La creación del «AFRICOM», que será anunciada formalmente esta semana, cuando el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, presente su pedido presupuestal de 2008, es un reconocimiento oficial de que África requiere una mayor atención de alto nivel por parte del Departamento de Defensa. De particular preocupación es el papel del continente africano en […]
La creación del «AFRICOM», que será anunciada formalmente esta semana, cuando el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, presente su pedido presupuestal de 2008, es un reconocimiento oficial de que África requiere una mayor atención de alto nivel por parte del Departamento de Defensa.
De particular preocupación es el papel del continente africano en la «guerra mundial contra el terrorismo» o, en el lenguaje del Pentágono, «la larga guerra», así como la creciente importancia de sus recursos naturales, en especial del petróleo y del gas, para la economía mundial.
Washington también está preocupado por la creciente influencia de China en el continente y sobre sus recursos.
África occidental actualmente provee casi 20 por ciento del suministro de hidrocarburos de Estados Unidos, y se pronostica que proveerá 25 por ciento en 2015.
La vigilancia del continente africano por parte de Estados Unidos está repartida en tres comandos regionales. El Comando Europeo (EUCOM), que cubre toda Rusia, el Cáucaso y Turquía, también incluye al norte de África, el occidente de Egipto y todo el occidente, el centro y el sur africano.
El Comando Central (CENTCOM), que cubre Asia central y Medio Oriente, también incluye a Egipto, Sudán y el Cuerno de África.
Finalmente, el Comando del Pacífico (PACOM) abarca a las islas africanas en el océano Índico, incluyendo a Madagascar, así como toda Asia y el Pacífico.
La idea de crear el AFRICOM, que en principio tendrá su base en el cuartel general de la EUCOM, en Alemania, cuenta con un fuerte apoyo en el Congreso legislativo estadounidense, tanto de parte del gobernante Partido Republicano como del opositor Partido Demócrata.
«Un comando para África ayudará a los militares estadounidenses a concentrarse en un continente que es esencial para nuestra seguridad nacional», señaló el presidente del Subcomité del Senado para África, el demócrata Russell Feingold.
«Nuestra estrategia de seguridad nacional necesita evolucionar, así como nuestra capacidad para afrontar las nuevas y emergentes amenazas», afirmó.
«Un comando africano es vital para fortalecer nuestras relaciones con las naciones de ese continente e impedir que se conviertan en bases para ataques contra Estados Unidos o nuestros aliados», agregó.
Desde «la caída del Halcón Negro» en 1993, cuando 18 soldados estadounidenses murieron en Somalia tras el derribo de un helicóptero militar, Washington se ha resistido en general a «poner las botas» en África a pesar de la presión internacional.
El gobierno estadounidense se ha mostrado renuente a participar en misiones de paz y se ha limitado a ofrecer apoyo financiero y logístico.
Sin embargo, la presencia militar estadounidense en el continente, especialmente en el Cuerno de África y, en menor grado, en el occidente, rico en gas y petróleo, ha crecido desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington y el inicio de la «guerra mundial contra el terrorismo».
Desde 2002, la mayor concentración de soldados estadounidenses en África ha sido el Campamento Lemonier, en la antigua colonia francesa de Djibouti, en la que entre 1.500 y 1.900 efectivos del CENTCOM están preparados para intervenciones rápidas contra supuestos terroristas en el este, donde la red Al Qaeda realizó mortales atentados en 1998 contra las embajadas de Estados Unidos en Nairobi y Dar es Salaam.
Algunos de estos soldados, así como las unidades navales que patrullan la costa de Somalia, habrían participado en el seguimiento y en dos ataques contra supuestos líderes de la Unión de Cortes Islámicas, luego de que este grupo armado abandonara Mogadiscio ante la ofensiva de Etiopía.
Junto a Egipto, que seguirá bajo jurisdicción del CENTCOM a pesar de la creación del nuevo comando, Etiopía ha recibido la mayor asistencia militar estadounidense en África.
La intervención etíope en Somalia fue ensalzada por los halcones de Washington, el ala más belicista del gobierno de Bush, y tomada como un modelo para futuras estrategias antiterroristas.
Mientras, la EUCOM envió decenas de unidades de entrenamiento, así como millones de dólares en armas y otros equipos, a gobiernos amigos como parte de su Iniciativa Contraterrorista Trans-Sahariana.
El programa, para el cual el Congreso legislativo destinó unos 500 millones de dólares para los próximos seis años, se concentra en Argelia, Chad, Malí, Marruecos, Mauritania, Níger, Nigeria y Senegal, países todos cuyos gobiernos han asegurado, con diferentes grados de credibilidad, que Al Qaeda o grupos asociados están activos.
Mientras, el CENTCOM se ha vuelto más activo en África occidental, cuya importancia para el futuro energético de Estados Unidos está creciendo, y en donde la pobreza, la corrupción y las tensiones étnicas, según Washington, podrían crear una inestabilidad similar a la de Afganistán y Somalia.