Políticos estadounidenses van por el mundo dando lecciones sobre derechos humanos, justicia y libertad, pero ninguno comenta sobre casos como el del ex-Pantera Negra Albert Woodfox (en imagen de 2016), quien murió la semana pasada, seis años después de salir de prisión en Estados Unidos, donde pasó en confinamiento solitario más de 40 años en una celda de dos por tres metros por un homicidio que no cometió.
No deja de asombrar la constante incongruencia en la vida pública y política estadounidense. Aquí sólo unos pocos ejemplos de los últimos días:
La cúpula política insiste en que Estados Unidos es el velador de los derechos humanos, la libertad y la paz, y esta semana repitieron acusaciones contra Rusia y China, entre otros, de amenazar la soberanía de los países y hasta de crímenes de guerra. No mencionaron en ninguna de sus declaraciones que este fin de semana se marca el aniversario de un crimen de guerra sin precedente en la historia humana: la única vez que un país utilizó armas de destrucción masiva causando cientos de miles de muertes de civiles, cuando Estados Unidos arrojó dos bombas atómicas sobre Japón el 6 y el 9 de agosto de 1945.
Hablando de armas de destrucción masiva, cuando Dick Cheney se presenta como un gran defensor de la democracia estadounidense y ejemplo de honestidad, las cosas están, pues, bastante mal. En un anuncio de campaña de relección de su hija, la diputada republicana pero ahora antitrumpista Liz Cheney, el ex vicepresidente de George W. Bush califica a Trump de ser la peor amenaza a la república en toda su historia y acusa que el ex presidente “intentó robarse la última elección usando mentiras y violencia… Un hombre real no mentiría a sus simpatizantes”. Vale recordar que su gobierno fue bautizando como la Junta Cheney-Bush por Gore Vidal, en referencia a que llegó al poder perdiendo el voto popular y por decisión controvertida de la Suprema Corte en 2000. Más aún, algunos aún recuerdan que Cheney, entre otros, inventaron esa mentira de las armas de destrucción masiva (inexistentes) con que se justificó la invasión estadounidense de Irak.
Hablando de modificar la historia, maestros de cívica en Florida están obligados a someterse a seminarios de adoctrinamiento sobre historia patriótica por órdenes del gobernador Ron Desantis en los que, entre otras cosas, aprenden que los padres fundadores Washington y Jefferson se oponían a la esclavitud, cuando en los hechos ambos eran dueños de esclavos.
Hablando de modificar realidades, según el alcalde de Nueva York, el ex capitán de policía Eric Adams, el problema principal que enfrenta la ciudad es una ola de crimen violento, tema favorito también de Trump a nivel nacional. Los medios locales han multiplicado su cobertura de delitos violentos; en Nueva York se reportan cerca de 800 notas mensuales en promedio sobre crimen desde que llegó Adams, comparado con un promedio de 132 notas mensuales durante el gobierno anterior, nutriendo la impresión de que la principal ciudad de Estados Unidos está al borde de una crisis de violencia, reportó Bloomberg. Pero la realidad es otra: el crimen violento permanece en sus niveles históricos más bajos en décadas; la tasa de homicidios, entre otros delitos graves, sigue en un nivel muy inferior comparado con los años 80 y principios de los 90, cuando la tasa de homicidios era cinco veces mayor que la actual. Para algunos políticos y medios, el crimen sí paga.
Y mientras líderes políticos estadunidenses dan la vuelta al mundo ofreciendo lecciones sobre derechos humanos, justicia y libertad, por ejemplo con Biden y Blinken denunciando como inaceptable la condena a cárcel de la estrella de basquetbol Brittney Griner por un juez ruso, ninguno comentó sobre por qué su país es el más encarcelado del mundo ni sobre casos como el del ex Pantera Negra Albert Woodfox, quien murió la semana pasada, seis años después de salir de prisión en Estados Unidos, donde pasó la mayor parte de sus 43 años encarcelado en confinamiento solitario en una celda de dos metros por tres (el prisionero que más tiempo duró en aislamiento en Estados Unidos) por un homicidio que no cometió.
La ONU determinó que el aislamiento solitario prolongado es tortura sicológica y estableció reglas internacionales limitando el aislamiento a un máximo de 15 días; Woodfox pasó 15 mil días en esa condición.
Tal vez es mucho pedir que los que pretenden ser guía de todos los demás hagan un esfuerzo tantito mayor hacia la congruencia.
Lou Reed. Sick of You. https://open.spotify.com/track/1ewh8oh6Z8Y3cugesrTPkN?si=b4a99b3492a34f2c
Fuente: https://www.jornada.com.mx/2022/08/08/opinion/027o1mun