La volatilidad en el mercado de valores durante el último par de semanas ha causado un enorme malestar entre los grandes ypequeños inversores. Decenas de millones de personas que tienen la mayoría desu dinero de jubilación en el mercado están preocupados por la caída repentinade los precios. Muchas de estas personas van a vender sus […]
La volatilidad en el mercado de valores durante el último par de semanas ha causado un enorme malestar entre los grandes ypequeños inversores. Decenas de millones de personas que tienen la mayoría desu dinero de jubilación en el mercado están preocupados por la caída repentinade los precios. Muchas de estas personas van a vender sus acciones paraprotegerse de pérdidas mayores, lo que demuestra el problema básico que surgeal hacer depender los ingresos de jubilación de cambios inestables e impredecibles.
El problema es que la gente tiende a tomar malas decisiones cuando gestionan su dinero en el mercado devalores. Tienden a vender en un punto bajo después de que el mercado haya sufridouna gran caída, como ha ocurrido en las últimas dos semanas. Después vuelven acomprar lo que tenían en el período previo gastando mucho más que si hubieranmantenido sus acciones.
Es natural querer «detener la hemorragia», a pesar de lo que aconsejan los profesionales. En consecuencia, las personas que gestionan activamente su dinero normalmente reciben ganancias considerablemente más bajas que las personas que solo compran y mantienen sus acciones. Y estoantes de contar las cuotas de corretaje y otros costes asociados con el comercio.
Es importante tener en cuenta este patrón en el contexto de las propuestas de privatización de la Seguridad Social, que pueden regresar al debate político debido a que varios candidatos presidenciales republicanos parecen pensar que la privatización es una buena idea. Hace una década, el presidente George W. Bush trató de privatizar la Seguridad Social, pero abandonó el intento sin llevar un proyecto de ley anteel Congreso. En Washington, sin embargo, ninguna mala idea desaparece por mucho tiempo, así que puede que tengamos que discutir una vez más sobre el futuro dela Seguridad Social.
La Seguridad Social proporciona la base de los ingresos durante la jubilación, un dinero con el que pueden contar con certeza aquellas personas que pasaron su vida trabajando. Delmismo modo que los ingenieros de software diseñan los teléfonos móviles y losordenadores «a prueba de idiotas» porque saben que muchos de nosotrosvamos a hacer cosas estúpidas con estos dispositivos, la Seguridad Socialdebería estar a nuestra disposición sin que importen los errores que cometemosen nuestra planificación financiera. Si compramos caro y vendemos barato, es una red de seguridad.
De hecho, los subsidios de la Seguridad Social van más allá de protegernos de nuestros errores naturales.Sabemos que el mercado de valores tiene períodos de subidas y de caídas. Si nostocara llegar a la edad de jubilación durante una recesión, como la de 2008-09,recibiríamos mucho menos dinero durante la jubilación que si nos hubiéramos retirado un par de años antes o después. Por el contrario, los subsidios de laSeguridad Social están determinados por nuestras ganancias durante la vida. El año particular en que nos retiremos no afectaría a la cantidad de nuestros subsidios.
Además de proporcionar un subsidio garantizado, la Seguridad Social también ahorra a los trabajadores una cantidad enorme en costes administrativos. La comisión de la Seguridad Socialcon Bush estimó que los costes administrativos de las cuentas privadas seríanaproximadamente diez veces mayores que los costes administrativos de laejecución del programa de Seguridad Social. Era muy optimista. Los sistemas decuentas privadas existentes, como los de Gran Bretaña o Chile, tienen costes administrativos que son veinte o treinta veces más altos que los de nuestro sistema de Seguridad Social.
En realidad, esa ineficiencia podría ayudar a explicar el interés continuo en la privatización. Los costes de la administración de un sistema privatizado suponen ingresos para las empresas financieras. La Seguridad Social actualmente paga poco más de 700 mil millonesde dólares al año en subsidios de jubilación y deceso. Si este dineroprocediera de cuentas individuales, se correspondería a un saldo de activos en el lugar de 14 billones de dólares. Y si los costes administrativos para la gestión de estas facturas fueran iguales al 1 por ciento del valor de lasmismas, que es más o menos el caso de los países con sistemas de seguridadsocial privatizados, implicaría una cantidad de 140 mil millones de dólares al año. Eso es dinero real.
Entrar en pánico por la disminución de los precios de las acciones nunca es una buena idea. Siempre es mejor esperar. Pero eso no es consuelo para aquellos que planean retirarse hoy,o la semana que viene. Por eso necesitamos un sistema de jubilaciones «a prueba de idiotas» y a prueba del mercado como la Seguridad Social.
Dean Baker es especialista en macroeconomía y codirector del Center for Economic and Policy Research en Washington D.C. Anteriormente trabajó como economista en el Economic Policy Institute y como profesor asistente en la Universidad deBucknell. Es columnista y miembro del Consejo de Asesoramiento de Truthout.
Traducción para www.sinpermiso.info: David Torres Pascual
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