En julio de 2006, un equipo de fútbol africano pasó a la segunda vuelta del campeonato mundial de la FIFA. El papel de la oncena que eliminó a EEUU, a la república Checa, y le dio un susto a Brasil hizo que muchas personas se interesaran en saber donde quedaba el país con nombre imperativo […]
En julio de 2006, un equipo de fútbol africano pasó a la segunda vuelta del campeonato mundial de la FIFA. El papel de la oncena que eliminó a EEUU, a la república Checa, y le dio un susto a Brasil hizo que muchas personas se interesaran en saber donde quedaba el país con nombre imperativo de victoria. Pues queda en el occidente de África, allí en la zona más sobresaliente, en la barbilla de lo que pareciera la cabeza del continente. Años atrás, en el siglo IV, existió el gran imperio de Ghana, llamado costa de oro, porque Ghana (ghani) significa en árabe tierra de riquezas. Era un gran reino que se extendía por el hoy Senegal, Malí y parte del desierto del Sahara. De ese imperio tomo su nombre el pequeño país africano, que aunque no estuvo en aquel territorio, con su nombre rendía homenaje al glorioso pasado. La gloria de la nueva Ghana, sería darse en 1957 la independencia, marcando así todo un camino de desocupación de los viejos imperios europeos que saquearon a África.
Kwane Nkrumah, quien estudio en Estados Unidos y Europa que se formó con ideales antiimperialistas y socialistas fue el gran protagonista. La Costa de Oro no escapó a las prácticas imperiales que sometían a la población originaria al esclavismo, saqueo de los recursos naturales sin dejar ningún beneficio, sin incidir positivamente en la erradicación de enfermedades, del analfabetismo. Sólo sería con la cooperación solidaria de Cuba cuando llegarían a ese país las brigadas médicas. Apenas lograda la independencia de Gran Bretaña, Nkrumah se puso al frente del movimiento panafricanista por la emancipación y unión total de África. Sus posiciones unitarias quedaron plasmadas en el Quinto Congreso Pan Africano. Ese movimiento, que incluía militantes de América y el Caribe, se identificaba con los colores verde, amarillo y rojo, que llevan hoy una veintena de banderas en África. Nkrumah fue el presidente fundador de Ghana de 1960 a 1966. Gran parte de su esfuerzo se centró en lograr una organización supranacional que mitigará los problemas fronterizos de las nuevas repúblicas, cuyos territorios fueron divididos caprichosamente, en la conferencia de Berlín de 1884 – 85, de acuerdo a los intereses de Gran Bretaña, Francia, Alemania y Bélgica. Parte de las ideas de Nkrumah se materializaron en la Organización para la Unidad Africana, hoy Unión Africana, de la cual Venezuela es miembro observador. En 1966, Nkrumah fue derrocado mientras se encontraba de visita oficial en la China Comunista. Se sospecha que el golpe de estado fue orquestado por círculos de la Gran Bretaña, la vieja metrópoli que de esa forma eliminaba a unos de los profetas de unidad africana. Claro está, contó con la complicidad de las elites pro capitalista de Ghana.
El CÁNCER DE LA TRAICIÓN
Nkrumah murió el 13 de mayo de 1972 en Guinea Conakry, donde también moriría, un año después, otro de los grandes del Panafricanismo, Amilcar Cabral. Este último, al referirse, a la muerte en el exilio del fundador de Ghana afirmó
«Nadie puede decirnos que Nkrumah muriera del cáncer de garganta u otra enfermedad. No, Nkrumah fue asesinado por el cáncer de la traición que debemos erradicar de África si realmente deseamos la liquidación final de la dominación del imperialismo en este continente… Como dice un adagio africano «los que escupen para el cielo solamente ensucian sus propias caras»… Nosotros los movimientos de la liberación, no perdonaremos a los que traicionaron a Nkrumab. La gente de Ghana no perdonará. África no perdonará. Que los que aún tengan que rehabilitarse a los ojos de África se den prisa en hacerlo. Están demasiado atrasados» (Amilcar Cabral, 1972)
El propio Cabral, sería también victima de la traición de las elites de Guinea Bissau, tal como lo fue Nkrumah de las de Ghana, que se negaron a que regresa a su patria. El fundador había desarrollado un sistema de alianzas internacionales con la China de Mao TseTsung, la Unión Soviética de Nikita Kruschev, Fidel Castro, el Che Guevara, lideres negros como el legendario boxeador Mohamed Ali, Patrice Lumumba, Amilcar Cabra, Sekou Toure (presidente contemporáneo de Guinea Conakry), que atemorizó a occidente, a la derecha internacional y a sus lacayos nacionales. El pensamiento unificador de Kwane Nkrumah traspasó las fronteras africanas.
«Compañeros ganienses. Finalmente, la batalla ha terminado, y así Ghana, tu país querido, está libre por siempre. De ahora en adelante; hay una nueva África en el mundo, y ese nueva África está lista para librar su propia batalla. Demostraremos que después de todo el hombre negro es capaz de manejar sus propios asuntos. Demostraremos al mundo, a las otras naciones, a los jóvenes, que estamos listo para conducir nuestro destino». (Kwame Nkrumah, 1957)
Fueron las palabras del líder panafricanita al momento de pronunciar el discurso de independencia el 6 de marzo de 1957, a partir de allí unos cuarenta territorios ocupados por ingleses, portugueses, franceses y españoles seguirían el rumbo marcado por Nkrumah