Traducido para Rebelión por Sinfo Fernández
«Orgullo», ese es el término que utiliza Halliburton en su propaganda.
Pero si cualquiera examinara sus hechos, quizá sería mucho más exacto usar «falso orgullo» – un orgullo que precede al declive.
El próximo miércoles 18 de mayo, la corporación Halliburton celebrará su junta general anual de accionistas de 2005 en el hotel Cuatro Estaciones, en el centro de Houston, Texas. El director ejecutivo de la compañía, David Lesar, expondrá un informe a los accionistas en el que hablará de beneficios, producción y orgullo. Hablará del gran monto de beneficios que Halliburton y sus compañías filiales han conseguido a través de contratos sin concurso en Iraq. Hablará presentando los servicios que apoyan la ocupación militar estadounidense de Iraq.
Halliburton está gastando muchos dólares en propaganda para contar la historia de su orgullo. Necesitan hacerlo así porque tienen que sobreponerse a muchas cosas.
Lesar no podrá referirse con orgullo a que la compañía está bajo examen constante por la forma en que Enron está llevando las cuentas aprovechándose de los dólares provenientes de los impuestos estadounidenses, del compadreo corporativo y del saqueo de la guerra. No enfatizará tampoco cómo los auditores de DOD han averiguado que Halliburton ha sacado de los impositores estadounidenses un total de 212 millones de dólares.
En los días anteriores al 18 de mayo y durante esa misma fecha, en las calles que rodean el lugar donde se celebre la junta de accionistas, tendrá lugar una reunión alternativa integrada por gente de la región y del país que convergerán allí para pedir responsabilidades por las ganancias excesivas obtenidas a través de la guerra. No sólo habrá activistas contra la guerra y a favor de una justicia económica que manifestarán una enérgica protesta no violenta, sino que también estarán presentes las voces de los olvidados.
No sólo habrá activistas, también estarán en la protesta antiguos empleados de Halliburton que fueron engañados en cuanto a las condiciones de seguridad, al trabajo específico que debían realizar y a los salarios que recibirían. Asimismo, estarán allí familiares de los soldados que están sirviendo en Iraq, veteranos de la primera guerra de Iraq e iraquíes que han visto cómo su nación era devastada por la guerra para después ser liquidada al mejor postor (o malvendida sin que mediaran licitaciones, como parece ser el caso).
Los organizadores de los otros eventos de la semana se asegurarán de que los accionistas e inversores de Halliburton escuchen una historia distinta, la historia que a Halliburton le encantaría olvidar. El director ejecutivo de Halliburton, Lesar, no contará a los accionistas quién es el propietario real de la compañía.
Según The Financial Times, Halliburton, el mayor receptor de los contratos de reconstrucción en Iraq, ha recibido 18.000 millones de dólares y ha visto cómo sus beneficios se incrementaban en un 80% entre 2003 y 2004. Han sido acusados, mucho más que cualquier otro contratista en Iraq, de fraude, despilfarro y corrupción – desde acusaciones de haber cobrado hasta 108 millones de dólares de más por el fuel y 24,7 millones de dólares de más por las comidas, hasta de «golpes bajos» por valor 6,3 millones de dólares. Halliburton es también el único contratista en Iraq que está actualmente bajo investigación criminal del Departamento de Justicia.
Además de su desenfrenado saqueo de guerra, se benefician también de sus relaciones con funcionarios del gobierno, las más recientes y notables son las que mantienen con el Vicepresidente Dick Cheney. Cheney fue, entre 1995 y 2000, director ejecutivo de Halliburton y aún sigue recibiendo de ellos, en concepto de salario anual, 178.000 dólares – ¡casi lo mismo que recibe por su salario como vicepresidente!
Se suponía que Halliburton tenía que reconstruir la infraestructura para la producción petrolífera en Iraq pero, después de un año en el que ha habido poco petróleo debido a los incendios en los pozos, Halliburton suministra gas a precios fraudulentos en un país que tiene las segundas mayores reservas de petróleo del mundo.
El pueblo de Iraq debe estar preguntándose qué está haciendo exactamente Halliburton para reconstruir su país. No está precisamente mejorando las oportunidades de empleo de los trabajadores iraquíes o estadounidenses. Halliburton y sus filiales operan como una compañía que no considera los derechos sindicales existentes en EEUU. Con más o menos unas 530 instalaciones, sólo en diez tienen a sus trabajadores bajo contrato sindical. La filial de Halliburton en Iraq, Kellogg, Brown & Root, tratando de apartar de la organización a los trabajadores iraquíes, subcontrató a una compañía kuwaití para reconstruir la refinería de petróleo de Baryesiya, en el sur de Iraq. El desempleo en algunas zonas de Iraq alcanza la cifra de 60-90 por cien, mientras Halliburton se dedica a importar trabajadores de países del Tercer Mundo para desplazar a los iraquíes del trabajo y contribuir a su depauperación económica.
Recientemente, antiguos empleados de Halliburton y familiares de empleados que encontraron la muerte en Iraq han presentado una reclamación legal por haberles engañado «de forma sistemática, intencional y fraudulenta» al ofrecerles un trabajo en Iraq y dejarles sin protección. Los familiares están indignados sobre todo porque Halliburton envió, el 9 de abril de 2004, un convoy con diecinueve conductores de camión que circulaba casi sin protección, convertido en aparente «señuelo», por una de las carreteras más peligrosas de Iraq. Después de un intenso tiroteo de dos horas, sólo once de los conductores llegaron a su destino donde se encontraron con que ni siquiera se necesitaba el fuel que habían transportado – del resto, seis murieron, uno fue secuestrado pero logró escapar y el último aún sigue desaparecido.
El objetivo de los actos previstos es ofrecer una resistencia enérgica a la ocupación corporativa de Halliburton en Iraq. Actualmente, Halliburton y su empresa filial, KBR, proporcionan servicios esenciales para mantener la ocupación de Iraq, tales como cocina, lavandería y transporte. Y también se les ha encargado reconstruir la infraestructura petrolífera de Iraq.
Además, su filial KBR ha sido contratada para construir catorce bases militares permanentes que convertirán la ocupación estadounidense de Iraq en un hecho incontestable. La presencia de Halliburton y de KBR en Iraq es esencial para mantener una ocupación militar y corporativa a largo plazo. La reunión de accionistas es sólo el principio de una larga campaña con objeto presionar a Halliburton para que salga de Iraq.
Los activistas de Houston están utilizando la estrategia del «poder popular» de acción directa y educación popular acerca de los costes sociales, políticos y económicos reales que suponen las operaciones de Halliburton en Iraq. Con el espíritu del movimiento de estudiantes serbio Otpor, con el de los opositores a la privatización en Bolivia y con el «Poder Popular» filipino que derrocó al dictador Ferdinando Marcos, así como con la rica tradición de los propios movimientos sociales de EEUU, los activistas de Houston han estado utilizando ya el diálogo comunitario, la pedagogía, la acción directa no violenta y el ánimo resuelto para detener a los carroñeros de la guerra. En 2003, el movimiento contra la guerra utilizó muchas vías diferentes para tratar de parar la invasión de Iraq. En 2004, muchos intentaron «no elegir» al invasor apoyando al otro candidato que al cabo también estaba a favor de la guerra. La estrategia de poder popular se ha propuesto atacar los pilares clave que sirven de apoyo en la ocupación de Iraq, y en Houston, Texas, ese pilar clave es el carroñero de guerra Halliburton.
El 4 de abril de 1967, el Dr. Martin Luther King dijo «Tenemos que empezar rápidamente el cambio de una sociedad orientada hacia los bienes materiales a una sociedad orientada hacia las personas. Cuando las máquinas y los ordenadores, el beneficio y los derechos de propiedad se consideran más importantes que los pueblos, es imposible vencer al gigante que conforman el racismo, el materialismo extremo y el militarismo». Considerar las palabras del Dr. King cuando contempleis el «orgullo» de David Lesar en el saqueo de Iraq a través de la guerra. El tiempo de ese cambio ha empezado, ya están en marcha los movimientos para acabar con los beneficios conseguidos a través de la guerra en Iraq.
Scott Parkin es organizador comunitario en Houston Texas. Para más información sobre la reunión alternativa de accionistas, contactar con:
www.houstonglobalawareness.org
Texto original en inglés:
www.zmag.org/content/showarticle.cfm?SectionID=ItemID=7847