Traducido para Rebelión por Elisa Viteri.
El Centro Tunecino para la Libertad de Prensa hace un llamamiento a que se establezcan unos medios de información libres que respondan a los principios por los que clamaba la revolución del 14 de enero y a que se acabe con los métodos obsoletos que han estado gobernando el sector durante más de dos décadas. A continuación, presentamos los peligros que han hecho que los medios de comunicación tunecinos sufran un retroceso en las mejoras que se habían conseguido.
Nos hemos basado en:
– Las ideas y las quejas que sugirieron nuestros compañeros y compañeras durante el ciclo organizado por el Centro Tunecino para la Libertad de Prensa el día 29 del pasado marzo bajo el título: Los medios y la revolución… los periodistas bajo amenaza
– Los abusos que detectó el Centro en relación al derecho de los periodistas a realizar su trabajo periodístico durante los tres meses que siguieron a la revolución.
– Los debates planteados por los periodistas sobre los problemas a los que se enfrentan y sobre su percepción acerca del panorama periodístico.
Los periodistas y la opinión pública nacional e internacional pensaron que las restricciones que ponían trabas a la prensa y la libertad de expresión habían acabado con el inicio de la revolución. Sin embargo, desde el primer día de ésta, hay varios indicadores de que se están produciendo prácticas peligrosas. Las siguientes quizá sean las más importantes:
– Muchas de las organizaciones de prensa, visual y escrita, han vuelto a controlar y entrometerse en el trabajo periodístico, de diferentes formas.
– Ha aumentado la presión sobre los periodistas y se explota la fragilidad de las condiciones profesionales de algunos de ellos para producirles daños morales o materiales. En medios de comunicación privados el asunto ha llegado al punto de la humillación y el despido injustificado.
– La exclusión y marginación de periodistas que intentaban formar grupos editoriales independientes.
– Se ha vuelto a vigilar como antaño a las instituciones de información pública, como Dar La Presse, la radio y la televisión, en un intento por no desvelar la información relacionada con la corrupción.
– Se han recogido quejas de amenazas anónimas a través del teléfono y el correo electrónico.
– Un buen número de periodistas ha sufrido ataques verbales y físicos por parte de las fuerzas de seguridad durante el ejercicio de sus deberes laborales o al pedir que se cumplan sus derechos.
Hoy, los medios necesitan verdaderas garantías para que su mensaje llegue y pueda producirse un cambio sustancial, en el que la prensa se coloque a la vanguardia de la consagración de los principios de la revolución, influyendo así en la vida pública. Sobre todo, cuando sabemos que los medios de la revolución tienen que tratar cuestiones sensibles, como la corrupción económica y política, así como los crímenes y asesinatos que se cometieron durante la revolución.
La inquisición periodística será aplicada obligatoriamente a los intereses de los propietarios del dinero, a los que no les quedará más remedio que intentar tapar estas cuestiones e impedir que se llegue a la verdad. Es posible que no duden en utilizar medios ilegales, como las amenazas al periodista o el control de los medios de comunicación.
Para enfrentarnos a estas amenazas, los medios necesitan que los periodistas se unan, intensifiquen los diálogos y el intercambio de información sobre los ataques y su naturaleza. Así mismo, deben ser denunciados con prontitud, para que no se conviertan en hechos consumados.
En este contexto, hacemos un llamamiento para que:
– Se haga una purga del sector de los medios de comunicación, para que se desvelen los casos de corrupción en las instituciones públicas y privadas, se interrogue a todos los implicados, y se prevenga que vuelvan a ocupar sus anteriores cargos.
– Se creen consejos de redacción elegidos por votación que prohíban la posibilidad de saltarse este asunto
– Se separe la dirección del consejo editorial
– Se rediseñe la estructura económica y administrativa de los medios de comunicación públicos.
– Se reformule la relación entre los medios públicos y el Estado.
– Se trabaje para fortalecer la estructura formada por los periodistas y se defiendan sus derechos materiales y morales, cumpliendo con las leyes y trabajando por su alianza en la formulación de estrategias.
– Se establezca una alianza real entre los periodistas a la hora de formular las leyes que reglan su profesión.
– Se penalicen los ataques los periodistas, sea cual sea su magnitud o su fuente.
El Centro Tunecino para la Libertad de Prensa plantea estos problemas y retos para poder tratarlos junto con periodistas, trabajadores de los medios y el resto de partes interesadas del sector.
Túnez, 5 de abril de 2011
El director del Centro Tunecino para la Libertad de Prensa: Mahmud al-Dawadi