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X Asamblea Federal de Izquierda Unida

Hacia una IU decisiva en el país

Fuentes: Rebelión

Todo listo para realizar nuestra X Asamblea en un momento álgido de la movilización popular. Apenas ha pasado un mes desde la última Huelga General, que tuvo un importante componente ciudadano y que es la tercera contra las políticas de recortes impuestas por la Troika (la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo). […]

Todo listo para realizar nuestra X Asamblea en un momento álgido de la movilización popular. Apenas ha pasado un mes desde la última Huelga General, que tuvo un importante componente ciudadano y que es la tercera contra las políticas de recortes impuestas por la Troika (la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo). Junto a ello, las diferentes mareas, la lucha de los trabajadores y trabajadoras de los sectores y empresas en crisis (desde los mineros hasta los trabajadores de CEMEX, de TeleMadrid, Iberia, Paradores, etc.), y el movimiento del 15M con sus diferentes expresiones, muestran un enorme incremento de la lucha social frente a las políticas neoliberales y sus consecuencias.

El actual, es un contexto muy diferente si lo comparamos con aquel en el que estábamos inmersos cuando hicimos nuestra anterior Asamblea y en ese cambio ha influido de una forma importante el trabajo del conjunto de la afiliación a Izquierda Unida. No sería muy correcto que yo trazara los rasgos esenciales de lo que tiene que ser nuestra acción en el próximo período porque eso sustituiría el trabajo que realizarán los delegados a la Asamblea en sus debates, pero estoy seguro que esa presencia en la movilización y las ricas experiencias que de ella se derivan es uno de nuestros principales capitales para el debate próximo y para la acción futura.

En los documentos aprobados en la anterior Asamblea ya valorábamos la crisis y sus consecuencias. Estábamos al final de 2008 y el Gobierno del PSOE no reconoció la gravedad de su situación hasta 2010. Muchas otras fuerzas políticas y sociales se conformaron con definirla como una mera crisis financiera, cuando nosotros planteamos que era una crisis sistémica, global, con manifestaciones y consecuencias no sólo económicas, sino también políticas. Una crisis general del capitalismo, de graves repercusiones y larga duración.

Frente a todo ello, Izquierda Unida ha mantenido un discurso correcto y hemos estado en la protesta, pero también en la propuesta. Con iniciativas radicales, en el sentido profundo de ir a la raíz de los problemas, pero cuya realización era y es posible. Hemos entendido que la mejor oposición era tomar la iniciativa frente a las políticas neoliberales, primero del PSOE y luego del PP.

Sinceramente, creo que hemos estado a la altura de las necesidades planteadas por la realidad política y de las exigencias de los sectores populares a los que queremos representar, sobre todo si tenemos en cuenta nuestras limitaciones. Por ello, a lo largo de este proceso nos hemos fortalecido electoral, política y organizativamente.

Superar nuestros débiles resultados electorales, que venían descendiendo desde 1996, ha sido uno de nuestros primeros objetivos. Lo hemos conseguido gracias al esfuerzo de toda la organización. Si en las elecciones generales de 2008, en el campo de los votantes de izquierdas, la proporción entre el voto al PSOE y a IU era de 1 a 11, en las de 2011 esta proporción pasó a ser de 1 a 4 y, en las últimas encuestas de 1 a 2. Y, algo más determinante que las encuestas: en Galicia y Cataluña, la relación se sitúa ya en 1 a 1,5

Hemos construido nuestro discurso tomando como eje esencial la contradicción capital-trabajo, sin regatear en la importancia de otras contradicciones y la trascendencia que en los derechos ciudadanos, en la igualdad hombre-mujer y en las libertades políticas democráticas está teniendo la crisis del sistema.

Pero, ¿ha sido todo positivo? Nuestra organización sigue siendo débil, poco numerosa y con una implantación territorial limitada. La relación votos/afiliados es muy alta y debe corregirse con un fuerte crecimiento. No hemos conseguido la imprescindible homogeneidad en nuestras políticas fundamentales, y esto se ha notado especialmente en nuestras alianzas, con un alto coste político, interno y externo. Nuestros órganos y candidaturas no tienen en cuenta suficientemente a las mujeres y el papel de nuestras áreas de elaboración no está asentado.

Pese a las dificultades, en lo interno hemos cumplido nuestros compromisos: en lo personal, he intentado ser el Coordinador de todos y todas; en lo colectivo, construir una dirección sin exclusiones.

La política de refundación ha sido un pilar de nuestro trabajo y, desde hace poco más de año y medio, hemos desarrollado la política de Convergencia Social como una evolución natural de nuestro enfoque unitario. No estamos hablando de un proceso teórico o formal, ni de una suma de siglas o de personalidades, sino que planteamos un proceso participativo desde la base.

Todo lo hecho no hubiera sido posible sin nuestra militancia, por eso la esperanza para el futuro es justificada. Vamos hacia una X Asamblea impregnada de participación social, de movilización popular y de alternativa. Izquierda Unida va a ser decisiva y quiere aprender a ser decisiva.

Cayo Lara es coordinador federal de Izquierda Unida.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.