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Resistencia patriótica en Irak

La derrota de Estados Unidos está consumada

Fuentes: Rebelión

La comparecencia de Donald Rumsfeld ante las cámaras de la NBC, en el popular programa «Meet the Press», ha tenido consecuencias devastadoras en la opinión pública. Tratando de calmar las protestas crecientes el Secretario de Defensa afirmó que la guerra en Irak pudiera durar otros doce años. En ningún otro momento peor que este pudiera […]

La comparecencia de Donald Rumsfeld ante las cámaras de la NBC, en el popular programa «Meet the Press», ha tenido consecuencias devastadoras en la opinión pública. Tratando de calmar las protestas crecientes el Secretario de Defensa afirmó que la guerra en Irak pudiera durar otros doce años. En ningún otro momento peor que este pudiera haber sido tan pésimamente recibida tal afirmación. Las encuestas demuestran, de manera progresiva, que el pueblo estadounidense está hastiado de la diaria masacre de sus compatriotas y desea salir cuanto antes de esa situación infernal.

Por su parte el general John P. Abizaid, jefe supremo de las tropas en el Oriente Medio, dijo en «Face the Nation» de la CBS, el pasado domingo, que a mediados del año próximo las fuerzas iraquíes internas estarán en disposición de asumir por sí solas la ofensiva contra las fuerzas patrióticas: «lo cual no quiere decir que los Estados Unidos se retirarán». Y añadió que la insurgencia no ha dado ninguna señal de debilitamiento, con lo cual refutó lo dicho pocas horas antes por el vicepresidente Dick Cheney, quien declaró que la resistencia a la ocupación se encuentra «en sus últimos estertores». Ante el derrumbe creciente del apoyo moral a la ocupación iraquí el gobierno de Bush está haciendo desesperados esfuerzos por convencer a la opinión pública que las cosas no están tan mal. Dentro de esa táctica se encuentra el discurso que hoy martes 28 de junio, pronunciará el Presidente Bush en Fort Bragg, para intentar convencer a los americanos que la guerra va bien.

Esos mensajes optimistas son contradichos por la situación interna. La resistencia patriótica aumenta su actividad y la intensidad de sus ataques. En el último fin de semana se produjeron cuatro asaltos de violencia insurgente contra bases del ejército y la policía iraquíes que produjeron treinta y ocho muertes. La estrategia de Estados Unidos se basa en la creación de unas fuerzas internas de cipayos amaestrados que asuman las tareas de la represión y el sometimiento del espíritu libertario nacionalista para permitir que las fuerzas de ocupación se retiren. Pero es evidente que ese objetivo no lo conseguirán jamás.

El pasado noviembre en Mosul, la tercera ciudad de Irak, casi todos los oficiales de policía y la mayor parte de las tropas entrenadas por los ocupantes, abandonaron sus cuarteles y posiciones militares y algunas hasta contribuyeron al saqueo de sus bases, según reportó el New York Times. Fue un amotinamiento generalizado que obligó a los ocupantes a distraer tropas de la campaña contra Faluya para reforzar el norte.

Hasta en los medios de propaganda norteamericanos se han visto obligado a cambiar su lenguaje: ya no califican de «terroristas» a los patriotas, ahora les llaman «insurgentes», con lo cual se acercan más objetivamente a la verdad de lo que está ocurriendo.

Es evidente que Bush no puede ordenar ahora la retirada general de sus tropas, que es lo que está demandando la opinión pública en Estados Unidos, porque perjudicaría los intereses de las grandes transnacionales petroleras que son las que han derivado beneficios inmediatos de la ocupación y son las que financiaron sus campañas electorales.

En Afganistán la ocupación no marcha por mejor camino. La semana pasada las tropas yanquis y británicas lanzaron operaciones en las provincias alzadas de Uruzgan, Kandahar y Kabul. En esta última todo un distrito había sido capturado por los talibanes. Más de cien insurgentes murieron en la operación, reportaron los norteamericanos, lo cual da una idea de la gran envergadura del operativo. Las fuerzas bajo el mando del rebelde Mullah Dadullah continúan ganando terreno. Cuentan con bases seguras dentro del vecino Pakistán, en la provincia de Baluchistán, lo cual ha provocado protestas de Bush ante el presidente pakistaní Musharraf.

Todo indica que la gran guerra de rapiña contra el Oriente Medio lleva el mismo camino declinante de lo sucedido en Vietnam. El enorme gasto militar al cual se ven enfrentados Estados Unidos, el aumento del déficit interno, el alza creciente del costo de la gasolina, el desfile incesante de cadáveres de soldados norteamericanos, la opinión internacional adversa, el desgaste del apoyo moral dentro del país, los llevarán, más temprano que tarde, ha considerar la salida de Irak y Afganistán.

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