Para recordar la muerte y la vida del Compañero Fidel Castro y, a través de él, rendir homenaje a la Revolución Cubana, se llevó a cabo recientemente un acto conmemorativo en el barrio de Logan Heights, en San Diego, ciudad fronteriza del sur de California. En la tarde del 21 de diciembre de 2016, bajo […]
Para recordar la muerte y la vida del Compañero Fidel Castro y, a través de él, rendir homenaje a la Revolución Cubana, se llevó a cabo recientemente un acto conmemorativo en el barrio de Logan Heights, en San Diego, ciudad fronteriza del sur de California. En la tarde del 21 de diciembre de 2016, bajo el alero de la organización «Unión del Barrio» en su «Centro Aztlán Marco Aguiano» – organización que trata de crear consciencia política entre los vecinos y de luchar contra la desinformación imperante en el país – tuvo lugar el evento que contó con la presencia de chicanos, afroamericanos y latinoamericanos, especialmente oriundos de México, de Chile y otros países.
Abrió el acto el maestro Carlos Martell quien, luego de explicar el motivo principal de la reunión, abordó el comentario de «La historia me absolverá», señalando sobre todo el imperativo moral que emanaba del famoso discurso de Fidel: que es justo rebelarse contra un gobierno en que reina la injusticia, que el derecho a la rebelión es un deber para todo ciudadano cuando impera la opresión contra el pueblo. Por su parte, Ben Prado, dirigente de las organizaciones mencionadas, se refirió al concepto de revolución, recurriendo a las palabras y a los hechos de Fidel, haciendo uso a la vez de relevante material visual. Como cierre del programa, se leyeron poemas de Canción de gesta, el libro que Pablo Neruda escribiera inmediatamente después del triunfo revolucionario. Todo ello dio lugar a un nutrido y activo intercambio de preguntas e intervenciones por parte del público. Tanto las presentaciones como el diálogo se efectuaron indistintamente en inglés y en español.
Acto pequeño, limitado si se quiere, pero que habla bien de la resonancia múltiple del proceso revolucionario aún lejos de la Isla. Se constata así, una vez más, el legado perdurable de Cuba para los pueblos americanos, al mismo tiempo que la vigencia del ejemplo y la figura de Fidel.
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