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La destrucción de Siria

Fuentes: Rebelión

Las movilizaciones del 2011 en Siria contra la situación de precariedad, de corrupción y de falta de libertades fueron duramente reprimidas por el gobierno del presidente Bashar al Asad. Lo que había empezado como un alzamiento pacífico inspirado en la Primavera Árabe reclamando más democracia y derechos sociales supuso el inicio de un conflicto bélico […]

Las movilizaciones del 2011 en Siria contra la situación de precariedad, de corrupción y de falta de libertades fueron duramente reprimidas por el gobierno del presidente Bashar al Asad. Lo que había empezado como un alzamiento pacífico inspirado en la Primavera Árabe reclamando más democracia y derechos sociales supuso el inicio de un conflicto bélico donde, según cifras del enviado especial de Naciones Unidas, hay 400.000 muertos y 4’8 millones de desplazados.

La brutal represión del régimen supuso una mayor movilización ciudadana que fue armándose y formando brigadas de autodefensa hasta configurar el denominado Ejercido Libre de Siria. Los también conocidos como rebeldes fueron controlando pueblos y ciudades ante un gobierno que los considera terroristas con el apoyo del exterior. La violencia armada en el país fue en aumento al igual que la intervención de las potencias regionales e internacionales así como de otros grupos armados como los yihadistas del Estado Islámico, el Frente al Nusra o las milicias kurdas. Los intereses cruzados en el país y en la región han convertido Siria en un polvorín donde las potencias regionales e internacionales han facilitado ayuda militar, financiera y política. En este sentido Rusia e Irán han intervenido desde el inicio en apoyo del gobierno de al Asad; Arabia Saudí y Turquía también participan apoyando a diferentes facciones opositoras al gobierno y, finalmente, potencias occidentales como los EEUU, Reino Unido y Francia han bombardeado posiciones del Estado Islámico en Siria y han apoyado de forma limitada a los kurdos y a otras milicias rebeldes.

Durante estos seis años de guerra la población civil es la gran damnificada, sobre todo la infancia. El último ejemplo es la barbarie de Alepo. Además de los centenares de miles de muertos y heridos se está produciendo una de las mayores crisis migratorias de la historia moderna. Un éxodo interno masivo pero también externo a países limítrofes como el Líbano, Jordania y Turquía y a la Unión Europea. Al respecto los países de la UE están realizando una lamentable actuación: cerrando fronteras, restringiendo la acogida de las refugiadas, subcontratando a Turquía y no poniendo fin al Mare Mortum en que se ha convertido el Mediterráneo donde este 2016 ya han muerto más de 3.800 personas según datos de ACNUR. Todo ello creando una Europa fortaleza que no cumple el artículo 14 de la declaración universal de los derechos humanos sobre el derecho de asilo ni la carta europea de derechos fundamentales respecto a las expulsiones colectivas.

La comunidad internacional no ha sido capaz hasta ahora de dar una salida política al conflicto de Siria y, una detrás de la otra, las diferentes conversaciones de paz y treguas han fracasado, acusándose las diferentes partes y potencias de incumplir los altos al fuego. La situación de conflicto armado persiste y ninguna parte ha podido infligir una derrota decisiva sobre el resto. No obstante, el gobierno sirio y sus aliados han recuperado en una nueva ofensiva militar la ciudad de Alepo que era uno de los símbolos de los rebeldes. Los bombardeos rusos asesinando a civiles, la lógica de tierra quemada aplicada por el régimen sirio y la evacuación de cerca de 50.000 personas entre combatientes y civiles han vuelto a mostrar al mundo la crudeza de una guerra que no acaba. La caída de Alepo supone el control por parte del gobierno de al Asad de todos los centros de población más importantes del país. No obstante, el ejército del mandatario sirio está muy debilitado y debe sus éxitos a la ayuda exterior.

Los diferentes actores están adaptando sus estrategias en una situación geopolítica muy compleja donde tendrán mucha importancia los planteamientos de Rusia pero también los del nuevo gobierno de la Casa Blanca y los de las potencias regionales. Todo y la caída de Alepo el fin de la guerra no parece inmediata sino que, según el corresponsal de la BBC, esta continuará y podría ser más caótica y sangrienta. Una situación trágica para la población que en 2011 se levantó exigiendo libertades y en la que Naciones Unidas no está a la altura.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.