Efusivos reencuentros se vivieron cuando el último grupo regresó desde Sudán a su tierra natal de Sudán del Sur, el país más nuevo del mundo, independiente desde el 9 de julio, pero también uno de los más pobres. El gobierno sursudanés tiene problemas para reubicar a las más de 350.000 personas que han regresado desde […]
Efusivos reencuentros se vivieron cuando el último grupo regresó desde Sudán a su tierra natal de Sudán del Sur, el país más nuevo del mundo, independiente desde el 9 de julio, pero también uno de los más pobres.
El gobierno sursudanés tiene problemas para reubicar a las más de 350.000 personas que han regresado desde octubre de 2010. Con cerca de un millón de compatriotas todavía en el norte, la presión sobre las autoridades probablemente aumente.
Las familias esperaron en el puerto de Yuba el 28 de noviembre la llegada de las dos barcazas con más de 3.200 personas. Ovaciones y gritos de «aleluya» se escucharon a ambas márgenes del río Nilo y en las cubiertas de las embarcaciones a medida que se acercaban al puerto tras 12 días de navegación.
La gente que desembarcaba era recibida con calurosos abrazos de sus familiares. «Es un momento muy feliz», señaló Daniel Simon, tras saludar a su madre, a la que hacía años que no veía.
Saloma Majok, madre de Simon, dijo que estaba «muy, muy contenta» de volver a ver a su hijo. Estuvo 24 años en Jartum, pero dijo estar muy feliz de volver a su país, pese a las dificultades que deberá afrontar para rearmar su vida. «Estoy muy orgullosa, pese a la situación», apuntó.
Duer Tut Duer Makuac, presidente de la Comisión de Rehabilitación y Alivio de Sudán del Sur, señaló que la organización coordina la distribución de tierras con los gobernadores y los comisionados de los condados de donde son originarios los repatriados. Pero el proceso no ha sido fácil, y todavía hay gente sin lugar para vivir.
«Sabíamos desde hace tiempo que volverían al sur», indicó Makuac. «Debimos organizarnos mucho antes y no se hizo, pero esta vez se hará», aseguró.
Iklas Monu Ahmed está acampando cerca del puerto desde que vino hace cuatro meses porque no tiene adonde ir.
Sentada en el marco de una cama bajo un árbol, Ahmed dijo que no tiene dinero para comprar medicamentos a su hijo de tres años, quien está acostado a su lado con paludismo.
Esperaba más de la vida en Sudán del Sur, indicó.
«Hay muchos cambios, pero para unirme a ellos primero debo conseguir un terreno para instalar a mi familia», alegó, y añadió que nadie del gobierno ni de ninguna agencia internacional la había visitado desde su llegada.
En los próximos meses aumentará la presión sobre el gobierno para resolver la situación de personas necesitadas como Ahmed.
El jefe de misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Jan de Wilde, observó que hay alrededor de un millón de sursudaneses en el norte que afrontan un futuro incierto allí.
De Wilde explicó que Jartum fijó el 9 de abril de 2012 como último plazo para regularizar el estatus residencial de los sursudaneses, pero sin dar opción de residencia permanente o ciudadanía.
«Antes de esa fecha deberán regularizar su situación o marcharse, pero todavía no hay disposiciones para lo primero», indicó.
La OIM asistió a unos 20.000 repatriados y prevé que lleguen otros 9.000 en las próximas semanas, procedentes de la ciudad de Kosti, una parada en el Nilo, al norte de la frontera, apuntó De Wilde.
Las últimas personas que regresaron pudieron traer sus pertenencias que despacharon en ocho barcazas más, y llegaron unos días después. Pero eso demora todo el proceso, explicó De Wilde, por lo que las próximas solo podrán cargar lo básico.
Omer Salah Kajam, subgerente de Logistics Sudanese Company, dueña de las barcazas, señaló que la gente que espera en Kosti se molestó mucho con la nueva normativa. Pero él explicó que eso permitirá trasladar más personas con mayor rapidez.
La organización no gubernamental Refugees International (http://www.refintl.org/) denunció la difícil situación que viven quienes están varados en Kosti y en Renk, una ciudad vecina de este lado de la frontera, y pidió al gobierno y a las agencias humanitarias que se esforzaran en trasladarlos, pues no tienen albergue ni alimentos adecuados.
En medio de una multitud de personas recién llegadas y de familiares, Makuac señaló que el gobierno trabajará con agencias internacionales para organizar puentes aéreos para ellos.
«Será más barato en términos de recursos, de seguridad y de tiempo», apuntó. Pero añadió que el gobierno permitirá a cada familia de cinco integrantes cargar solo 20 kilogramos de peso.
El requisito seguramente no sea bienvenido por los futuros repatriados, sobre todo porque quienes regresaron antes trajeron todo tipo de artículos.
Kajam, de Logistics Sudanese Company, señaló que había gente con burros, marcos de puertas y equipos de sonido. Es normal, apuntó, pues regresan a uno de los países más pobres del mundo. «Se mudan a la nada», observó.
«Si estuviera en su lugar me llevaría todo, porque no sé qué voy a encontrar»