Un estudio del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt), refiere que un 41% de los 56 distritos de Puntarenas están en las peores categorías de acceso a las tecnologías de información y comunicación, así como que la situación de Guanacaste y Limón tampoco es halagüeña, ya que ninguno de los distritos de estas provincias […]
Un estudio del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt), refiere que un 41% de los 56 distritos de Puntarenas están en las peores categorías de acceso a las tecnologías de información y comunicación, así como que la situación de Guanacaste y Limón tampoco es halagüeña, ya que ninguno de los distritos de estas provincias están situados en la categoría de «mejor acceso a las tecnologías».
Esta información hace patente que el aprovechamiento de estos importantes recursos es desigual entre las provincias costeras y el sector central.
Las desigualdades entre regiones del país son una realidad innegable y provienen de una ancestral política de concentración del desarrollo en el Valle Central. La brecha digital puesta en evidencia por el estudio del Micitt es un dato más que confirma la brecha existente en casi todos los parámetros del desarrollo socioeconómico. Las inversiones públicas en infraestructura, educación, salud, vivienda, cultura y deporte, así como las políticas públicas dirigidas a la creación de oportunidades, han privilegiado desde siempre a las comunidades y a los habitantes del centro del país.
La iniquidad de esta errónea visión del desarrollo, la podemos constatar con algunos indicadores sociales derivados de los datos del Censo Nacional, de la Encuesta Nacional de Hogares y de los análisis del Estado de la Nación, que confirman la desigualdad entre el desarrollo alcanzado por algunas zonas y el retraso y la penuria en que otras permanecen sumidas. Veamos algunos ejemplos:
1. Pobreza: mientras en la Región Central el nivel de pobreza total es del 17.7%, en la Brunca es del 32.7%, en la Chorotega del 31.6%, en la del Pacífico Central del 23.6% y en la Huetar Atlántica y Norte, el 29.3% y el 27,8% respectivamente. Asimismo, la pobreza extrema en las regiones periféricas es cercana o superior al 10%, en tanto en la Central es del 4.7%.
2. Vivienda: Los datos estadísticos nos dicen que el mayor porcentaje de viviendas con hacinamiento, así como en mal estado físico, pertenecen a cantones de las regiones periféricas (por ejemplo: La Cruz, Buenos Aires, Talamanca) y las que menos tienen ese tipo de problemas son de cantones de la Región Central (por ejemplo: Flores, Barva, Montes de Oca).
3. Desempleo: El desempleo abierto en las regiones del Pacífico Central y Huetar Atlántica es del 12.5% y 10.8% respectivamente, mientras que en la Región Central es del 6.9%.
4 Agua potable: en este caso la menor cobertura de agua potable por acueducto la tienen cantones como Golfito, Hojancha o Pococí; en cambio la mejor cobertura se da en cantones como San José, Heredia, Goicoechea o Naranjo.
5. Educación: Un 23.5% de los residentes del Gran Área Metropolitana tienen un nivel de instrucción con algún grado universitario, pero en las regiones Brunca y Huetar Norte, solo el 10.1% y el 8.3% respectivamente, de sus habitantes tienen ese nivel.
Este panorama de clara injusticia es necesario revertirlo con una mayor solidaridad para con aquellas porciones de nuestro territorio que no han sido adecuadamente consideradas en la planificación del mal llamado desarrollo «nacional», con esas regiones que conforman la Costa Rica abandonada que reclama atención y solución de los serios problemas socioeconómicos que padecen.
Acabar con esta desigualdad entre el centro y la periferia es una deuda a saldar y un reto que se debe enfrentar replanteando el esquema de desarrollo para poder concretar una mayor inversión pública en las regiones más rezagadas, de tal forma que permita captar inversiones privadas que dinamicen sus economías, generen empleos, mejoren los niveles de ingreso de sus habitantes y reduzcan la pobreza.
Fuente original: http://www.diarioextra.com/