Muchos recordamos como, durante muchos años, Muanmmar el Gaddafi, presidente de Libia, era una auténtica bestia negra para Occidente y sus medios de comunicación. Le tildaban de dictador que no respetaba los derechos humanos, un loco excéntrico y peligroso que no atendía los requerimientos de la comunidad internacional. La CIA tenía un plan para asesinarle, […]
Muchos recordamos como, durante muchos años, Muanmmar el Gaddafi, presidente de Libia, era una auténtica bestia negra para Occidente y sus medios de comunicación. Le tildaban de dictador que no respetaba los derechos humanos, un loco excéntrico y peligroso que no atendía los requerimientos de la comunidad internacional. La CIA tenía un plan para asesinarle, Libia sufrió un ataque con misiles estadounidenses y el país estaba sancionado económicamente. La Cumbre de jefes de Estado de África y de la UE que se ha reunido estos días en Lisboa y su cobertura, por ejemplo en el diario El País del 8 de diciembre, nos ha permitido comprobar cómo cambia la vara de medir según los tiempos. Con foto, pie y llamada en portada y página dos completa, el diario nos da una lección de satanización del nuevo diablo y rehabilitación del viejo. El primero es Robert Mugabe, presidente de Zimbabwe, y el segundo, el citado Gaddafi.
Para Mugabe se refieren como «Europa recibe con desdén al dictador Mugabe» según el título del pie de foto de portada. «La presencia del dictador Robert Mugabe», escriben a continuación. En el texto continúan con «octogenario dictador en la ex colonia británica», se refieren a «leerle la cartilla a Mugabe» y termina con que la cumbre «no debe ser secuestrada por el dictador de Zimbabwe». Sin embargo, a la hora de dirigirse a Gaddafi encontramos un pie de foto que reza «El presidente libio, Myanmar el Gaddafi, en la Universidad de Lisboa». En la información de apoyo leemos «la estrella del día fue el líder libio Muammar el Gaddafi», o sencillamente «según Gaddafi». Del mismo modo, en el informativo de Antena3 TV de la noche del 8 de diciembre hablan del «dictador Mugabe y el prooccidental Gaddafi», es evidente que para los medios esos términos son incompatibles.
¿Acaso Gaddafi ahora es más democrático que hace veinte o treinta años?, ¿respeta los derechos humanos más que Mugabe?, ¿era democrático el presidente de Zimbabwe en 1980 cuando llegó a al poder y no se hablaba de él?
Gaddafi es ahora igual de democrático o no democrático y los derechos humanos en su país se respetan o se violan del mismo modo que en 1969 cuando llegó al poder; simplemente ya no apoya a movimientos revolucionarios árabes y ha demostrado su servilismo a Estados Unidos y a occidente. Y, sobretodo, ha firmado contratos de negocios por diez mil millones de dólares con Francia y eso sí que le convierte en buen presidente africano. Sin embargo Mugabe, con la misma democracia y derechos humanos que no molestó antes a la comunidad internacional, en 1998 impulsó una reforma agraria para corregir el hecho de que una minoría blanca acaparase la mayoría de las tierras cultivables del país. Entonces se convirtió para occidente en dictador y violador de derechos humanos y comenzó el bloqueo económico de Estados Unidos y la Unión Europea. Por supuesto, de nada le sirvió lograr el 56,2% de los votos en las elecciones de 2002.
Gaddafi y Mugabe, y la forma en que son presentados hoy en los medios de comunicación, representan un claro ejemplo de lo que nuestra prensa y nuestros gobernantes entienden por democracia y derechos humanos: sumisión y dinero.