Un informe de la ONU implica a Kagame en el genocidio del Congo a unos días de su presidencia en la Cumbre del Milenio en Naciones Unidas
Paul Kagame, retrato de un genocida
El 20 y 21 de septiembre se celebra en Nueva York la Cumbre sobre los Objetivos del Milenio, que copreside, a propuesta de la ONU, Paul Kagame, presidente de Ruanda, acusado de crímenes de lesa humanidad. Reelegido a finales de agosto, Kagame se autoproclamó vencedor de los comicios celebrados en su país, que le otorgaron un 95’05% de los votos en unas elecciones, como las del ’93, consideradas fraudelentas.
Unos días después de su victoria, la ONU lamentaba la filtración a la prensa de un informe de la Oficina del Alto Comisariado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas sobre las investigaciones de violación de derechos humanos entre marzo de 1993 y junio de 2003 en la República Democrática del Congo, es decir, entre las dos últimas grandes guerras en el Congo. La primera se inició en 1996 y se cebó, especialmente, con los refugiados hutus ruandeses y hutus congoleños, y la segunda, que empezó en 1998, fue la más mortífera y acabó con la vida de más de cinco millones de congoleños.
El informe filtrado ya se había acabado y remitido a la ONU en junio de 2009 y corría el peligro de que tuviese la misma suerte que otros informes de organismos de Naciones Unidas sobre la región de los Grandes Lagos africanos, que fueron censurados y nunca llegaron a ser públicos, como el informe del alto comisario de la ONU, el norteamericano Robert Gersony, que informó en 1994 de las masacres sistemáticas que se cobraron, al menos, la vida de 30.000 civiles hutus en Ruanda en sólo unas pocas prefecturas investigadas, o el entorpecimiento y final anulación de los trabajos del equipo que debería ratificar los informes del chileno Roberto Garreton sobre un posible genocidio de hutus en la primera guerra del Congo. La misma suerte corrieron los informes del fiscal australiano Michael Hourigan, del Tribunal Penal Internacional de Ruanda (TPIR).
En el informe ahora filtrado se relatan las masacres sobre población civil tutsi, hutu y congoleña de otras etnias, pero el hecho más sobresaliente es que apunta la existencia de un genocidio contra refugiados hutus tanto ruandeses como congoleños en la primera guerra del Congo. También se recoge que la mayor parte de estas víctimas fueron ancianos, mujeres y niños, e indica que la naturaleza sistemática, metodológica y premeditada de las masacres es notable y podría ser clasificada como crimen de genocidio.
Como resulta que ya un Tribunal de Justicia con competencia internacional como la Audiencia Nacional, en el auto del juez Fernando Andréu ha probado que estos hechos constituyen un acto de genocidio, la conclusión parece clara. Las revelaciones en las más de 500 páginas del informe filtrado no son en absoluto sorprendentes, pues ya el chileno Garreton había indicado que los hutus eliminados de forma sistemática durante la primera guerra del Congo ascendían a unos 180.000, cifras inferiores a las que se barajan en otros trabajos, que hablan de 200.000 y 300.000 personas. Aunque el documento filtrado sólo habla de varias decenas de miles de hutus asesinados durante la primera guerra, sin especificar el número.
Una masacre silenciada
Sí dice que los responsables de este genocidio serían las fuerzas del Ejército Patriótico Ruandés (APR), junto con las de la Alianza de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo (AFDL). El APR, brazo armado del Frente Popular Revolucionario (FPR), es el Ejército ruandés, y el AFDL fue la guerrilla congoleña creada para derribar a Mobutu. Este informe reconoce, al igual que el auto del magistrado español, que no sólo los soldados sino también los altos cargos militares del AFDL eran ruandeses y obedecían órdenes del Gobierno ruandés.
El AFDL estaba dirigido por James Kabarebe, actual jefe de Estado mayor del Ejército ruandés, y los supuestos comandantes congoleños que dirigían el AFDL no eran tales, sino comandantes ruandeses. El informe revela también cómo el Ejército ruandés impedía el acceso a los alimentos a los refugiados congoleños durante la primera guerra. Las investigaciones del juez Andréu coinciden en ese punto, pero señalan que esta práctica también se llevó a cabo durante la segunda guerra del Congo, al igual que varios informes de ONG congoleñas, que informaron de que el Ejército ruandés, bajo cualquiera de las etiquetas con las que actuaban, hacía coincidir sus movimientos de tropas con épocas de recogida de granos para evitar el abastecimiento por parte de la población congoleña desplazada.
El Gobierno ruandés ha reaccionado ante las acusaciones del informe y amenaza con retirar sus tropas de las misiones de paz de la ONU. El informe final, encargado por Naciones Unidas, saldrá el 1 de octubre y las presiones para suprimir el término genocidio serán muy fuertes. Los aliados de Ruanda (Inglaterra, los múltiples lobbies de EE UU, Canadá, Francia y Bélgica) intentarán una salida airosa para Kagame. Tanto en Ruanda como en el Congo, hay una gran expectativa aunque en Ruanda cualquier opinión que hable de genocidio contra los hutus está tipificada como delito.
MÁS PRUEBAS SOBRE EL GENOCIDIO EN EL CONGO
ÚLTIMO INFORME DE LA ONU
El informe de la ONU filtrado señala que en la primera guerra del Congo el Ejército ruandés, bajo las siglas APR o AFDL, actuó para impedir el abastecimiento de alimentos a hutus refugiados que huían al interior de las selvas congoleñas y que murieron por inanición y enfermedades.
AUTO DEL JUEZ ANDRÉU
En el auto del juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andréu, se culpa a altos cargos del Gobierno actual ruandés, entre ellos su presidente, Paul Kagame, por genocidio contra los hutus en Ruanda, el genocidio contra los hutus en la República Democrática del Congo durante la primera guerra del Congo y el genocidio contra la población civil congoleña durante la segunda guerra.
José Lucas. Comite de Solidaridad con el África Negra
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Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Kagame-de-nuevo-ante-un-informe.html