El panorama es desolador en el mundo. Desde Libia las fuerzas de la OTAN paradójicamente apoyan a los grupos rebeldes. Los rebeldes no pertenecen al sistema de tribus que existen en Libia, y son solo eso, mercenarios al servicio de las fuerzas de ocupación. Libia se merece lo mejor del mundo. Antes de Gadafi, Libia […]
El panorama es desolador en el mundo. Desde Libia las fuerzas de la OTAN paradójicamente apoyan a los grupos rebeldes. Los rebeldes no pertenecen al sistema de tribus que existen en Libia, y son solo eso, mercenarios al servicio de las fuerzas de ocupación. Libia se merece lo mejor del mundo. Antes de Gadafi, Libia no era nadie, después de Gadafi, sufrió las consecuencias de una nación no alineada, y una vez alineada, supo el precio de la traición occidental que no tiene amigos ni lealtades cuando los intereses económicos pueden prescindir de personas o nombres. Lo decía con una claridad de pensamiento Fidel Castro: «A veces hasta la dignidad tiene mayores apólogos» La izquierda en el mundo se queda con ese agridulce sabor de boca de un Coronel Gadafi, últimamente aliado de Estados Unidos contra Al Quaeda, y compañero de bohemias y viajes al mundo nocturno de Berlusconi; y por otro lado, un pueblo y un país y una nación que se entrega en bandeja de oro negro a la voracidad del imperialismo.
¿Bajo qué precepto internacional Sarkozy se toma la atribución de dirigir las fuerzas de Ocupación en Libia? ¿Qué legislación internacional le otorga a Estados Unidos enjuiciar el destino de una nación tan lejana de su territorio?
Estas preguntas solamente se responden con un sistema mundial que ve la ley como una obra de ficción barata, porque en el fondo de todo lo que priva es la lógica de la expansión imperial, tal como lo predijo Lenin en los primeros años del siglo XX recién pasado.
No le caerá mal a Estados Unidos ni a Francia ni a Italia, una inyección del mejor combustible de África. Las Naciones Unidas se rinden ante el apabullante mundo de la Real politik, y sus rebuznos con glamur solo llenan los armarios de resoluciones vacías de cumplimientos.
Pareciera que nadie ha aprendido la lección, de que los pueblos ocupados y con tradición de lucha no se tragarán así por así, la ocupación de las fuerzas extranjeras. Vietnam es un ejemplo que al parecer no despierta la consciencia de los saqueadores, ni siquiera Iraq los ha persuadido de sus fracasos.
¿Creen que después de la Victoria contra un mal dictador -porque que los hay buenos los hay, claro cuando no estorban o no cansan- la generosidad de las Fuerzas de la OTAN que de paso han gastado millones en los ataques, creen que dirán al Pueblo Libio: bueno les dejamos el pueblo en Paz, adminístrenlo?
Cuéntenos una de Vaqueros o de Western míster Cowboy Obama o una de alcobas French Lover Sarkozy o una de Kínder Garden señor Berlusconi. Por ese oro negro, por ese bendito oro negro se validan las muertes de tanta gente inocente. Ese oro negro vale las «patrióticas» jugadas de la OTAN. Ese oro negro silencia la consciencia de tanta noticia basura, hueca y trivial. Ese oro negro es el precio de la manipulación del lenguaje, y la capa que cubre de vergüenza la irracionalidad europea, que de paso es un claro ejemplo de barbarie con dos guerras mundiales encima, lo que los convierte en lo peor que ha parido esta madre tierra.
Confiamos a pesar nuestro que la cultura occidental será solo la fuente de perdón de tanta barbarie, y que los reyes de la economía sopesarán en el plano de los índices y de los impactos económicos, la inversión en muertes y desolaciones, frente al superávit obtenido para una población local que tiene más valor que la gente tirada en el desierto africano. Además los hijos pródigos europeos de origen galo, toscano o los africanos adoptados por el American Way Of Life regresan al redil unos segundos antes de sus muertes, y el señor aquel, los perdonará como los Happy End hollowidenses, y les ofrecerá paraísos abstractos. Este es el precio de un humanismo sobornado y atado a los hilos torcidos de los imperios.
Mientras Estados Unidos agoniza con un respirador artificial de papel moneda sin valor ni respaldo, las reservas internacionales reciben con muy buena expectativa, la transfusión del mejor oro negro africano. Así son las paradojas de la vida, del áfrica vino la vida, la barbarie, el We are The World, el sida, el hambre, las fotografías patéticas de los que ganan ufanos los Premios Pulitzer, y últimamente se ve venir la recuperación de una nación nacida para la guerra. Salud Mister Obama.
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