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Función policial y Estado

Fuentes: Rebelión

No es un problema de modelos de seguridad; los cuerpos policiales son la herramienta del Estado para controlar a las poblaciones.

Por lo tanto, no existe, ni existirá, un modelo que garantice que el cuerpo policial se comporte democráticamente; igual de cierto que, mientras el policía individual anteponga el corporativismo a la denuncia de los comportamiento de los compañeros que infringen las normas de comportamiento,   legalidad, y convivencia, cuando están en funciones, y los jueces hagan oídos sordos –y ciegos- ante dichas prácticas, quedaran impunes todos los actos de violencia policial contra la población. 

En las academias de policía enseñan corporativismo, y que el “público” es su enemigo potencial –sobre todo si se es joven, huele a izquierda, y encima se manifiesta-, ideología esta que se acentúa más en ciertas unidades, como las UIP[1]; interiorizan que son ejecutores de la ley, castigadores  como los héroes de comic, además de mamar que son los únicos que pueden ejercer violencia, bastión de la unidad de la patria, ideario que se identifica fácilmente con la ideología ultra derechista, con la que muchos simpatizan. 

Continuamente se emiten informes de DD. HH, y desde los tribunales europeos -recordemos que también forman parte de la familia occidental-capitalista-  condenando las violentas actuaciones de los cuerpos policiales[2]. Mil personas denunciaron en 2.017 haber sufrido violencia por parte de las policías (hay muchas más que no denuncian por miedo, y desconfianza en fiscales y jueces). Casi 7.000 agentes policiales fueron denunciados por violencia y malos tratos entre 2.008 y 2.013[3],  (la web de la Convención contra la Tortura de la ONU recoge 7 homicidios); solo 47 policías fueron condenados[4], siendo amnistiados/indultados por los gobiernos de PSOE/PP al menos 39 policías, mossos y guardias civiles condenados por torturas[5].  

Si dentro de las sentencias, se estipula indemnización pecuniaria por las lesiones, hay que recordar que, encima, no la paga el agresor bajo la cobertura sistémica, el condenado por violento, sino el Estado, o sea, se paga con los impuestos recaudados, pagados por todos. 

No se suelen condenar estas acciones delictivas porque a los poderosos, y sus representantes políticos, al propio sistema, les hacen falta para seguir mandando, dominando. 

Como decía, estas prácticas no pueden ser fruto de la exaltación, agresividad o fanatismo de una persona que detenta poder por el solo hecho de ir armado y pertenecer a un cuerpo que tiene exclusividad legal en el ejercicio de la violencia. Está claro que, psicológicamente, los/las integrantes de estos cuerpos de seguridad del Estado (que no de protección del pueblo) se consideran lo bastante cubiertos para ejercer esa violencia; cubiertos internamente por el espíritu de cuerpo, y por el soporte ideológico que se enseña en las academias, separadora en cuanto lo social, y que fortalece su ética de tribu[6], externamente por el apoyo de las propias instituciones estatales. 

No es un problema de falta de transparencia, y de herramientas de gestión, es un problema basado en que los integrantes de los cuerpos policiales tienen la certeza de no tener que rendir cuentas de sus acciones individuales ante lo judicial, y laboral. Certeza propiciada por la acción/inacción del Estado, por todos los gobiernos (da igual las siglas del partido gobernante) hasta ahora, así como, en alguna medida, por el bajo índice intelectual de la mayoría de los integrantes de estos cuerpos. 

Por mucho que nos empeñemos en lo contrario, existen instituciones, cuerpos, y funciones, que solo se explican en su aplicación para el control de las poblaciones, por lo que solo serán controlables en la medida que los gobiernos se vean obligados por la presión en todos los frentes; sociales, e individuales, asociativos, y mecanismos independientes de control, y defensa, contra las agresiones perpetradas por los cuerpos policiales, dejando al descubierto dichas prácticas, exigiendo el castigo y cumplimiento de este, y no permitiendo que se banalicen como extralimitación

Hace muchos años, en la DGS, en la Puerta del Sol, sede de la actual presidencia de la Comunidad de Madrid, un inspector de policía de la político-social me dijo: “sois unos ingenuos, la policía nunca puede ser democrática”. 

Notas:

[1] Unidad de Intervención Policial = antidisturbios

[2] http://www.derechoshumanos.net/abusospoliciales/

[3] La inmensa mayoría, antes, durante, y después de manifestaciones. El otro gran porcentaje lo integran los inmigrantes.

[4] https://www.20minutos.es/noticia/2353209/0/espana/malos-tratos-policia/tortura/

[5] https://www.publico.es/politica/pp-psoe-indultaron-39-policias.html 

[6] https://carlosgosto.files.wordpress.com/2017/09/la-c3a9tica-de-la-tribu-poder-dominacic3b3n-y-sumisic3b3n.pdf