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900 muertos y 250.000 desplazados en un mes

Kenia se hunde en la crisis

Fuentes: El Watan

Traducido por Caty R.

Tanto el ex Secretario General de las Naciones Unidas como el presidente de la Unión Africana (UA) han utilizado las expresiones más duras. Kofi Annan ha sido comisionado por el presidente de la UA para llevar a cabo una misión de mediación en Kenia.

Se habla, en efecto, y sin tapujos, de genocidio y violaciones masivas de los derechos humanos en lo que era, a pesar de todo, un remanso de paz y un modelo de estabilidad. Pero nos encontramos con que este país de la costa africana también está corroído por los viejos demonios que la amenazan con divisiones puesto que, más allá de la batalla política, son las principales etnias del país las que se enfrentan. Es algo que puede llevar muy lejos y, en este sentido, el presidente de la Unión Africana no dudó en evocar lo que pasó en Ruanda.

Kenia atraviesa una gran crisis derivada de las protestas por los resultados oficiales de la elección presidencial. Se reeligió al jefe de Estado saliente, Mwai Kibaki, pero Odinga reivindica la victoria y afirma que el recuento de los resultados estuvo impregnado de fraudes. ¿Cómo salir de la crisis?

Ayer se construyeron barricadas en Naivasha (90 Km al noroeste de Nairobi), una de las ciudades de la provincia del Valle del Rift afectadas por las violencias postelectorales en Kenia. «Intentamos restaurar la ley y el orden en las ciudades. La situación es muy tensa en este momento», declaró un responsable de la policía, mencionando enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden, especialmente en Naivasha y Nakuru. Casi todos los comercios de la ciudad estaban cerrados y la policía patrullaba por las calles del centro después de retirar las barricadas instaladas por pequeños grupos de manifestantes. Según los habitantes se incendian casas durante la noche en los suburbios de la ciudad. Veintitrés personas más murieron el domingo en Naivasha en los enfrentamientos entre grupos de jóvenes, 14 de ellas quemadas vivas en su casas.

En Nakuru, capital de la provincia del Valle del Rift, que ha sido la más afectada por las violencias la semana pasada, la situación estaba tranquila ayer por la mañana y se había reanudado la circulación por las carreteras principales. Desde el domingo la policía contabilizó 40 muertes, todas en el Valle del Rift que es donde se concentran actualmente los disturbios, lo que eleva a 130 el número de personas muertas en esta provincia desde el jueves por la noche.

En Kisumu (al oeste), feudo electoral del opositor Raila Odinga, la policía disparó al aire para dispersar a los manifestantes que prendieron fuego a varios comercios y habían levantado barricadas, según testigos presenciales. Cientos de habitantes se refugiaron en la comisaría central de la ciudad.

Kenia, uno de los países de África más estables hasta finales del año pasado, atraviesa una enorme crisis derivada del conflicto creado por las protestas contra los resultados oficiales de la elección presidencial del 27 de diciembre.

En un mes han muerto más de 900 personas por la violencia postelectoral y se han desplazado alrededor de 250.000 personas más. Raila Odinga condenó «en los términos más duros estos actos monstruosos y salvajes». «Lo que sucede ahora es que surgen bandas de criminales, (…) protegidas por la policía, que forman parte de un plan de terror bien organizado», afirmó una vez más. A nivel diplomático, el ex Secretario General de la ONU, Kofi Annan, designado mediador por la Unión africana en la crisis, se entrevistó de nuevo el sábado en Nairobi con Odinga y la plana mayor de su «Movimiento democrático naranja» (ODM). «Pensamos que habrá progresos inminentes y nosotros estamos totalmente comprometidos en este proceso» declaró a la salida de la reunión uno de los principales responsables del ODM, Musalia Mudavadi.

Se habla de genocidio

El Presidente de la Comisión de la Unión africana, Alpha Omar Konaré, se declaró «preocupado» el domingo en Addis Abeba por la situación en Kenia, y apeló a una «solución política». «Hemos recibido el informe de nuestro enviado especial, Kofi Annan, que describe graves y sistemáticas violaciones de los derechos humanos. Estamos ansiosos y preocupados por esta situación«, declaró Konaré. «Se habla de genocidio… ¿para qué sirvió el de Ruanda? -donde un genocidio en 1994 causó, según la ONU, alrededor de 800.000 muertes-, preguntó el responsable de la Unión Africana.

Se dirigía a los ministros de Asuntos Exteriores africanos reunidos para la apertura del Consejo ejecutivo de la UA, que precede a la cumbre de los jefes de Estado y de gobierno de la organización panafricana que se celebrará del 31 de enero al 2 de febrero en Addis Abeba. «Debemos estar allí, al lado de a los kenianos, para que encuentren rápidamente una solución política», afirmó. Pero para él, la solución política «no puede ser solamente una división del poder: si el proceso democrático se limita a ser la división de un pastel, nunca conseguiremos la paz porque siempre habrá descontentos». Es necesario, según Konaré, «reafirmar los principios de buena gobernanza y no quedarnos en la indiferencia; hay que luchar contra la violencia. No podemos cerrar los ojos y taparnos las orejas».

Un conflicto de más en África. Y sobre todo es un conflicto de más para un continente que quiere cerrar este capítulo y el de las injerencias extranjeras para consagrarse al desarrollo.

http://www.elwatan.com/spip.php?page=article&id_article=85818

T.H. es periodista del diario argelino El Watan.

*Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.