La histórica cumbre entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano Kim Jong-un en Singapur culminó con una avalancha de críticas hacia Donald Trump por cederle demasiado a su adversario sin obtener nada a cambio. «No sé qué pasó con el arte de la negociación», declaró a un medio de comunicación […]
La histórica cumbre entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano Kim Jong-un en Singapur culminó con una avalancha de críticas hacia Donald Trump por cederle demasiado a su adversario sin obtener nada a cambio. «No sé qué pasó con el arte de la negociación», declaró a un medio de comunicación el senador demócrata de Connecticut Chris Murphy, haciendo referencia al libro coescrito por Trump en 1987 donde hace alarde de su visión empresarial. Varios de los críticos demócratas de Trump, ávidos de cuestionar todo lo que hace (lo cual se merece a menudo), suenan más belicosos que los neoconservadores de línea dura. Sin embargo, una cantidad creciente de demócratas progresistas están dispuestos a apoyar sus acciones diplomáticas, con la esperanza de evitar la guerra. El congresista demócrata Ro Khanna, de California, declaró en una entrevista para Democracy Now!: «Imaginen si en lugar de Donald Trump hubiera sido Barack Obama el que hubiera obtenido este tipo de avance. Pienso que se hubiera visto una reacción positiva de prácticamente todos los demócratas progresistas».
¿Quién no tendría una reacción positiva ante la posibilidad de evitar una guerra nuclear? Hace no mucho tiempo, en septiembre del año pasado, Trump tuiteó: «Acabo de escuchar al ministro de Asuntos Exteriores de Corea del Norte hablando en la ONU . Si repite los pensamientos del pequeño hombre cohete, ¡no estarán en este mundo por mucho más tiempo!». En respuesta al intercambio de amenazas que sobrevino entre Trump y Kim, a quien Trump comenzó a llamar «pequeño hombre cohete», el Boletín de Científicos Atómicos adelantó su Reloj del Apocalipsis a dos minutos antes de la medianoche, según su evaluación del peligro relativo de una guerra nuclear. Lanzado en 1947, el Reloj del Apocalipsis solo había estado a dos minutos de la medianoche una vez: en 1953, cuando la Unión Soviética detonó por primera vez una bomba de hidrógeno y hubo una escalada en la carrera armamentística con Estados Unidos.
Halcones como el senador republicano de Carolina del Sur Lindsey Graham han abogado durante mucho tiempo por un ataque militar contra Corea del Norte. El domingo pasado, mientras Trump se dirigía a Singapur, Graham opinó: «Si falla la diplomacia, como último recurso, los demócratas y los republicanos deben poner la opción militar sobre la mesa». Más preocupante resulta el recién nombrado asesor de seguridad nacional estadounidense, John Bolton, quien escribió en febrero: «Es perfectamente legítimo que Estados Unidos responda a la actual situación de «necesidad de defensa» planteada por las armas nucleares de Corea del Norte atacando primero». Bolton estaba invocando la doctrina de «necesidad» de ataque preventivo en defensa propia, tal como lo hizo antes de la invasión estadounidense a Irak en 2003, basado en el falso pretexto de que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva.
Bruce Cumings, profesor de historia de la Universidad de Chicago, uno de los principales académicos especializados en Corea del mundo, expresó en una entrevista para Democracy Now!: «No hay ninguna solución militar para la península coreana. Por primera vez en mucho tiempo se ha establecido un proceso de deshielo entre Pyongyang y Washington, y hablar de ir a la guerra si este proceso no funciona es simplemente censurable».
El líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, representante demócrata de Nueva York, escribió una carta al presidente junto a otros seis senadores, en la que exigen que Trump mantenga posturas de negociación que, según la mayoría de los expertos, son simplemente inalcanzables. Estas incluyen la desnuclearización completa, verificable e irreversible de Corea del Norte, sin concesiones comparables por parte de Estados Unidos en cuanto a la reducción de su presencia militar en la península de Corea.
El representante Ro Khanna dijo al respecto: «Mi desacuerdo con la postura del senador Schumer en esa carta consiste en que básicamente está repitiendo como loro los argumentos de John Bolton, de que no debemos involucrarnos en ninguna diplomacia ni hacer concesiones sin una desnuclearización completa. Eso simplemente no es realista». Khanna también le envió al presidente una carta firmada junto a otros 14 miembros demócratas del Congreso, que refuta a sus colegas del Senado. «Un marco mucho más realista sería un enfoque gradual, donde deberíamos pedir el cese de las pruebas nucleares y hacer concesiones de forma gradual. Eso es lo que considero que ha comenzado con este proceso».
Christine Ahn es la fundadora del movimiento global de mujeres Women Cross DMZ (en referencia a la zona desmilitarizada entre Corea del Norte y Corea del Sur), que realiza acciones para poner fin a la Guerra de Corea. Ahn ha organizado varias marchas lideradas por mujeres en la zona desmilitarizada, la más reciente hace dos semanas. En la víspera de esa marcha, la activista declaró en una entrevista para Democracy Now!: «Los pueblos de Corea del Norte y de Corea del Sur realmente quieren [que] la paz prevalezca en la península coreana. Creo que ese es nuestro papel como comunidad internacional, especialmente de Estados Unidos». El martes, inmediatamente después de la cumbre de Singapur, agregó: «La paz está en el aire y tenemos mucho trabajo por hacer, especialmente como parte del movimiento por la paz de este país».
La gente se ha estado organizando desde mucho antes de que Trump llegara a la presidencia para poner fin al estado de guerra en la península coreana, que ya lleva 70 años de duración. No se debe pasar por alto la importancia que tuvo la elección del actual presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, para llegar al proceso actual. Un movimiento de masas sacó del poder a su predecesor y eligió a Moon, reconocido defensor de la paz con Corea del Norte, como nuevo presidente. Con su conocido temperamento, el presidente Trump canceló la cumbre de Estados Unidos y Corea del Norte en un momento, solo para restablecerla al poco tiempo, y podría fácilmente hacer descarrilar el proceso de paz nuevamente. En Estados Unidos, los demócratas y los republicanos deberían unirse para respaldar a los movimientos por la paz que están impulsando esta apertura diplomática.
© 2018 Amy Goodman
Traducción al español del texto en inglés: Inés Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, [email protected]
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro «Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos», editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
Fuente: http://www.democracynow.org/es/2018/6/15/la_cumbre_de_trump_con_corea