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De absoluciones

La Conferencia de Rubalcaba, la basura de Botella y la plastilina de Rajoy

Fuentes: Rebelión

Los jueces absuelven al PP en el asunto del Prestige. El PP absuelve a un juez taimado y sospechoso y lo nombra Presidente del Tribunal Constitucional. El PSOE se absuelve a sí mismo en su Conferencia Política y Cayo Lara y el diario El país condenan a David Fernández de las CUP por blandir ante […]

Los jueces absuelven al PP en el asunto del Prestige. El PP absuelve a un juez taimado y sospechoso y lo nombra Presidente del Tribunal Constitucional. El PSOE se absuelve a sí mismo en su Conferencia Política y Cayo Lara y el diario El país condenan a David Fernández de las CUP por blandir ante un presunto gangster una alpargata que, curiosamente, no estaba hecha en China y ni siquiera parecía muy sudada. Sí gastada. Incluso enfadada. Ya dijo Bertolt Brecht que los que vivieron en Tiempos sombríos arrastraron las sandalias por polvorientos y duros caminos. Los chinos, que usan sandalias, andan absolviendo por sus polvorientos caminos a EEUU porque tienen muchos de sus dólares en su contaminada economía. EEUU absuelve a Siria y de momento no la invade, que no tiene ahora fuelle parra meterse con Rusia a la que le sobra hombría de oso y vodka barato. Rusia condena a las Pussy Riot y manda a una de ellas a Siberia, al tiempo que absuelve a Snowden, que, sin embargo, es más amigo de las cantantes desobedientes que de Putin. El PSOE y el PP se absuelven mutuamente y negocian los nombres de los jueces que van a integrar el Consejo General del Poder Judicial, y los miembros del Consejo General del Poder Judicial, si arrecian mucha las críticas por la sentencia absolutoria de los responsables de la mayor catástrofe ecológica de España, absolverán a sus propios jueces y sancionarán la absolución autoadministrada de los partidos y, de paso, la suya propia.

El PSOE dice que ha vuelto, aunque nadie sabe a dónde se había ido (salvo que se refiriera al Congreso Extraordinario del PSOE de 1979, cuando renunciaron al marxismo -como los rusos-, pero no es el caso porque la unica izquierda del PSOE que ha vuelto es el pensamiento Talegón Chupiguay V Asamblea). El PP dice que hizo lo correcto en la gestión del Prestige -como los americanos con el Exxon Valdés-, aunque el Ministro estuviera de caza -como Putin- o el actual Presidente Rajoy se liara en su día con aquello de la plastilina, que ya sabemos que en la asignatura de Trabajos Manuales salía todo el mundo medio moco por el maldito pegamento Imedio o el Uhu, que además era amarillo -como los chinos-. Quizá por eso se ríen del pajarito de Maduro pero no les llama la atención que una paloma -que también vale como pájaro- dejara encinta a la Virgen. Los salvajes siempre son los otros. Y vas y te absuelves. Que aquí andamos pidiendo a la Virgen por boca ministerial que solvente el desempleo o fulmine con un rayo a los que ejercen el constitucional derecho a la huelga.

Ana Botella, alcaldesa, hoy, de la capital mundial de la mierda, dice que no tiene nada que decir sobre las ratas y se absuelve a sí misma afirmando que los servicios de limpieza están «externalizados», que es la palabra cool para llamar a la privatización, que la hizo Esperanza Aguirre, quien se ha absuelto recientemente de la Gürtel diciendo que fue ella y sólo ella la que sacó a relucir el asunto de Correa, a quien nunca conoció y cuyo nombre ni le sonaba, que a la boda de Aznar fue mucha gente y no te hermanas con alguien solo por compartir langostinos. Langostinos y alguna langosta había en la presentación de las memorias de Aznar. Le ha absuelto José María Fidalgo, el que fuera Secretario General de CCOO, presentándoselas, las memorias, porque dice que va a donde le invitan y que es una demagogia afirmar que su foto con Aznar suponga una naturalización del comportamiento del Presidente de la guerra, porque no es así, insiste, sin dar muchas pruebas, porque es un pragmático que dice que los trabajadores quieren un sindicato eficaz, bienhallado, como un mecánico que repare una rueda o un fontanero que desatasque una tubería (así nos dijo ayer en Valladolid). A Fidalgo no le dio con una tubería, sino con el palo de una pancarta un trabajador de SINTEL que sabía que los problemas laborales no son técnicos sino políticos, pero Fidalgo se absuelve a sí mismo porque le gusta prescindir de la gente y gusta de llamar a los expertos, para no insistir en las ideologías -de izquierda- porque son ajenas a su idea de sindicato. En su mismidad biografica, Aznar se ha absuelto diciendo que en Iraq, en su saber y entender había armas de destrucción masiva, y que si luego no las había no era porque antes no las hubiera, sino por luego no las había, que anda que no hay desiertos lejanos y montañas nevadas, porque las armas de destrucción masiva, como las brujas, no existen pero haberlas haylas. Y si no bastara la absolución de la desmemoria de la guerra de Iraq, de la foto de las Azores, de los pies en la mesa de Bush o de que Correa estuviera en su mesa de invitados, se absuelve del atentado de Atocha y de culpabilizar a ETA, porque, dice, lo pasó tan mal esos días que todo se ha de perdonar y Fidalgo lo entiende y le da palmadas al hombro y Aznar le devuelve las palmadas en el hombro y lo absuelve. A Bárcenas lo absuelve su dinero; a Cristina de Borbón, su padre; a Blesa, a Rato o a Moral Santín; la misma desmemoria que se olvidó que Esperanza Aguirre vino detrás del Tamayazo; y a las constructoras de la red Gürtel la absuelven los medios de comunicación que ellas mismas financian.

Por todo esto, es fascinante lo poco que ha durado la absolución autogestionada por el PSOE en su conferencia. Fascinante la poca credibilidad de la absolución constante del PP – pese a jueces, Marhuendas, ABC, El mundo, RTVE y COPE de por medio-, desde que, recién iniciado su mandato, empezó a incumplir el programa por el que le habían elegido los españoles. Fascinante la imagen deshecha, triste y sin maquillar de la alcaldesa de Madrid rodeada de bolsas de basura, detritos y ratas (y esto no es una metáfora de quienes la sostienen y menos de quienes la votaron, aunque hay decisiones que nos hacen saber que hay gente que no es decente), Ana Botella, heredera de Gallardón en la alcaldía sólo por los enredos internos del poder y no por poseer la mínima capacidad técnica, a la que ha salido a defender el PP (y Fidalgo haciendo álbumes de sonrientes fotos), al igual que lo ha hecho, no menos fascinante, con el Ministro Wert, que además de absolverse todo el rato con maneras de emperador, busca una absolución estética con maneras de trilero que, a lo sumo, generan a su paso voces entregadas de la entrada en años tuna de Medicina de la Complutense que dicen «TÚ-ERES-EL PUTO-AMO».

Después del desastre del Prestige, el PP ganó la elecciones en los golpeados pueblos de Galicia. Rubalcaba, que piensa igual que el PP en las cosas de la intendencia política, gana a sus oponentes en su conferencia y sigue gestionando a ver si le pasa como al PP y gana a fuerza de dar por envilecido al votante medio que se muere de ganas por poder volver a votarles. El Presidente del Tribunal Constitucional no dimite y la alcaldesa madrileña utiliza una empresa pública amenazada por un ERE para reventar el derecho a la huelga de los trabajadores de los servicios de la limpieza que les hacen un ERE sin jueces ni testigos. Parece evidente que todos los trabajadores madrileños que no defienden a los trabajadores de la limpieza ahora mismo, poniendo en ello todas sus fuerzas, están apostando para que les pase lo mismo en el breve plazo de los próximos seis meses. Pero como en la conocida frase, cuando vengan a por ellos ya no habrá nadie que les absuelva. Como en el Canal 9 de Valencia. Lo dicen en Venezuela, a ver si aquí llega el trinar: «tarde piaste, pajarito».

¿Las claves de todo? Como siempre, esa obstinada resignación del pueblo soberano al que aún le huelen los pies a franquismo. El pueblo, que el 18 de julio de 1936 se echó a la calle a exigir que le dieran armas y el 23-F se metió debajo de la cama de tanto miedo como le habían metido. El que ve al nuevo Papa salirse de la norma y repite, multiplicando su resignación hasta cuando quiere ser buena persona: «este va a durar poco». El pueblo que tiene prisa porque seguro que hay partido. No ese otro, decente, que se la juega, que sabe que las mareas crecen por la noche, que sabe que ya no quiere aguantar más. Y que entiende lo que significa agitar en el aire una alpargata. Alpargatas que lejos de absolver a nadie saben que sin arrepentimiento no hay perdón, y que sin restitución no hay arrepentimiento.

Blog del autor: http://www.comiendotierra.es/

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