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Kifaya: referente de la lucha contra la dictadura en Egipto

Fuentes: Diagonal

El movimiento Kifaya (Basta) se ha convertido tras las manifestaciones contra la guerra de Iraq en un referente de la lucha contra el régimen dictatorial de Hosni Mubarak. En el año 2003, tras más de dos décadas sin grandes movilizaciones, miles de egipcios salieron a las calles para protestar contra la invasión estadounidense de Iraq. […]

El movimiento Kifaya (Basta) se ha convertido tras las manifestaciones contra la guerra de Iraq en un referente de la lucha contra el régimen dictatorial de Hosni Mubarak.

En el año 2003, tras más de dos décadas sin grandes movilizaciones, miles de egipcios salieron a las calles para protestar contra la invasión estadounidense de Iraq. Estas manifestaciones se unían a las que se venían realizando en apoyo al pueblo palestino durante los meses más duros de la segunda intifada. En este contexto, observando este enorme éxito «un grupo de personas de diferente origen político, desde comunistas a islamistas pasando por liberales, nos reunimos para intentar sacar adelante una declaración de mínimos, con la que poder dirigir este movimiento de protesta contra el Gobierno dictatorial de Mubarak», confirma en entrevista concedida a DIAGONAL George Ishak, coordinador del movimiento Kifaya.

Finalmente, en julio de 2004, un grupo de 300 personas, sin definirse ideológicamente y con un heterogéneo origen social y político, hacen pública una declaración en la que exponían los principios de Kifaya: «Exigimos la eliminación de la Ley de Emergencia, que ofrece plenos poderes a la autoridad policial para detener a quien deseen sin explicación y que está vigente desde hace más de 20 años, así como unas elecciones verdaderamente democráticas», afirma Ishak. Desde entonces, sus miembros han conseguido sacar a la calle un buen número de gente, en un país poco acostumbrado a protestar contra un presidente asentado en el poder desde hace más de 25 años. La oposición al régimen Preguntando por quién es la verdadera oposición al Gobierno egipcio, es inevitable que aparezca el nombre de los Hermanos Musulmanes, la hermandad islámica que en las últimas elecciones presidenciales consiguió un sorprendente apoyo electoral, a pesar de la fuerte presión policial a la que sus miembros son sometidos.

«Yo no creo que los Hermanos Musulmanes tengan demasiado apoyo en Egipto, a pesar de lo que pueda parecer», afirma Ishak al hablar de la hermandad, y prosigue: «La gente en Egipto es religiosa, pero no los apoya, sino que en la pasadas elecciones querían demostrar al Partido Nacional [la formación de Mubarak] que quieren un cambio de sistema, y de ahí su éxito porque, además, para el ciudadano común es muy atrayente un partido que se presenta con un eslogan que habla de islam en términos de solución».

Según el coordinador de Kifaya, es el propio Gobierno egipcio quien utiliza a la formación islamista para demostrar a Occidente, del que es aliado preferente, la peligrosidad de un movimiento religioso que iba creciendo en apoyo, mientras eran detenidos cientos de sus miembros desde su éxito en las legislativas de 2005. No obstante, para Ishak «es imposible un gobierno islamista en Egipto, puesto que el poder militar es enorme, y con el apoyo exterior, el Gobierno se encargaría de evitarlo», afirma Ishak. En este contexto, Ishak advierte del verdadero papel de Estados Unidos frente a la incipiente democracia egipcia: «Yo he preguntado en muchas ocasiones a responsables estadounidenses por qué apoyan a este régimen despótico, y la respuesta la ofrece Condoleeza Rice casi a diario: «estabilidad es mejor que democracia».

Huelgas contra las privatizaciones

Los miembros del movimiento Kifaya se movilizan especialmente por el programa de privatizaciones que está llevando a cabo el régimen de Mubarak en los últimos años, en concreto desde la entrada en el Gobierno de un grupo de ministros liberales. Cientos de empresas públicas han pasado al sector privado, con el consecuente empeoramiento de unas condiciones de trabajo ya de por sí precarias en general. Este proceso ha dado lugar al mayor número de huelgas y manifestaciones que se recuerdan en Egipto desde la época colonial.

«La comunidad empieza a moverse para luchar por sus derechos, lo que significa que la gente sufre como siempre, pero hay algo novedoso, porque hasta ahora aguantaban», afirma Ishak cuando se le pregunta por esta ola de movilizaciones.