Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
El traslado de unos cien presos de diferentes cárceles al centro penitenciario de Kenitra el pasado 9 de octubre de 2010 se llevó a cabo con una violencia desmesurada. A su llegada a la prisión central Kenitra los guardias les esperaban para hacerles sufrir golpes y torturas.
Según las fuentes, al alba del sábado 9 de octubre de 2010 entre 89 y 140 presos islamistas de varias cárceles marroquíes fueron trasladados a la prisión de Kenitra. El traslado tuvo lugar simultáneamente y se llevó a cabo según el mismo modus operandi:
Los guardias despertaron en plena noche a los presos y les obligaron a subir a los coches celulares esposados y con los ojos vendados.
Los guardias los sometieron a todo tipo de violencias, además de robarles todos los efectos personales, incluida la ropa.
Nada más llegar a la cárcel de Kenitra los recibieron unos guardias sobrexcitados que les insultaron, amenazaron de muerte, pegaron y desnudaron completamente. Aquellos presos que expresaron la menor protesta fueron objeto de un trato más duro, colgados de las muñecas durante horas y golpeados.
Dirigió el «recibimiento» el director del establecimiento en persona, Mustafa Hadjli, el cual animó a los guardias a torturar a los presos recién trasladados.
La mayoría de estos presos trasladados son islamistas condenados a duras penas durante procesos injustos que han tenido lugar a lo largo de estos últimos años. Estaban presos en seis cárceles: Tánger, Fez, Meknes, Souk Larbaa, Beni Slimane y Okacha (Casablanca).
Las familias que fueron autorizados a visitar a sus familiares el 11 de octubre de 2010 comprobaron que todos ellos mostraban huellas de los golpes y las torturas. Además, los propios familiares sufrieron un registro corporal particularmente humillante.
Esta represión extrema representa sin lugar a dudas una grave escalada en el trato dado a los presos políticos en Marruecos, detenidos en razón de sus convicciones políticas y religiosas, y condenados a duras penas en unos simulacros de procesos basados con frecuencia en confesiones obtenidas bajo tortura. Este tipo de tratamiento traduce la voluntad política de elegir el enfrentamiento en su gestión de la oposición.
*Alkarama («dignidad», en árabe) es una ONG fundada en 2004 por un equipo de juristas y militantes de los derechos humanos voluntarios para contribuir a asegurar la promoción y protección de los derechos humanos, en particular en el mundo árabe (N. de la t.).
rJV