del aparato
que recibe la hoja que usted marcó, porque un escáner ya detectó lo
que marcó el votante, lo procesó y concatenó.

Por cierto -hace notar el profesor Nelson P. Valdés-, ¡ninguno de los
gigantes capitalistas del Internet y de la industria de hardware tiene
sindicato! Los sindicatos se han opuesto a la revolución de las
computadoras porque sabían que reemplazarían a los obreros. Esto lo
han sabido Karl Marx y todos aquellos que han estudiado el tema. Hasta
Platón escribió acerca de cómo en el espacio escultórico del Eutifrón
las estatuas de Dédalos reemplazaban a los humanos.

El Estado Profundo existe pero hay que saber la profundidad a qué se
encuentra, concluye el profesor Nelson P. Valdés.

Blog del autor:http://manuelyepe.wordpress.com/