Para todos aquellos que siempre se preguntaron por qué la izquierda norteamericana nunca ha construido un partido socialdemócrata o laborista, la última convención del Partido Verde del fin de semana pasado en Milwaukee ofreció una pista a vuelo de pájaro. El partido político de izquierda independiente más grande de EE.UU. que obtuvo 2,7 millones de […]
Para todos aquellos que siempre se preguntaron por qué la izquierda norteamericana nunca ha construido un partido socialdemócrata o laborista, la última convención del Partido Verde del fin de semana pasado en Milwaukee ofreció una pista a vuelo de pájaro. El partido político de izquierda independiente más grande de EE.UU. que obtuvo 2,7 millones de votos y presentó listas en 22 estados y el Distrito de Columbia para la campaña presidencial del 2000 de Ralph Nader, rechazó apoyar la nominación de Nader en el 2004 –nombrando a cambio a David Cobb.
«¿David cuánto?» se preguntarán muchos fuera del Partido Verde. No se preocupe demasiado si usted nunca ha oído hablar de Cobb –su campaña realmente está pensada para ser puesta en sordina. El candidato del Partido Verde sólo hará campaña en los llamados «estados seguros,» donde Kerry o Bush tengan una primacía sólida que hagan que la campaña de Cobb no modifique los resultado. Cobb evitará presentarse en unos 20 estos «disputados», donde una campaña presidencial del Partido Verde podría poner en peligro una victoria de Kerry.
Hace más de un año, un grupo de prominentes verdes se propuso un objetivo electoral de «reemplazar a Bush con un demócrata (ya que no somos todavía lo suficientemente fuertes ni lo bastante organizados como para reemplazarlo por un verde o un independiente),» según escribió en julio de 2003 Ted Glick, coordinador nacional de la Red por una Política Progresista Independiente (IPPN). Nader rechazó la estrategia de los «estados seguros» desde el principio, diciendo «me suena a esquizofrenia política. Nos presentamos o no nos presentamos.»
La candidatura de 2000 del Partido Verde de Nader hizo mucho para impulsar al Partido Verde a tener importancia nacional, pero esto no le ahorró una serie de insultos por parte de la fracción «Cualquiera antes que Bush» que dirigió la consigna de batalla bien organizada «Cualquiera antes que Nader» en la convención.
Peter Miguel Camejo, el candidato del Partido Verde para gobernador de California en 2002 y en la nueva elección de 2003 –y quien ahora iba a ser compañero de fórmula de Nader– fue abucheado ruidosamente por algunos partidarios de Cobb mientras se dirigía a la convención. «El único éxito ‘práctico ‘ que [Nader] puede tener ahora será devolver a W. a la Casa Blanca,» se mofó el rival presidencial verde de Nader en la campaña presidencial del 2000, Joel Kovel, poco antes de que la convención empezara.
«Ralph Nader le dio la espalda al Partido [Verde] y anunció a comienzos de este año que montaría una campaña independiente para llegar al principal puesto de la nación,» disparó John Nichols, de la revista The Nation, el 28 de junio. En realidad, los que forman parte de la izquierda del «Cualquiera antes que Bush» –tanto adentro como afuera del Partido Verde– ya habían desechado todo apoyo a Nader mucho antes (Ver, por ejemplo, el artículo en The Nation «Ralph, no te postules» escrito inmediatamente después de las elección parlamentarias de 2002).
El partidario de Cobb, Ted Glick, ha admitido que una campaña de Kerry sería «una campaña demócrata centrista, pro-empresaria, y a favor del envío de más tropas a Irak» que «inevitablemente le queitará el entusiasmo a los activistas sindicales, comunitarios, feministas, personas de color, pacifistas y etc». Y aún así, Cobb muestra su campaña como un esfuerzo para «construir» el Partido Verde, aún cuando la estrategia de los estados seguros acabe con la independencia política del Partido Verde.
Por ejemplo, Glick sostiene que una campaña de estados seguros «presionará al candidato presidencial demócrata para que utilice un lenguaje que suene más populista, más anti-empresario, como fue el efecto que tuvo la candidatura Nader/2000 sobre Al Gore, quien así subió su posición en las encustas y pudo lograr la victoria en el voto popular». Es cierto, pero el trabajo de un partido político de izquierda independiente no debe ser ayudar al pro-guerra y neoliberal John Kerry a vender su imagen más eficazmente en las encuestas.
La historia ha mostrado que, por más tibio que sea el apoyo de la izquierda para un demócrata («La mitad del camino con Lyndon Johnson,» ¿les suena?), el resultado termina siendo el fortalecimiento del Partido Demócrata en la izquierda, y no al revés. Como decía claramente la Declaración de Avocado, comenzada por Camejo en enero,»Es precisamente enfrentando a los dos grandes partidos en forma abierta y aguda que se pueden hacer retroceder y derrotar las políticas de los intereses corporativos que representan estos dos partidos.»
Y como dijo recientemente el partidario de Nader, Howie Hawkins, «No podemos derrotar la guerra, la represión y la austeridad económica de los republicanos apoyando a los demócratas que también apoyan la guerra, la represión y la austeridad económica». Tal como se dio, la convención del Partido Verde marcó la última oportunidad perdida por la izquierda norteamericana, entrampada perpetuamente en la política del mal menor, para escapar de la asfixia del Partido Demócrata.
Traducción de Guillermo Crux, especial para Panorama Internacional