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Miércoles, 28 de octubre, de Sol a Cibeles, manifestación contra la tasa de basura y contra el despilfarro municipal

Gallardón pretende pagar sus corazonadas con subidas impositivas a las rentas más bajas

Fuentes: Rebelión

 La llegada de los recibos de la conocida como «tasa de basuras» al domicilio de los madrileños está provocando una oposición generalizada ante lo que se considera un abuso por parte del Ayuntamiento de Madrid, que sigue exprimiendo el bolsillo de los vecinos para llevar a cabo su política al servicio de las obras especulativas […]

 
La llegada de los recibos de la conocida como «tasa de basuras» al domicilio de los madrileños está provocando una oposición generalizada ante lo que se considera un abuso por parte del Ayuntamiento de Madrid, que sigue exprimiendo el bolsillo de los vecinos para llevar a cabo su política al servicio de las obras especulativas y los intereses de las grandes empresas privadas, dejando de lado las necesidades sociales.

¿Qué es la tasa de basuras?

Según el Ayuntamiento de Madrid, la tasa por la prestación del servicio de gestión de residuos urbanos tiene como fundamento servir como contraprestación del servicio a domicilio de recogida y tratamiento de residuos. Además, aseguran que la recaudación de la tasa se destinará «exclusivamente» a ese servicio, sin que parte alguna de los fondos vaya a otros cometidos.

Pero la realidad es que el Ayuntamiento está endeudado hasta las cejas y necesita dinero de manera imperiosa. El nuevo impuesto no se corresponde con la puesta en funcionamiento de un nuevo servicio, sino que se utiliza como excusa para exprimir más la recaudación sin mejorar un servicio que claramente es deficiente en la ciudad, y sin eximir a los vecinos de obligaciones como la separación de residuos que no sólo seguirá realizándose en los domicilios, sino que además se multará a las comunidades que no lo hagan de una manera correcta.

Además, los vecinos sentimos que estamos pagando la tasa dos veces de manera encubierta, una con el recibo del IBI (antigua contribución) y otra a través del nuevo impuesto. El Ayuntamiento alega que la recogida de basuras no está incluida en el Impuesto de Bienes Inmuebles porque aunque en 1986 se promulgó una ley que permitía a las corporaciones locales subir sin límite esta tasa y refundir el IBI y la recogida de basuras (así lo hizo Madrid que aumentó el IBI una media del 25%), el Tribunal Constitucional negó esta posibilidad un año después, por lo que formalmente la tasa desaparece aunque la subida del IBI se mantuvo. De hecho, la subida del IBI ha sido tan brutal en los últimos 10 años, que era difícil estirar más el aumento sin provocar un rechazo abierto en los contribuyentes y por ese motivo se han visto obligados a recuperar la antigua tasa.

Según los cálculos municipales, el Ayuntamiento recaudará 168,3 millones de euros en 2009 que saldrán fundamentalmente del bolsillo de los vecinos de Madrid y, como casi siempre, los vecinos con menos recursos serán los que más paguen. Porque la tasa es progresiva según el valor catastral de las viviendas pero sólo hasta las valoradas en 150.000 euros. A partir de esa cantidad se acaba la progresividad de forma que paga igual una vivienda de ese valor que otra de un millón de euros. La conclusión es que serán las viviendas baratas, las de la mayoría de la población trabajadora, las que soporten el grueso de este gravamen.

Más impuestos,…

Pero la tasa de basuras no es la única subida impositiva que afecta a los vecinos de Madrid. Impuestos como el IBI han crecido un 170% de media desde 2003, y tasas como la de los vados han aumentado hasta un 300%. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid acaba de anular el decreto por el que Gallardón incrementó en más de un 50% el importe de las multas de tráfico y ha desestimado el recurso del Ayuntamiento contra la sentencia que anuló la implantación de los parquímetros en las zonas periféricas cuya finalidad es meramente recaudatoria. 

Este afán recaudatorio, incluso en contra de resoluciones judiciales, solo es comprensible si se tiene en cuenta que Gallardón ha dejado vacías las arcas municipales. Mientras las inversiones en dotaciones sociales caen en picado en los distritos y en los barrios, se recortan las prestaciones sociales, los servicios públicos se masifican y se deteriora su calidad, y los madrileños soportamos una carga impositiva cada vez mayor, la política del Alcalde continúa estando al servicio de las grandes empresas y las construcciones megalómanas, dejando de lado las necesidades de los vecinos.

No es que estemos contra los impuestos, de hecho solo unos impuestos progresivos garantizan la equidad. Pero es que, mientras cada vecino pagará al Ayuntamiento en 2009 una media de 130 euros más que en 2008, las empresas se han visto gratificadas este año con una reducción de 116 millones de euros en la tributación municipal y una bonificación del 25% del IAE a las empresas con pérdidas.

… y mayor deuda al servicio de la especulación

Gallardón llegó al Ayuntamiento con una deuda de 1.700 millones de euros que ha incrementado hasta los 7.200 millones actuales, colocando a Madrid a la cabeza del endeudamiento.

Además se ha dilapidado el patrimonio municipal vendiendo edificios y suelo público, desmantelando todo lo público y poniéndolo al servicio de las manos privadas de los de siempre.

La crisis general ha destapado con mayor antelación la verdadera dimensión del disparate económico que ha supuesto la obra de la M-30 y las gravísimas consecuencias de la hipoteca a la que nos tendremos que enfrentar durante los próximos 35 años. En 2009 los madrileños pagaremos 307 millones de euros, 841.000 euros al día, para amortizar los 5.630 millones de euros de las obras de la M-30.

Entre 2002 y 2008 se ha triplicado el número de altos cargos y personal de libre designación, pasando de 483 a 1.336, formando un auténtico ejército de colaboradores de Ruiz-Gallardón infiltrados en la estructura municipal para ejercer su control político hasta la más pequeña decisión. El salario bruto de un alto cargo municipal es de 72.000 euros anuales (un millón de pesetas al mes), por lo que estos comisarios políticos nos cuestan 100 millones de euros al año que es casi lo mismo que se ha gastado en los últimos cuatro años para construir equipamientos básicos (escuelas infantiles, escuelas de música, centros de formación, de mayores y asistenciales).

Otros ejemplos de la política del Alcalde son los 450 millones que va a costar el traslado de la sede municipal al Palacio de Comunicaciones en Cibeles o los 38 millones destinados a promover la candidatura de Madrid 2016, de los cuales 21 millones han sido aportados por los patrocinadores privados entre los que se encuentran todas las grandes empresas constructoras que seguramente no habrán realizado la aportación a cambio de nada. O los 3 millones de euros que va a costar cambiar el color rojo de los autobuses urbanos al azul con el que quieren presentar la nueva imagen de la ciudad.

Ruiz-Gallardón recauda todo lo que puede de los vecinos, incluso en contra de resoluciones judiciales, y se lo da a las constructoras y grandes empresas a través de proyectos de carácter claramente especulativo. Privatiza servicios municipales, como bibliotecas, centros culturales, polideportivos, atención al ciudadano, etc., pese a que nos sale más caro y no se da mejor servicio. Mientras los mayores se quedan sin las ayudas a domicilio, la mayoría de los niños en edad de acceder a una escuela infantil pública no encuentran plaza, los jóvenes no tienen un centro juvenil, una cancha deportiva o una biblioteca próxima, no ha mejorado el transporte público, o el acceso a la vivienda es aún más difícil.

La movilización contra la política antisocial del Alcalde

Por todos estos motivos es necesario que los vecinos de Madrid nos movilicemos contra la tasa de basuras y sobre todo contra la política de Alberto Ruiz Gallardón. La asistencia a la manifestación para protestar ante la política de despilfarro del equipo de gobierno de este alcalde y que se plasma en la subida indiscriminada de impuestos a las rentas más bajas es fundamental. Así como la campaña que desde varias asociaciones vecinales hemos impulsado como medida de protesta. La solicitud de aplazamiento del pago del nuevo impuesto, a través del modelo oficial del propio Ayuntamiento y que se puede descargar de su página web, dará una medida exacta del rechazo de los madrileños a la política antisocial del alcalde.

No se puede aceptar que los barrios languidezcan mientras se saca brillo, con nuestro dinero, a las zonas ricas y a unas instituciones cada vez más alejadas de las necesidades reales de la mayoría de la población. Es necesario prepararse y organizar la lucha contra la política del alcalde en torno a un programa que dé absoluta prioridad al gasto social para conseguir una calidad de vida digna en nuestros barrios, con equipamientos suficientes para todos, con viviendas dignas, con una cultura, una educación, una sanidad y unos servicios sociales amplios e igualitarios.

Es hora de acabar con el subdesarrollo social y el centralismo destructivo. Solo a través de nuestra organización y la movilización podremos cambiar el rumbo de una institución cuyo principal objetivo es despejar el camino a las grandes empresas para que campen a sus anchas. El futuro de los barrios madrileños depende de que los vecinos, los trabajadores y trabajadoras, seamos capaces de defenderlos para hacer de nuestra ciudad un lugar habitable, verdaderamente democrático y en el que sean respetados escrupulosamente todos los derechos.

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Antonio Abueitah es presidente de la Asociación de Vecinos de Aluche y Luis Miguel Busto Mauleón es vicepresidente de la Asociación de Vecinos de Vicálvaro.

Más información: http://vecinoscontralatasa.blogspot.com/

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa de los autores, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.