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Gingrich y Palin, torres gemelas de intolerancia

Fuentes: Progreso Semanal

Como sabe cualquier alumno de sexto grado, originalmente los peregrinos llegaron a estas costas en busca de libertad religiosa. Qué lástima que ya no la practiquemos. Aún en la época colonial, muchos norteamericanos demostraron que creían en la libertad religiosa -pero solo para ellos. La Colonia de la Bahía de Massachusetts adquirió su fama por […]

Como sabe cualquier alumno de sexto grado, originalmente los peregrinos llegaron a estas costas en busca de libertad religiosa. Qué lástima que ya no la practiquemos.

Aún en la época colonial, muchos norteamericanos demostraron que creían en la libertad religiosa -pero solo para ellos. La Colonia de la Bahía de Massachusetts adquirió su fama por ser el brazo civil de la religión puritana. Solo los feligreses de la iglesia podían ocupar cargos públicos, y a los disidentes y no creyentes se les desterraba.

Durante años los católicos, judíos y cristianos han experimentado alguna forma de discriminación. Pero nunca la intolerancia religiosa se ha manifestado tan pública y desvergonzadamente como hoy por parte de oponentes a un Centro Cultural Islámico propuesto para el Bajo Manhattan. Ya saben, el proyecto que Sarah Palin pidió a los musulmanes que «refudiaran».

Palin y otros islamófobos presentaron tres argumentos principales en contra del proyecto: que la mezquita de la Zona Cero será construida en terreno sagrado; que los musulmanes han mostrado insensibilidad; y que todo el mundo estaría encantado de que los musulmanes construyeran su mezquita en otra parte. Embarazoso, ¿no creen?

Primero, los hechos. No estamos hablando de una mezquita. Estamos hablando de un centro cultural patrocinado por la Casa Córdoba, que incluiría exposiciones históricas, un auditorio, una piscina, salas de reuniones -y sí, un lugar de culto, o mezquita. Creado en un edificio existente donde los musulmanes ya se reúnen para orar.

El centro no sería construido en la Zona Cero, sino a dos cuadras de la Zona Cero, en Park Place, una bulliciosa calle comercial que no es en absoluto terreno sagrado. Es más, a la misma distancia de la Zona Cero pueden encontrarse en la actualidad una casa de apuestas de carreras de caballos, un McDonald’s, un Burger King y un Dunkin’ Donuts, una taberna irlandesa, hoteles, edificios de apartamentos, una pizzería -y un club de striptease.

OK, puede que no sea terreno sagrado, admiten otros, pero los musulmanes demuestran «insensibilidad» por los sentimientos de los familiares de las víctimas del 11/9. ¿Para qué proseguir con este proyecto, protestan ellos, si 70 por ciento de los norteamericanos piensa que está mal?

Imagínense. Según su lógica, el bien y el mal se determinan por las encuestas de opinión. Dios salve a la República. Me da miedo pensar qué pudiera suceder en otras partes del país donde el 70 por ciento de la población piensa que el matrimonio interracial -o las escuelas integradas– está mal. Según esa regla, todavía tendríamos esclavitud en este país. Y por cierto, si se permite que los «sentimientos de algunos familiares del 11/9 dictaran las decisiones acerca del uso de la tierra a dos cuadras de la Zona Cero, ¿hasta dónde llega su poder de veto? ¿Sobre todo el Bajo Manhattan? ¿La isla entera? ¿Todo el estado?

Nada menos que el Líder de la Mayoría del Senado Harry Reid ha presentado el argumento final. «La Primera Enmienda protege la libertad religiosa», dijo Jim Manley, vocero de Reid, en una declaración. «El Senador Reid respeta eso, pero cree que la mezquita debe ser construida en otra parte». De acuerdo, él aspira a la reelección (lo cual hace a la gente decir cosas locas), pero Harry Reid sabe más de cuatro cosas. Si realmente creemos en nuestros derechos constitucionales, con toda seguridad se aplican a todo -y no solo en el patio trasero de alguien.

Pero claro, no debemos esperar lógica en este debate porque no se hace basado en hechos o en razones. Sucede por pura histeria, provocada por demagogos como Sarah Palin y Newt Gingrich, que aprovechan cualquier ocasión para avivar las llamas de la intolerancia a fin de marcar puntos baratos en la política.

Al usar la Zona Cero como excusa para oponerse al centro comunitario a una distancia de dos cuadras, Sarah Palin y otros perpetúan peligrosamente la mentira de que todos los musulmanes pertenecen al mismo bando de los 19 terroristas que realizaron los ataques del 11 de septiembre contra el World Trade Center y el Pentágono. Eso es especialmente nefando en este caso, ya que el imán Feisal Abdul Rauf, el líder de la Casa Córdoba y principal patrocinador del propuesto Centro Islámico, ha servido de asesor al FBI y a la Casa Blanca de Bush en el combate al extremismo islámico.

También refuerzan la impresión de que Estados Unidos está enfrascado en una guerra al Islam, en vez de una guerra al terror: una falacia que el Presidente Bush, a decir verdad, trató con mucho empeño de eliminar.

Poco después de los ataques del 11 de septiembre, Osama bin Laden juró que continuaría sus ataques contra este país hasta que colocara una cuña entre Estados Unidos y el Islam. Pero hasta Osama bin Laden probablemente nunca haya esperado recibir tanta ayuda de parte de Sarah Palin y Newt Gingrich.

Bill Press es el anfitrión de un programa diario de radio distribuido nacionalmente, y autor de un nuevo libro, Conversación tóxica, que ya se encuentra en las librerías. Pueden escuchar «The Bill Press Show» en su sitio web www.billpress.com. Su correo electrónico es [email protected] This e-mail address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it .

Fuente: http://progreso-semanal.com/4/index.php?option=com_content&view=article&id=2535:gingrich-y-palin-torres-gemelas-de-intolerancia&catid=3:en-los-estados-unidos&Itemid=4