El Ministerio de Asuntos Exteriores de Kirguistán exigió al mando estadounidense acantonado en la base área de Hansi la entrega de un militar implicado en el asesinato de un ciudadano del país, informó hoy una fuente diplomática. La Cancillería solicita también la pistola Beretta, con la cual fue impactado un chofer nativo el pasado 6 […]
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Kirguistán exigió al mando estadounidense acantonado en la base área de Hansi la entrega de un militar implicado en el asesinato de un ciudadano del país, informó hoy una fuente diplomática.
La Cancillería solicita también la pistola Beretta, con la cual fue impactado un chofer nativo el pasado 6 de diciembre en el punto de control del enclave, ubicado en el aeropuerto de Manas, cerca de Bishkek.
Los organismos de seguridad y la fiscalía a cargo del caso reclaman al efectivo de las Fuerza Aérea de Estados Unidos Zakari Heltfild para iniciar los interrogatorios y tomar sus huellas dactilares.
Según informes preliminares, Heltfild disparó dos veces al pecho del chofer de la Aircraft Petroleum Company con una pistola Beretta.
De momento, la parte norteamericana no ha respondido a la petición de la Cancillería kirguís, pues el uniformado y todo el personal de la base militar gozan de inmunidad diplomática.
El presidente de la república centroasiática, Kurmanbek Bakíev, encomendó hace dos días a la cartera diplomática revisar el acuerdo sobre el estatuto del personal de la base a fin de que se asuma una responsabilidad por el crimen, acorde con las leyes del país.
Bakíev afirmó que sería conveniente que los militares norteamericanos ubicados en territorio nacional respondieran por acciones contrarias a las leyes de Kirguistán, informó la publicación AKIpress.
En su versión del crimen, el mando estadounidense asegura que el ciudadano kirguís amenazó de forma violenta con un cuchillo al uniformado.
Bishkek autorizó en 2001 el emplazamiento de efectivos norteamericanos en su territorio a raíz de la invasión de Afganistán, con el pretexto de Washington de combatir el terrorismo del Taliban y el narcotráfico.
Las autoridades centroasiáticas negociaron con la Casa Blanca hace unos meses nuevas condiciones de pago por el arrendamiento del enclave, en medio de una creciente preocupación en la región por la presencia militar de Estados Unidos.