Traducido por Gorka Larrabeiti
«He venido hasta aquí, pero ahora me arrepiento. ¿Por qué he venido? ¿Por qué no empecé la guerra en Libia? Me arrepiento. Todos los días. Ves, nunca hablo con nadie. Me hierve la mente. Todos los santos días sin hablar con nadie. Sólo quiero estar solo. Porque si pienso … Ah … Mi cabeza … Siento dentro que me podría matar. Es tan injusto. Ese hombre está tratando de … Gadafi en Libia está intentando … ¡Él libró del hambre a toda África! Gadafi ha alimentado a toda África», Mohamed Ibrahim está alterado. Trata de defender a Gadafi. Habla en pijin english subido de tono, tiene una fea cicatriz en el ojo y acompaña las frases moviendo mucho sus manos grandes. Pero no tiene tiempo para terminar el discurso porque se ha formado a su alrededor un círculo de unos veinte chicos. Escuchan con los nervios a flor de piel. Estamos en la carretera nacional Catania – Gela, enfrente del centro de acogida de Mineo. Es la una del mediodía del martes 10 de mayo. Doscientos hombres, en su mayoría africanos, han bloqueado la carretera en señal de protesta. Apenas escuchan el nombre del coronel libio estallan en un grito de rabia y orgullo: «Allah, Muamar wa Libia bas!» Lo repiten de nuevo a pleno pulmón, todos en coro: «Allah, Muamar wa Libia bas«. La traducción es fácil. Alá es Dios. Muamar es Muamar Gadafi. Libia es Libia. O sea: «Dios, Muamar, Libia y basta». Es el lema de los partidarios de la dictadura. Son los eslóganes que cantan desde el principio de la revolución en Trípoli y Sabha los que todavía están con el régimen. Y estos chicos, qie acaban de escapar de Libia, no tienen ninguna duda sobre de qué lado están. Están con el malik elmuluk, rey de reyes. Tan odiado en su país cuan amado en los países africanos por su política exterior panafricanista y tercermundista.. Basta con pronunciar su nombre para transformar una sentada para conseguir documentos en una manifestación en apoyo de Gadafi.
Aquí están los recién llegados a Lampedusa. Ya no son los eritreos y los somalíes que de Libia sólo conocían las cárceles y la tortura y que en Libia estaban solo de paso durante unos meses o años tratando de llegar a Europa. Ahora quienes parten de Libia son los que llevaban años viviendo fijos en Libia. Gente que de algún modo se había integrado en el tejido social en Libia. Hablan muy bien en árabe, rezan al mismo Dios y siempre habían trabajado, con los salarios del auge económico post-embargo.
Gente como Abu, que habla así de Libia: «Estábamos todos bien, nos fuimos a causa de esta guerra. Pero nos gusta Gadafi. ¿Y sabes qué? ¡Si ahora aquí en Italia no nos dan la libertad, vamos a regresar a Libia! ¡Porque nos gusta Gadafi! Es él quien construyó África. Si no fuera por Gadafi no habría nada en África. ¡No fue Europa la que ayudó a África sino Gadafi! ¡Dejadnos volver a Libia y empuñaremos las armas para apoyarlo! »
Él es un hombre de unos treinta años, es de Sierra Leona y ha pasado en Libia los últimos 13 años de su vida trabajando como albañil para una empresa libia, desde luego sin papeles, por la excelente cifra de 1.500 dinares al mes, unos 750 €. Mientras habla, Sherif escucha y asiente con la cabeza. Él también es negro y proviene de Costa de Marfil. Está de acuerdo en todo,pero le gustaría precisar que, a pesar del racismo de los libios, le gusta Libia.
«¿Quieres un porcentaje? – me dice en árabe – Digamos que el 75% de los libios son racistas. Y el otro 25% nos ayuda. Te topas con gente por la calle, que te roba a punta de navaja; otros te llaman y te dan un poco de dinero. También en la cárcel es lo mismo. Ya sabes cómo funciona: en Libia te detienen a menudo y por poca cosa, a veces sin ningún motivo, pero luego todo depende del policía que te encuentres delante. Algunos te pegan sin mirarte a la cara. Pero hay otros buenos: basta con una palabra para que ni siquiera te pregunten porque estás dentro y ya te encuentras de nuevo en libertad.»
Lo que importa al final, para él y para los demás, son sólo las palabras del coronel. «De acuerdo a los libios no les gustan los negros, pero a él sí. Y para nosotros lo importante es que Gadafi esté con nosotros. Levantó África, y nos abrió las puertas. En Libia entras desde todos los países de África, sin papeles, las puertas están abiertas, y trabajas sin papeles. Por un buen sueldo. Libia es, al cien por cien, mejor que Italia. «.
Suleiman, a su vez es de Darfur. Llevaba ya siete años viviendo en Libia. Él no hace comentarios sobre Gadafi, parece que no estár interesado en la política. Sólo dice que es verdad. Que él, Sherif, Abu, Mohamed, Ibrahim y todos el resto zarparon del puerto de Trípoli, en Janzur. Que los militares no sólo lo saben todo, sino que incluso coordinan los embarques y las salidas hacia Italia.
Entonces, quién sabe si Gadafi ama realmente a esta gente. Y si realmente ha ayudado tanto a África en los últimos años. A juzgar por las fosas comunes que se encuentran en el fondo del estrecho de Sicilia y los 800 desaparecidos como mínimo desde principios de año entre Lampedusa y Trípoli, se podría decir lo contrario.
Fuente: http://fortresseurope.blogspot.com/2011/05/allah-muammar-wa-libia-bas-gheddafiani.html#more