La cita, que concluye este jueves en Costa de Marfil, puede servir para «acercar posturas» e instar a Rabat a «reconocer las fronteras de sus vecinos», ha avanzado el ministro de Exteriores saharaui, Mohamed Salem Uld Salek, en conversaciones con ‘Público’.
Abandonó la entonces denominada Organización para la Unidad Africana (hoy Unión Africana) en 1984, cuando los estados que integran esta unión política admitieron la incorporación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
Marruecos se asiló así del resto de países del continente durante algo más de tres décadas, hasta que solicitó su reingreso el pasado enero. En julio, durante la 29ª cumbre de la Unión Africana (UA) en Addis Abeba (Etiopía), se sentaron en el mismo foro el representante marroquí y el saharaui de asuntos exteriores. Y ahora, esta reciente convivencia de Marruecos y la RASD cristaliza en otro espacio de referencia política: la quinta cumbre Unión Europea-Unión Africana. Esta vez, el encuentro que ha tenido lugar este 29 y 30 de noviembre en Abiyán (Costa de Marfil) ha reunido en la misma sala al rey marroquí, Mohamed VI, y al presidente de la RASD, Brahim Gali, un hecho que, a juicio del ministro saharaui de Asuntos Exteriores, Mohamed Salem Uld Salek, corrobora que «la república saharaui es una realidad».
«La Unión Africana tiene una estrategia social, económica y política de integración, y ahora Marruecos se da cuenta de que su aislamiento en África es una pérdida importante», ha señalado el político de la RASD en conversación telefónica con Público durante una pausa de la cumbre. «Creemos que ha llegado el momento para que se dé cuenta de que el Sáhara Occidental es una realidad regional, nacional e internacional. Y este jueves, la presencia del rey de marruecos con el presidente saharaui demuestra algo que Marruecos no puede negar ni desconocer», ha insistido.
Interpelado sobre si el gesto marroquí de volver a ingresar en la UA lo lee la RASD como un avance o como una contradicción, el ministro opta por el ángulo positivo. «Es un paso en la buena dirección», desliza, y lo explica desde la propia necesidad del reino norteafricano que sitúa «en el momento en que Marruecos se dio cuenta que su aislamiento se iba a agudizar más, ya que la UA avanza hacia una integración real económica y política». «Pero ese aislamiento no puede ser superado sin que ponga fin a la política de agresión contra el pueblo saharaui», insiste, enmarcando la idea en los reconocimientos como estado que acumula la RASD por parte de países de la Unión Africana, los mismos que apoyaron la presencia saharaui en esta cumbre.
Tras el encuentro en la misma sala, por primera vez en una cumbre euroafricana, de los máximos representantes de los dos pueblos en conflicto, Uld Salek anima a la Unión Europa a «ayudar» a establecer la «paz definitiva» a partir del paso dado este jueves por Marruecos. «Es en una región muy cercana a Europa, y necesita la paz para la cooperación. Uno de los temas más importantes de la cumbre es la juventud. Y para los jóvenes marroquíes, como para el resto de jóvenes africanos, sin paz en Marruecos y en el Sahel no se puede hablar de desarrollo, y habrá más inmigrantes, guerras y destrucción», pronostica.
Una solución que pasa por la autodeterminación
En la resolución del conflicto que comenzó hace 42 años, con el abandono de España al Sáhara Occidental y su entrega, a espaldas de la comunidad internacional, a Marruecos y Mauritania, la Unión Europea juega un papel clave, según considera Uld Salek. «Puede conjugar esfuerzos con la Unión Africana para lograr la paz definitiva, pero sobre la base de los derechos de autodeterminación reconocidos al pueblo saharaui», defiende en alusiones al referéndum prometido por Naciones Unidas en 1991 tras el alto el fuego de la guerra desatada entre Marruecos, tras ocupar ilegalmente el Sáhara Occidental, y el Frente Polisario, hoy representante político del pueblo saharaui.
Esos «esfuerzos» que reclama el titular de Exteriores del Sáhara a la UE se traducen en el fin de los acuerdos comerciales europeos con Marruecos, en línea de lo expresado por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea cuando determinó, hace un año, que el Sáhara Occidental queda excluido del ámbito de aplicación de los acuerdos pesquero y agrícola. «La Unión Europea no reconoce la soberanía de Marruecos sobre nuestro país», ha apuntalado tras recordar que, además, Rabat «no reconoce las fronteras de sus vecinos; no solo de la RASD, sino de otros, por lo que quienes dicen que quieren ayudar a Marruecos lo hagan para que salga de esta guerra injusta y de esta posición insostenible que mantiene en la región».
Francia, el «mayor obstáculo» para la independencia del Sáhara
En este llamamiento a la Unión Europea para que asuma responsabilidades en el conflicto entre el Sáhara y el reino alauita, el ministro Uld Salek lamenta la posición francesa. «Francia es el país que obstaculiza la paz desde 1991, cuando oye a Marruecos negar sus compromisos firmados en el plan de arreglo. El referéndum no se celebró porque Francia, a partir de ahí, en el Consejo de Seguridad obstaculiza el avance hacia una solución que acepten ambas partes. Y es lamentable porque esta posición francesa es injusta y contradice sus propias declaraciones como país que aboga por la paz y por el respeto a los derechos humanos y a la legalidad internacional».
Uld Salek reclama también el compromiso «ético, político y jurídico» de España con el Sáhara, así como la responsabilidad de Francia como potencia que «ayudó y apoya a Marruecos en la ocupación». «Estos dos países pueden jugar un papel positivo en la estabilidad de la monarquía marroquí pasando, necesariamente, por el respeto a la existencia de sus vecinos».
El representante de la RASD avanza que aprovecharán las dos jornadas de la cumbre UE- Unión Africana, en la que participa también el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, para reclamar a Europa una «política clara» de ayuda a África. «Sobre todo en la zona del Magreb, la más cercana», concreta, y concluye denunciando la «falsa propaganda» de la estabilidad marroquí en la lucha antiterrorista. «Marruecos produce el cannabis que financia el terrorismo en el Sahel. Además, su sistema político y económico no deja alternativas a la juventud, que está en una situación catastrófica mientras su gobierno pierde el dinero del pueblo en vano, en una guerra colonial que no va a ganar».
Por todo, el ministro de Asuntos Exteriores de la RASD reclama la estabilidad del sistema marroquí sobre la base de una «nueva política» que «favorezca el trabajo» y «no deje a la juventud la única posibilidad de ir a inflar las filas de los grupos terroristas».