El miércoles, a instancias de los principales sindicatos de Guinea, una huelga general comenzó en este país de África occidental. La huelga se produce para reclamar por los depreciados salarios que perciben los trabajadores, pero también como protesta ante la gestión del presidente guineano Lansana Conté, al que se acusa de haber intervenido en procesos […]
El miércoles, a instancias de los principales sindicatos de Guinea, una huelga general comenzó en este país de África occidental. La huelga se produce para reclamar por los depreciados salarios que perciben los trabajadores, pero también como protesta ante la gestión del presidente guineano Lansana Conté, al que se acusa de haber intervenido en procesos judiciales para evitar que se juzguen importantes casos de corrupción.
En Guinea el salario mensual promedio que recibe un trabajador es de apenas 50 dólares; a eso se agrega que el costo de vida se eleva cada día más, y que el gobierno ha hecho hasta ahora caso omiso de los reclamos sindicales.
Asimismo, Guinea es -según estudios de Transparencia Internacional- el país más corrupto de África. Éste no es únicamente el alarmante dato de un estudio sino que es percibido con preocupación por la mayoría de la población, que está dispuesta a afrontar las consecuencias de enfrentar a un gobierno garante de esa situación (aunque ello pueda llegar a desembocar en una lucha armada si el presidente es desplazado del poder).
Según denuncian los representantes sindicales, el presidente Conté intervino en los procesos judiciales para liberar a dos personas que eran investigadas por corrupción. Una de estas personas es Mamadou Sylla, el hombre más rico de Guinea, quien según informa la prensa local fue liberado directamente por órdenes presidenciales.
Los sindicalistas han establecido que los acusados de corrupción regresen a la cárcel como condición no negociable para levantar la huelga (que ha transformado tanto a la capital del país como a las principales ciudades en pueblos fantasma, donde ni siquiera el transporte público se encuentra en funcionamiento).
Hasta ahora, tanto la policía como el Ejército de Guinea no han reaccionado con violencia ante la huelga, pero aún permanece fresco el recuerdo de la brutal represión que sufrieron los huelguistas guineanos el año pasado, cuando la policía mató a decenas de personas que participaban de una huelga convocada por los estudiantes en Conakry, la capital de Guinea.