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Violencia y criminalización de la protesta social

¿Estamos tontos?

Fuentes: Rebelión

No voy a hacer preámbulo explicativo de lo que sucedió y su validez, solo unos renglones dedicados a su interpretación. ¿Cómo? es posible que políticos de izquierdas, «progres de la cultura«, y como no, periodistas independientes y tertulianos varios, todavía sigan con sus engañosos cantos a la democracia y libertad de expresión para denostar la […]

No voy a hacer preámbulo explicativo de lo que sucedió y su validez, solo unos renglones dedicados a su interpretación.

¿Cómo? es posible que políticos de izquierdas, «progres de la cultura«, y como no, periodistas independientes y tertulianos varios, todavía sigan con sus engañosos cantos a la democracia y libertad de expresión para denostar la violencia de cualquier protesta.

Ya basta de desviar la atención con intención. Los violentos no son los que protestan en la UAM contra la invitación del rectorado a dar charlas magistrales a seres del tipo de González y Cebrián. Seres que no pueden aportar a la juventud -por lo menos, a la más sana, solidaria y humana- nada positivo, no egoísta, ya que representan -en la realidad y en la verdad- el envilecimiento, golpismo y terrorismo de Estado patrocinado por élites interesadas

Violencia no es una protesta de universitarios contra representantes de lo peor que cualquier oligarquía mantiene (mantener de pagar, en su seno), actores directos en representación de los poderes más brutales y reaccionarios.

Violencia es imponer gobiernos, violencia es impedir por todos los medios que la gente se empodere del parlamento, de los barrios y calles, violencia es el desalojo de sus casas de familias y particulares, reclamado por bancos, ejecutado por jueces y obligado por policías, violencia es que los UIPs te -cuando vas, o pasas junto/a una manifestación/concentración- exijan la documentación para imponerte una multa, ya que saben que golpes, o/y una noche, o cuatro en los calabozos, estas dispuesto a pasarlas, pero una multa de 300 € te hace pasar hambre, violencia es no dar a los parados un subsidio decente de paro, violencia es escuchar a una parlamentaria decir «!que se jodan!» y no se la expulse inmediatamente del hemiciclo, violencia es haber rescatado a la banca privada (bankia también era privada), lo que nos cuesta con unas y otras cosas, 180.000.000.000. de euros, los mismos que quitaron de protecciones sociales, violencia es no subir las pensiones porque han dilapidado el fondo, y sobre todo, porque no quieren poner impuestos a los más ricos, violencia es que medios y periodistas criminalicen a los que se mueven por lo social, violencia es la pobreza que asola a la población -trabaje o no-, etc. En fin, violencia no es una protesta contra un par de personas que han hecho mucho daño a la mayor parte de la población del Estado España, violencia es criminalizar a la población, población sacrificada en aras de lo «políticamente correcto».

Violencia es llamar violentos a unos estudiantes que solo tienen la protesta como expresión -ni ellos son libres, ni se pueden expresar libremente-, ya que están fuera de los círculos de poder que detentan y dirigen los medios e imponen la forma de informar, violencia es lo que perpetran trabajadores de los mismos que criminalizan en aras al mantenimiento de lo que tiene que ser; el medrar e impunidad de las élites y su legitimación por todos los medios.

Ya no basta con no creerte lo que dicen, ya es hora de expresarse, de negar su mentira.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.