Abdessadek El Bouchtaoui (1973, Bni Abdallah, Alhucemas) es miembro del Comité de Defensa de los rifeños encarcelados por su pertenencia al Movimiento Popular del Rif (Hirak), surgido a finales de 2016 en la región norteña de Marruecos y que exigen mejoras económicas y sociales. Este abogado, muy activo en redes sociales, es conocido por defender […]
Abdessadek El Bouchtaoui (1973, Bni Abdallah, Alhucemas) es miembro del Comité de Defensa de los rifeños encarcelados por su pertenencia al Movimiento Popular del Rif (Hirak), surgido a finales de 2016 en la región norteña de Marruecos y que exigen mejoras económicas y sociales. Este abogado, muy activo en redes sociales, es conocido por defender los ideales de un movimiento que surge «con unas reivindicaciones legítimas».
Desde que comenzaron las protestas en octubre de 2016 tras la muerte de Mohssine Fikri, más de 600 personas han sido arrestadas según diferentes organismos por los derechos humanos, aunque los activistas rifeños denuncian que esta cifra se eleva a más del doble. En la actualidad continúan los juicios contra la plana mayor de este movimiento, acusados de socavar y atentar contra la seguridad interna del Estado y la cohesión territorial, delitos penados con más de 20 años de cárcel.
El Bouchtaoui, que ha denunciado en numerosas ocasiones los «juicios injustos» a los activistas y «la vulneración de sus derechos», fue condenado el pasado 8 de febrero por el Tribunal de Primera Instancia de Alhucemas a una pena de 20 meses de prisión y una multa de 500 dirhams (45 euros) por «incitación a cometer delitos», «incitación a participar en una manifestación no autorizada» e «insultar a funcionarios públicos en el ejercicio de su función». Explica que las pruebas utilizadas contra él son publicaciones de Facebook donde critica la represión policial. Por ello, considera que la motivación de esta causa judicial, así como las que le quedan pendientes, son fruto de un intento de silenciarle, «se trata de un mensaje claro a la defensa de los activistas rifeños».
Sin embargo, no es la primera vez que El Bouchtaoui está en el foco de las autoridades, el 9 de agosto de 2017 fue llamado ante la policía de Tetuán por las declaraciones realizadas en redes sociales. En septiembre del mismo año, una persona anónima presentó una denuncia contra él por la que recibió una citación del fiscal general de Alhucemas. Compara el proceso judicial de los presos rifeños, la forma en que se les ha detenido, las torturas y la falta de garantías jurídicas con los «años de plomo», que van desde 1960 a 1999, época del reinado de Hassan II, padre del actual monarca Mohammed VI.
Esta entrevista tiene lugar durante «la marcha de la libertad» celebrada el 31 de marzo en París, una manifestación que recorrió la capital gala para exigir la libertad de los «presos políticos del Rif» y que se escuchen sus demandas.
Recientemente has manifestado tu intención de exiliarte en Europa. ¿Por qué has tomado esta decisión?
He venido con la intención de solicitar asilo político en Suiza, ya que considero que en Ginebra se encuentran la mayoría de las organizaciones que defienden los derechos humanos, lo que me daría la posibilidad de seguir defendiendo a los presos políticos rifeños desde ahí. Pero debido al acuerdo ratificado por los países de la Unión Europea, este asilo se debe solicitar en el primer país europeo que pisas. Yo tengo el pasaporte registrado en Francia, por lo cual el país donde me corresponde solicitarlo es allí. Sigo aferrándome a la posibilidad de obtener asilo político en Ginebra y en caso de denegación recurriré, pero si se ratifica la denegación me veré obligado a quedarme aquí. Mi negativa a exiliarme en Francia es debido a que la policía secreta marroquí está muy presente y la colaboración que hay entre los dos países es muy elevada. En este sentido les será fácil vigilar mis pasos, lo que me genera inseguridad y la falta de libertad de movimiento, sin la que no podré continuar defendiendo a los detenidos del Hirak. A pesar de todo ello, me queda la tranquilidad de que Francia tiene una independencia de la justicia que garantiza cierta legalidad.
El detonante que te ha llevado a querer exiliarte en Europa ha sido la última condena, 20 meses de prisión y una multa de 500 dirhams. ¿En base a qué has sido condenado?
Desde el principio he defendido al Hirak, tanto en redes sociales como en los medios de comunicación, he dejado claro mi apoyo a los detenidos, hemos denunciado las injusticia, el abuso de poder y las torturas cometidas contra ellos. Me he manifestado desde mi derecho y libertad de opinión, pero a esta gente no le gusta lo que hago. Es importante la causa de la muerte de Imad Al Attabi [confirmada oficialmente el 8 de agosto, consecuencia de un cartucho de humo durante la represión de la manifestación de Alhucemas el 20 de julio] que yo llevaba junto a su hermano. El día 9 de agosto hice unas declaraciones en la prensa alegando que fue víctima de la represión, entonces el ministro del Interior me denunció alegando que yo acusé a las autoridades públicas de la muerte. La policía de Tetuán me llamó a declarar y lo hicieron coincidiendo con el día del entierro de Imad. Posteriormente me citan a declarar ante el fiscal de Alhucemas, después tuvimos una vista, y una segunda, y a la tercera me condenaron a 20 meses imponiéndome varias acusaciones sin ningún fundamento. Su única prueba fueron mis opiniones en el muro Facebook. Pero sobre todo me sorprende que la condena llegara con tanta rapidez.
La vista para recurrir se aplazó hasta el 12 del marzo. Lo que quieren es un castigo ejemplar, porque unos días después hay otra vista donde solicitan mi inhabilitación profesional. Me sorprende que no se hayan tomado esta prisa con ninguno de los detenidos que llevan casi un año en prisión. Han pinchado mi teléfono, vigilan mi domicilio familiar y me vigilan en el trabajo. Es un acoso constante. Recientemente me han llamado desde el Tribunal de Casablanca por una denuncia en la que se me acusa de ser ni más ni menos que una especie de ministro de Justicia del Rif, es decir, de un gobierno alternativo que supuestamente habría creado Nasser Zefzafi. El propio juez de la causa contra los detenidos está preguntándoles sobre este extremo.
Cartel pidiendo la libertad para Nasser Zefzafi durante la manifestación. YOUSSEF OULED
Al ver a mis hermanos que durante el juicio se les está preguntando que por qué han dado «me gusta» a esto, por qué han compartido esta foto o se han hecho esta otra, por qué habían hecho este comentario, por qué tienen fotos de Abdelkrim El Jattabi, por qué gritan viva el Rif… he visto que mi situación no es distinta a la de ellos y temo que esos 20 meses de cárcel pasarán a ser muchos años. Desde la cárcel no puedo ayudar a los presos ni a la causa del Rif, ni a mis familiares. Por eso decidí salir del país, para seguir haciendo mi trabajo.
¿Hablas de persecución política?
Llevo 15 días en Francia, haré todas las gestiones necesarias para obtener asilo político, porque está claro que aquí se persiguen mis opiniones, mis publicaciones. Esto ha quedado de manifiesto cuando el propio ministro del Interior interpone una queja contra mi persona. Tanto él como el fiscal general siguen órdenes superiores.
¿Cuál es la situación de los detenidos rifeños?
No existen garantías jurídicas porque son juicios políticos donde los presos han sufrido torturas, tratos degradantes y humillantes. Todos estos son delitos condenados por el derecho y las convenciones internacionales. Además, los detenidos han declarado que han sufrido maltrato, incluso amenazas de violación e insultos. Sin embargo, la justicia en lugar de investigar a los causantes de este maltrato y vejaciones alegan que nunca han existido. Muchas de las declaraciones de los presos fueron obtenidas de manera forzada y otras la policía las ha manipulado, porque lo que se recoge en ellas no es lo que ellos dicen haber dicho.
Debemos saber que a 17 de ellos se les está pidiendo penas muy elevadas, pero es que a siete se les acusa de delitos que pueden alcanzar pena capital. Entre los otros, hay acusados de delitos que no superan los seis meses de cárcel que deberían estar fuera y aun así siguen encarcelados, hasta ahora llevan cerca de 45 vistas judiciales, es como una larga película de injusticia. Yo propuse al resto de abogados que abandonaran la defensa de forma conjunta a modo de protesta, pero se negaron por temor a que se les asignaran abogados de oficio que dependen del Estado. Las acusaciones que se hacen sobre ellos carecen de fundamento. Por eso, si no se abre una solución política a este problema, me temo que las condenas serán muy duras, pues la justicia de Marruecos no es justa. Sobre todo respecto a Nasser Zefzafi, Mohammed Jelloul, Mohammed El Mejaoui, es decir, los representantes del Hirak, si no se llega a una solución política para una reconciliación con el Rif, tal y como está yendo la justicia, las condenas serán muy duras. Por eso, no me canso de repetirlo, hacen falta soluciones políticas.
El líder del Movimiento Popular, Nasser Zefzafi, lleva más de 10 meses en una celda de aislamiento ¿Cuál es su situación?
También hay otros en aislamiento en Zaio (Nador). Hassan Barba se encuentra condenado a 20 años en la cárcel de Fez. Zefzafi lleva desde que le detuvieron el 29 de mayo en una celda de aislamiento en Casablanca, de donde sale media hora al día, media hora que pasa solo. No ve a nadie, salvo los miércoles, que puede ver durante unas horas a un familiar. Este trato está considerado una tortura porque las Naciones Unidas considera que este encarcelamiento no debe superar los 15 días y solo en caso de haber cometido un delito muy grave, e incluso durante estos 15 días se debe garantizar un contacto con la realidad que le rodea, contacto humano que a él se le está negando. Sale a un patio vacío, sin nadie, y tampoco tiene una ventana al exterior. Este aislamiento total puede causar consecuencias irreparables en su salud física y mental. Eso es lo que realmente quieren, dejarle loco. Es un atentado contra sus derechos.
Estamos apelando a los estados democráticos, pero parece que no les interesa la defensa de los derechos de algunos. Marruecos no da importancia a estos derechos, se la da a la represión. Hemos visto que es así como resuelve sus «crisis»: represión para evitar que afecte a sus intereses económicos. Y la Unión Europea solo actúa cuando ve que los rifeños entran por sus fronteras, porque Europa solo mira por sus intereses.
Durante la marcha de hoy (marcha de la libertad) has comentado que al majzén [Gobierno de la oligarquía, también denominado gobierno profundo o gobierno en la sombra] no le queda nada por hacer. ¿Qué has querido decir?
Simplemente eso, que ya no pueden hacer lo que hacían antes, hoy no pueden sacar las armas porque ya no es 1984 [represión con armamento de las protestas sociales, especialmente en la región del Rif]. Ahora el mundo lo ve todo, solo encendería un fuego en el que acabaría quemándose.
Pero con la represión ha sido suficiente, en Jerada, otro pueblo que se ha levantado por mejoras sociales y económicas e igual que en el Rif, las protestas pacíficas fueron permitidas hasta cierto momento. En estos momentos se han registrado cerca de un centenar de arrestos y las protestas han sido aplastadas.
Esa es la mentalidad del Estado marroquí: la opresión y, luego, la represión. Es un Estado represivo, no conoce otra forma de resolver los problemas de su pueblo más allá de reprimir para defender los intereses de unos pocos.
Hay una situación similar en todo Marruecos. ¿Qué diferencia al Rif?
Tenemos en el Rif una historia propia llena de problemas con el majzén desde hace mucho y que dura hasta nuestros días. Es en el Rif donde se han cometido asesinatos atroces como los de Sidi Bouzineb, por ejemplo. La población rifeña ha sido durante años encarcelada, ha sufrido violaciones, en nuestra memoria sigue vivo el recuerdo de 1958-1959 [Hassan II reprimió con violencia e incluso bombardeó a la población civil que protestaba], tenemos 1984, los mártires de Alhucemas que murieron en las primaveras del 2011 y ahora esto. En el Rif hay una memoria colectiva de un majzén que siempre ha castigado con violencia a un pueblo. Una región castigada, abandonada a su suerte, con problemas sanitarios, en educación, falta de trabajo… Eso responde a una política intencionada basada en el aislamiento. Es por eso que la muerte de Mohssine Fikri colmó un vaso lleno de opresión.
¿Cuál es esa solución política de la que has hablado al inicio?
La libertad de los presos es una solución para el Rif y para todo Marruecos en general. Decimos a las autoridades que no les favorecerá continuar las detenciones, pero no escuchan. Pero somos un movimiento pacífico y solo pedimos nuestros derechos. Queremos que cesen las mentiras, que escuchen las demandas, solo así es posible una reconciliación con el Rif.