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La crisis de liderazgo en Palestina: ¿destruyó Abbas la democracia palestina?

Fuentes: Middle East Monitor

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

Las crisis de liderazgo a lo largo de toda la historia palestina no comenzaron con Mahmoud Abbas y, por desgracia, es poco probable que terminen con su partida. Aunque es probable que Abbas haya hecho más daño a la credibilidad de los dirigentes palestinos que cualquier otro líder en el pasado, él también es un subproducto de un proceso de fraude político que se inició mucho antes de su expirada presidencia*.

El anuncio imprevisto de Abbas del 27 de agosto de que, junto con algunos otros dirigentes, renunciará al Comité Ejecutivo de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) y su llamado a una sesión de emergencia del Consejo Nacional Palestino (CNP)** son testimonios de su mala gestión. Más aún, muestran su total desprecio por las exigencias mínimas de un liderazgo responsable.

Al igual que su predecesor, Yasser Arafat, Abbas ha usado la OLP y a sus distintas instituciones, ahora casi extintas, como su patio trasero político personal, al pedir a los miembros del CNP votar unas agendas predeterminadas y decididas, y utilizar una y otra vez los cargos en el Comité Ejecutivo de la OLP como forma de castigo y recompensa.

Ahora, a la edad de 80 años, Abbas obviamente está preocupado por su legado, el destino de la OLP y la Autoridad Palestina (AP), una vez que se haya ido. Sea cual sea la maniobra política que haya planeado para el futuro (incluyendo la selección de los nuevos miembros del Comité Ejecutivo, que será supervisada por él y por sus aliados), es poco alentadora. Según el acuerdo de unidad firmado entre la facción de Abbas, Fatah, y Hamas, se establecía como prioridad fundamental la reestructuración de la OLP como requisito previo para incluir tanto a Hamas como a Yihad Islámica en un organismo palestino unificado y relativamente representativo.

Bueno, eso ya no es una prioridad fundamental. Hamas está furioso con el llamado de Abbas para volver a convocar al CNP para una sesión de dos días que se celebrará en Ramallah , Cisjordania, el próximo mes. El Movimiento con sede en Gaza pide a las facciones palestinas que no participen . De cualquier manera está garantizada una mayor desunión palestina.

Ahora que la unidad sigue siendo difícil de alcanzar, Hamas está buscando sus propias alternativas para romper el asedio de Gaza mediante la realización de lo que se describe como «conversaciones indirectas» con Israel a través del tristemente célebre ex primer ministro británico, Tony Blair. Según se ha informado, este personaje se ha reunido con el líder de Hamas, Khaled Meshaal, en más de una ocasión. Las discusiones incluyeron un alto el fuego a largo plazo entre Hamas e Israel a cambio de la autorización de un paso marítimo seguro donde los palestinos de Gaza puedan disfrutar de cierto grado de libertad, sin pasar por el asedio y las restricciones de Israel y Egipto.

Huelga decir que si los informes sobre el papel de Blair en las negociaciones indirectas y las intenciones de Hamas son exactos, sería una gran locura . Por un lado, la inclinación de Blair por Israel le descalifica para el papel de mediador honesto. Por otro, la elección entre resistencia o tregua no es una decisión política pueda determinar una sola facción, independientemente de lo grandes que sean sus concesiones o de lo fiables que sean sus intenciones.

Además, Abbas no está en posición de criticar a Hamas por sus conversaciones con Blair. Es particularmente hipócrita que Abbas y su partido estén acusando a Hamas de burlarse de la unidad y el consenso palestino mientras que tanto Abbas como Fatah han contribuido a los males políticos de Palestina más que cualquier otro líder o facción en el pasado. De hecho, mientras que Gaza subsistía y sufría terriblemente bajo un prolongado asedio y guerras sucesivas israelíes, Abbas manejaba su equipo de la Autoridad Palestina en Ramallah con el pleno consentimiento del Gobierno de Israel. Siguió funcionando imperturbable la denominada «coordinación de la seguridad», cuya finalidad principal era aplastar la resistencia palestina en Cisjordania.

Esto es lo que el comentarista político israelí, Raviv Drucker, escribió en Haaretz en un artículo que en el que reprendía al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por no apreciar el valor de Abbas: «Ni nuestros mayores genios de alta tecnología que trabajan en los laboratorios más sofisticados habrían podido inventar un socio palestino más cómodo. Un líder sin nadie a la izquierda de él en la arena política palestina y que cuando su enemigo, Israel, bombardea a su pueblo en Gaza sale con una declaración criticando a los que secuestran a los soldados israelíes».

Abbas ha mostrado poca compasión por Gaza. Tampoco demostró respeto alguno por el pueblo palestino ni ha llevado a cabo un trabajo sincero destinado a hacer de la unidad palestina su principal prioridad. Más bien afirma que está activando al CNP al convocar a sus casi 700 miembros, no para discutir sobre la intensificación de la crisis palestina (desde Gaza a Jerusalén y Yarmouk) sino más bien para tramar otro arreglo que le beneficie a él y a sus compinches.

Sin embargo, esta crisis de liderazgo precede a Abbas.

La primera reunión del CNP se celebró en Jerusalén en 1964. Desde entonces y desde hace años, a pesar de los muchos defectos del Parlamento, cumple una misión importante. Fue una plataforma para el diálogo político palestino y con los años ayudó a definir la identidad nacional palestina y sus prioridades. Pero poco a poco, a partir de las elecciones de Arafat como el jefe de la OLP en febrero de 1969, el CNP dejó de ser un Parlamento y se convirtió más o menos en un sello de goma político que valida todas las decisiones tomadas por la OLP de Arafat y, en concreto, su facción Fatah.

Esto se ha puesto de manifiesto en repetidas ocasiones a lo largo de la historia con varios ejemplos prominentes:

El 12 de noviembre de 1988 el CNP se reunió en Argel para aprobar una estrategia política basada en las Resoluciones de la ONU números 242 y 338, la usual condición que impone Estados Unidos para atraer a la OLP. Al final de la deliberación y basándose en aquella aprobación Arafat anunció un Estado palestino independiente establecido en los territorios ocupados, con Jerusalén Oriental como capital.

A pesar de esto, EE.UU. todavía argumentó que la declaración del CNP no implicaba la aceptación «incondicional» de la Resolución 242, de ahí que presionara a Arafat para que hiciera más concesiones. Arafat voló a Ginebra y se dirigió a la Asamblea General de la ONU el 13 de diciembre de 1988, ya que EE.UU. se había negado a concederle un visado de entrada para hablar en la sede de la ONU en Nueva York. Se esforzó en ser aún más específico.

Sin embargo, EE.UU. mantuvo su posición y al día siguiente obligó a Arafat a reiterar las mismas declaraciones anteriores, en esta ocasión con la renuncia explícita de «toda forma de terrorismo, incluidos el terrorismo individual, de grupo o de Estado».

Esta no fue la única vez que el CNP y sus respetados miembros se vieron arrastrados a las apuestas políticas de los líderes palestinos. En 1991 votaron a favor de negociaciones directas en Madrid entre los palestinos e Israel sólo para ser engañados por Arafat, que negoció un acuerdo secreto en Oslo que hacía caso omiso al consenso palestino. Se convocó una vez más el CNP en Gaza en 1996 para omitir aquellas partes de la Carta Palestina que consideraban inaceptables Netanyahu y el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton. Mientras votaba el Consejo Nacional Palestino, Clinton, presente en la reunión , asentía con la cabeza mostrando su acuerdo.

Pero a diferencia del uso indebido que hizo Arafat de la democracia y de su manipulación del CNP (que ya no es representativo o es francamente irrelevante con su actual maquillaje funcional), el juego de Abbas es aún más peligroso.

Arafat utilizó el Consejo para ratificar o impulsar su propia agenda, que él consideraba erróneamente conveniente para los intereses palestinos. La agenda de Abbas, sin embargo, es completamente personal, totalmente elitista y totalmente corrupta. Peor aún, llega en un momento en el que la unidad palestina no es sólo una cuestión de estrategia inteligente, sino que es fundamental ante el posible desmoronamiento de todo el proyecto nacional palestino.

No hay duda de que ha llegado el momento de que Abbas salga de la escena. Eso podría o bien convertirse en una transición hacia otro legado lamentable de un liderazgo palestino no democrático o bien podría ser una oportunidad para los palestinos , hartos de la corrupción endémica, del tribalismo político y del fracaso generalizado, para dar un paso adelante y desafiar el colapso moral de la Autoridad Palestina y la farsa de la «democracia» interesada de facciones e individuos.

Notas de la traductora:

* Recordemos que el mandato de Abbas como presidente de la Autoridad Palestina terminó oficialmente en enero de 2009.

 ** Como explica el autor más abajo, el Consejo Nacional Palestino es el equivalente al parlamento palestino.

Ramzy Baroud ha estado escribiendo sobre el Oriente Medio durante más de veinte años. Es columnista internacional, consultor de medios de comunicación, autor de varios libros y fundador de PalestineChronicle.com. Su último libro My Father Was a Freedom Fighter: Gaza’s Untold Story (Pluto Press, London) . Su sitio web es: www.ramzybaroud.net .

Fuente: https://www.middleeastmonitor.com/articles/middle-east/20733-palestines-crisis-of-leadership-did-abbas-destroy-palestinian-democracy