La pezuña ha sido oficialmente plantada. Cierto que no radica en el territorio que se supone debe vigilar, controlar e invadir cuando los intereses del imperio resulten «en peligro». Pero no importa, ya el aparato está institucionalizado y las funciones injerencistas son una realidad. Los africanos, cuya depauperación económica y social mereció incluso una sesión […]
La pezuña ha sido oficialmente plantada. Cierto que no radica en el territorio que se supone debe vigilar, controlar e invadir cuando los intereses del imperio resulten «en peligro». Pero no importa, ya el aparato está institucionalizado y las funciones injerencistas son una realidad.
Los africanos, cuya depauperación económica y social mereció incluso una sesión especial de alto nivel en el actual período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, han sido «bendecidos» por Washington con un comando militar especial Made in USA que se «ocupará» de sus asuntos internos.
No se trata, desde luego, de apoyo financiero desinteresado. La Casa Blanca está hoy en crisis en ese terreno, y, además, cuando los tiempos eran más llevaderos, nunca cumplió con el precepto internacional de dedicar 0,7 por ciento de su Producto Interno Bruto a la ayuda al desarrollo.
Es, simplemente, que el Pentágono no va a depender en lo adelante, para sus acciones militares en Africa, de utilizar tropas de otros comandos globales, bien aposentados en Europa, el Pacífico o Asia. Ahora el gigante territorial ancestralmente explotado por el colonialismo y el imperialismo occidentales, tiene su propio vigilante castrense con uniforme del ejército de los Estados Unidos. ¿Por qué? Pues por una razón simple, contundente, hiper necesaria para La Unión.
De África procede un cuarto de las importaciones petroleras norteamericanas, y en aquel continente las reservas de combustible y otras riquezas naturales, bien agua, bien minerales, incluidos los estratégicos, son inmensas y «merecen» una atención especial del gran derrochador global.
AFRICOM, como ha sido bautizada la criatura, tiene, por necesidad, su cuartel general en Alemania y cuenta con un personal de jefatura de mil agentes. La ubicación no obedece al deseo oficial norteño, más lo cierto es que pese a todas las píldoras doradas, las naciones africanas se abstuvieron de ceder terreno propio para brindar albergue a semejante engendro.
De todas formas, Washington ha impuesto el monstruo, y aunque asegura que sus funciones se limitan a coordinar acciones militares con los gobiernos de la zona y brindar asistencia humanitaria, en muchas capitales africanas las propias autoridades se preguntan qué clase de apoyo es este que nadie pidió y nadie facilita.
Curioso, porque mientras busca ropajes inocentes para sus planes, la Casa Blanca no solo ha creado AFRICOM, sino que activó su IV Flota en América Latina, otro punto geográfico de enorme potencialidad energética y de recursos esenciales. ¿Intentos de nuevo reparto del mundo? ¿Usted qué piensa?