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Los EEUU están dispuestos a desarrollar la Guerra de Destrucción Masiva Unilateral a costa de romper todos los equilibrios estratégicos y disparar los riesgos de una guerra nuclear

Hacia una guerra preventiva nuclear

Fuentes: inSurGente

El enorme fracaso militar de los EEUU en Iraq, está llevando al Consejo de Seguridad Nacional y al Pentágono al desarrollo pleno de la única opción estratégica prevista en el documento «La Nueva Estrategia de Seguridad Nacional de los EEUU»: la imposición por la fuerza del modelo económico y político internacional decidido por Washington, asegurando […]

El enorme fracaso militar de los EEUU en Iraq, está llevando al Consejo de Seguridad Nacional y al Pentágono al desarrollo pleno de la única opción estratégica prevista en el documento «La Nueva Estrategia de Seguridad Nacional de los EEUU»: la imposición por la fuerza del modelo económico y político internacional decidido por Washington, asegurando la superioridad militar absoluta frente a cualquier país o grupo de países. Ahora el Pentágono rescata el viejo concepto de «primer golpe efectivo» y el de la «destrucción asegurada» -unilateral en este caso, porque no se trata de disuasión sino de guerra preventiva-, y vuelve a la utilización de armas nucleares tácticas o de otras armas demoledoras con efecto de «destrucción masiva». Ha anunciado la puesta en marcha de un sistema de misiles estratégicos capaces de alcanzar todos los blancos asignados en el plazo de una hora. Esto es un sistema de inseguridad total y de coacción irresistible. Nuestros políticos están dispuestos a la complicidad más absoluta: es parte de su consenso criminal.

Después de imponer en Europa la aceptación de un escudo antimisiles instalado en países totalmente vasallos como Checoslovaquia, Polonia o Rumania; Washington anuncia el desarrollo de una fuerza misilística estratégica capaz de destruir los blancos designados en un tiempo máximo de una hora. Eso, combinado con la doctrina de la «guerra preventiva», va a llevar al mundo a un sistema de poder más feroz que el nazismo.

Para tranquilizar a las «opiniones públicas» de los países adoctrinados por Falsimedia, Estados Unidos -que sin duda goza de gran credibilidad internacional- asegura que ese sistema estratégico de misiles inalcanzable para cualquier enemigo, será armado con cabezas convencionales.

La «Nueva Doctrina de Seguridad Nacional», anunciada a bombo y platillo pocos meses antes de la invasión de Iraq, y reiterada hace unos meses establece los siguientes objetivos globales:

-la extensión por la fuerza del sistema económico y político del liberalismo más radical bajo el lema de «Libertad y Democracia»;

-la imposición, también por la coacción y la fuerza, de la superioridad de los EEUU frente a cualquier país o alianza de países, incluso los denominados «amigos de los Estados Unidos»;

-la utilización por el Presidente de toda las armas puestas a su disposición;

-la marginación de los organismos internacionales cuando no colaboren con ese proyecto eminentemente imperial de los EEUU;

-y la actuación fuera de las leyes internacionales sobre la guerra o el nuevo derecho humanitario, asegurando la inmunidad de los funcionarios civiles y militares estadounidenses en cualquier lugar del mundo.

Todos esos objetivos están definidos reiteradamente en el documento, sin ambigüedad alguna, con descaro absoluto y prepotencia.

Luis Solana -una especie de responsable de la Política Exterior Común de la UE, en realidad el enlace de Bruselas con Washington- intentó definir una «Estrategia de Seguridad Europea», basada en los mismos principios y bajo obediencia Otánica, en la Cumbre de Salónica.

La mala marcha de la guerra de Iraq -que empezaba a hacer agua por todas partes- congeló aquélla civilizadísima doctrina.

Ahora los Estados Unidos vuelven a la carga. Y con Estados Unidos, los gobiernos de la civilizada Europa.

El Péntagono inicia con urgencia el desarrollo de un nuevo sistema de misiles

Prensa Latina.- El Pentágono pretende desarrollar una nu
eva generación de misiles, los cuales permitirían a Estados Unidos golpear blancos a larga distancia en menos de una hora, revela hoy el diario The New York Times. Según el rotativo, los planes desataron una polémica interna en el gobierno, ante el peligro real de que este tipo de cohetes convencionales aumente los riesgos de una confrontación nuclear «por accidente».

De acuerdo con el Times, el Departamento de Defensa presiona para que el Congreso de luz verde a la producción de los misiles, que irían emplazados en submarinos de la clase Trindent II, con capacidad para golpear a adversarios.

Entre los blancos se mencionan campamentos de organizaciones terroristas, almacenes de armas y explosivos, depósitos de posibles portadores nucleares, químicos o biológicos, así como otras instalaciones potencialmente consideradas amenazas urgentes.

Los cohetes se convertirían en el recurso por excelencia para desatar un ataque preventivo, según la doctrina militar que distingue al gobierno del presidente George W. Bush.

El general James E. Cartwright, jefe del Comando Estratégico, estimó que el programa reforzaría el armamento convencional del Pentágono, y limitaría el llamado daño colateral en un ataque contra objetivos como los previstos.

Los estrategas estiman que el plan tendría un costo de 500 millones de dólares en los próximos cinco años. El Departamento de Defensa aspira a que en 2006 el Congreso asigne 127 millones, cifra que sería utilizada para poner en práctica el proyecto.

Algunos legisladores miran con reservas la utilización de este tipo de misiles.

«Sería muy difícil determinar si un proyectil que sale de un submarino Trident (de propulsión nuclear) es convencional o atómico», consideró el senador demócrata Jack Reed, miembro del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes.

En opinión de Reed, existe una gran preocupación porque el empleo de esos cohetes convencionales desestabilicen la política de disuasión.

La idea de desarrollar este programa apareció en la Revisión de la Postura Nuclear, un estudio del Pentágono desarrollado en 2001.

El documento sugiere que el nuevo programa de misiles se añada a la llamada triada estratégica, integrada por los cohetes balísticos intercontinentales, los bombarderos estratégicos y la flota de submarinos.