Sus asesores le aconsejaron revertir su imagen de «débil» adoptando una posición más «dura y golpista» que Bush en referencia a Cuba y Venezuela, objetivo permanente de la mafia cubana-americana que direcciona el voto gusano en EEUU. Ayer propuso la creación de un bloque latinoamericano para terminar con Cuba. Después que los halcones de la […]
Sus asesores le aconsejaron revertir su imagen de «débil» adoptando una posición más «dura y golpista» que Bush en referencia a Cuba y Venezuela, objetivo permanente de la mafia cubana-americana que direcciona el voto gusano en EEUU. Ayer propuso la creación de un bloque latinoamericano para terminar con Cuba.
Después que los halcones de la Casa Blanca lo dejaran nock out en las encuestas tras la «aparición de Al Qaeda» el 11-M, Kerry renació de sus cenizas como el ave fénix, y lidera nuevamente los sondeos no tanto por sus pericia sino porque Bush está pagando los costos políticos de Irak.
A fines de marzo, cuando Bush le ganaba por 9 puntos, el candidato demócrata comenzó una campaña mediática contra Fidel Castro y Hugo Chávez (los dos líderes más temidos y odiados por la banda de gusanos liderada por Noriega y Otto Reich) cuya finalidad apuntaba a disputarle a Bush el voto cubano de Florida.
Sus asesores le aconsejaron al insulso senador revertir su imagen de «débil» adoptando una posición más «dura y golpista» que Bush en referencia a Cuba y Venezuela, objetivo permanente de la mafia cubana-americana que fogonea y direcciona el voto gusano en EEUU.
«Castro y Chávez son iguales. Chávez ha convertido a Venezuela en un refugio de narcotraficantes. Chávez persigue a sus opositores políticos. Chávez no es un verdadero Demócrata», decía el candidato demócrata moldeando un discurso ajustado al paladar de los gusanos.
Ayer, antes de iniciar una visita a Florida, Kerry retomó su estrategia golpista proponiendo la elaboración de un plan, con la participación de gobiernos latinoamericanos, para derrocar al gobierno de Fidel Castro en Cuba.
Según la corresponsal de Clarín en Washington, Ana Barón, pocas horas antes de que el candidato demócrata aterrizara ayer en Florida junto a su flamante compañero de fórmula John Edwards, su equipo de campaña electoral explicó cómo será la nueva estrategia de Estados Unidos para Cuba si los demócratas ganan las elecciones en noviembre.
«Consiste en invitar a la comunidad internacional, principalmente a los países que se encuentran al sur de nuestra frontera, los latinoamericanos, para tratar de elaborar una política que acabe de una vez por todas con la dictadura en Cuba», señaló José Villareal, el copresidente de la campaña de Kerry, durante una teleconferencia con un pequeño grupo de periodistas latinoamericanos
Villareal afirmó que el enfoque será muy parecido al que utilizará Kerry en otras cuestiones internacionales. El demócrata desea terminar con el unilateralismo de Bush, esto es, convencer a los presidentes latinoamericanos sobre la conveniencia de constituir un bloque que legitime una intervención en Cuba por parte de EEUU.
Países como Argentina serán convocados por el gobierno de Kerry, si es éste gana las elecciones, a fin de que participen en la elaboración de un plan de acción para terminar con Fidel Castro, consensuado por todos los gobiernos.
El candidato demócrata, planea esta maniobra en el marco de la defensa de la democracia, que según él, será una de las prioridades de su eventual gobierno para la región.
La estrategia de Kerry busca tomar distancia de Bush cuya amenaza de «invadir Cuba» es cíclica y repetitiva, y siempre llega cuando EEUU necesita del voto o del consenso «gusano» para afianzar alguno de sus proyectos en agenda.
En mayo de este año el secretario de Estado, Colin Powell, puso en escena una nueva versión de la «invasión a Cuba» con la presentación de un informe a Bush con varias propuestas para provocar un «fin expedito a la dictadura en Cuba».
Según Kerry, es necesario promover la democracia en Cuba, pero no de la misma manera que lo está haciendo Bush. El demócrata asegura que no levantará el embargo, pero sí flexibilizará las sanciones, fundamentalmente las anunciadas recientemente por la Casa Blanca.
Otro punto importante de incidencia para la nueva «amenaza oficial a Cuba» por parte de EEUU, representaba la campaña que estaba realizando por entonces el propio candidato demócrata, John Kerry, quien promovía abiertamente acusaciones contra Chávez y participaba activamente de los preparativos de golpe con la oligarquía venezolana.
La incidencia estratégica de la adhesión del voto cubano anticastrista sobre el resto del electorado hispano, movilizó en gran parte este «aggionamiento» de los proyectos de invasión a Cuba o de derrocamiento de su presidente puestos nuevamente en el tapete, tanto por Bush como por Kerry.
El 30 de junio pasado, Bush reforzó el embargo contra Cuba, limitando aún más los viajes y las remesas que los cubanos estadounidenses envían a la isla, con el evidente propósito de dar señales al electorado cubano americano de que su gobierno esta dispuesto a terminar con el gobierno de la isla. Kerry quiere levantar esas nuevas restricciones, totalmente para los viajes y parcialmente para las remesas.
En el comunicado que emitió el día en que esas medidas fueron anunciadas, Kerry ya se había mostrado muy crítico: «La cínica política de Bush para el año electoral, implementada este mes, castigará al pueblo cubano y perjudicará a los cubano americanos que tienen familia viviendo en la isla, mientras que tampoco ayudará a adelantar el fin del régimen de Castro», afirmó Kerry, declarándose al mismo tiempo «de acuerdo con el embargo» y «comprometido con ver el fin del régimen de Castro y la liberación del pueblo cubano».
En las elecciones del año 2000 el 82 por ciento de los cubano americanos votaron a favor de Bush. Y como Florida resultó ser el estado que definió los resultados, Kerry intenta que en noviembre esa proporción se reduzca.
Con distintas modalidades, tanto Bush como Kerry plantean como centro de su discurso electoral «terminar con Cuba» y con Fidel Castro.
Y por existiera alguna duda de que ambos proponen lo mismo con distintos discursos, baste señalar que el consejero de Kerry en relaciones exteriores es Rand Beers, quien el año pasado renunció a su puesto de encargado especial de la «lucha contra el terrorismo» que desempeñaba en la administración Bush.
Además de Rand Beers, los otros «directores generales» encargados de diseñar la política exterior durante la campaña electoral del candidato Kerry son: Willian Perry antiguo Secretario de Defensa, el antiguo senador Garry Hart, el general jubilado Kennedy, y otros antiguos responsables de la administración Clinton, quienes durante su gestión promovieron activamente el derrocamiento de Fidel Castro y el fin del régimen cubano.