La epidemia de cólera que afecta a buena parte de Angola ha causado ya más de mil muertos desde que se declaró el pasado mes de febrero, según las cifras difundidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), citada por la agencia de noticias de la ONU (IRIN). En total, la OMS ha registrado […]
La epidemia de cólera que afecta a buena parte de Angola ha causado ya más de mil muertos desde que se declaró el pasado mes de febrero, según las cifras difundidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), citada por la agencia de noticias de la ONU (IRIN).
En total, la OMS ha registrado 1.145 muertos en diez de las 18 provincias del país, además de 30.011 casos. Sólo en un intervalo de 24 horas, la semana pasada, se informó de 792 nuevos casos y 24 fallecimientos. Las autoridades sanitarias han empezado a almacenar agua embotellada en Luanda para impedir que la población dependa del agua corriente para su consumo.
Hace unos días, Médicos sin Fronteras (MSF) pidió al gobierno y a la comunidad internacional incrementar los esfuerzos para detener la epidemia. «Todo el mundo ha sido lento a la hora de responder», explicó Richard Veerman, coordinador de la misión de MSF en Angola. «Han influido muchos factores para que este brote de cólera sea uno de los peores que se han dado en Angola. Pero con lo que sabemos hoy, no hay excusa para no hacer todo lo humanamente posible para evitar que la mortalidad aumente todavía más».
«En todos los sentidos, la epidemia está fuera de control», aseguró Luis Encinas, coordinador de la emergencia de cólera. «Es crucial que las autoridades definan y implementen una estrategia nacional para contener la propagación de la enfermedad, asegurando el acceso a las instalaciones de tratamiento, garantizando la disponibilidad de agua potable gratis y mejorando las actividades de saneamiento».
La epidemia está afectando sobre todo a numerosos barrios pobres de la capital, en los que viven personas desplazadas por el conflicto armado que concluyó en 2002. Se trata de la primera epidemia registrada en Luanda desde hacía diez años. Hasta tiempos recientes, el interior de Angola apenas había sufrido cólera, aparte de que la gente no solía emigrar a los alrededores durante la guerra y las posibilidades de propagación eran escasas. Como resultado, la población tiene pocas resistencias contra la bacteria que causa el cólera. Además, la gente también tiene poca conciencia de que pueden protegerse ellos mismos y a sus comunidades de la infección.
Angola, segundo productor de petróleo de África Subsahariana, se encuentra en pleno proceso de reconstrucción facilitado por los altos precios del crudo. Paradójicamente, la rehabilitación de las infraestructuras está contribuyendo a la propagación de epidemias.