En una extraña y reservada operación de destrucción de drogas, una aeronave de la Fuerza Aérea de Estados Unidos trasladó cerca de 24 toneladas de cocaína desde Costa Rica a Miami. Según el Costa Rica Star, un Boeing C-17 Globemaster III proveniente de la Base Dover de la Fuerza Aérea de Estados Unidos aterrizó en […]
En una extraña y reservada operación de destrucción de drogas, una aeronave de la Fuerza Aérea de Estados Unidos trasladó cerca de 24 toneladas de cocaína desde Costa Rica a Miami.
Según el Costa Rica Star, un Boeing C-17 Globemaster III proveniente de la Base Dover de la Fuerza Aérea de Estados Unidos aterrizó en el Aeropuerto Internacional Daniel Oduber Quirós el pasado sábado 27 de julio, cargó casi 24 toneladas de cocaína en contenedores y despegó hacia Miami, no sin antes detenerse en Nicaragua y Honduras.
La Fuerza Aérea norteamericana habría acordado transportar la cocaína luego de que el incinerador de un exitoso programa costarricense, capaz de destruir 300 kilos de droga por hora, presentara dificultades para funcionar.
El Organismo de Investigación Judicial de Costa Rica dijo que no autorizará más el transporte de cocaína a Miami y que volverá a almacenarla en recintos seguros.
El reporte señala que «dos magistrados del Poder Judicial desconocían el arribo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos a Costa Rica». Aparentemente, ningún permiso de ingreso al espacio aéreo costarricense fue visto por los legisladores del Parlamento. La identidad exacta del Globemaster también fue mantenida en reserva hasta que una indagación más profunda reveló que se trataba del «Spirit of Delaware».
Cuando el avión llegó, el consulado de Costa Rica en Miami debía confirmar el envío y la destrucción de la cocaína, no obstante, no se envió ningún comunicado. Pese a esto, el Organismo de Investigación Judicial afirma que las drogas fueron destruidas.
La participación de la Fuerza Aérea de Estados Unidos debe levantar las alarmas, en razón de anteriores acusaciones sobre tráfico de drogas de la CIA y autoridades del gobierno norteamericano – en el caso de Nicaragua, donde el avión se detuvo, la administración Reagan contó con el apoyo de criminales del narcotráfico durante la red de abastecimiento de los Contras (lea informe del Departamento de Justicia de EEUU).
En abril de 2011, Jesús Vicente Zambada Niebla, el «coordinador logístico» del cartel de Sinaloa – pandilla responsable de la adquisición de un jet de torturas de la CIA que se estrelló con cuatro toneladas de cocaína a bordo, en el año 2007 – declaró a la Corte del Distrito de Illinois, Chicago, que había estado trabajando como un agente del gobierno de Estados Unidos durante años.
Según las transcripciones judiciales, el gobierno permitió que Niebla importara grandes cantidades de cocaína a Estados Unidos como resultado de su relación con el FBI, Homeland Security (Seguridad Interior), el Departamento de Justicia de Estados Unidos y la Agencia Antidrogas (DEA).
Las afirmaciones de Niebla se adhieren a la voluminosa evidencia que vincula a la CIA y gigantescos bancos internacionales en el contrabando de estupefacientes, que amasa cientos de miles de millones de dólares al año.
Tales revelaciones fueron develadas, en un principio, por el periodista ganador del Premio Pulitzer, Gary Webb, en sus reportajes de periodismo investigativo «Dark Alliance», escritos para el diario San Jose Mercury News y luego plasmados en un libro. Según autoridades policiales, en 2004, Webb decidió quitarse la vida. El periodista, quien fue encontrado con dos heridas de bala en la cabeza, había alertado a sus conocidos sobre continuas amenazas de muerte por agentes del gobierno.