Karl Rove o sus trogloditas de la Casa Blanca conforman la discusión alrededor de temas que distraen al público de los asuntos y hacen lucir patriótica a la incompetente y corrupta Administración Bush. El actual subterfugio tiene que ver con la «necesidad de seguridad» de la Administración de monitorear las llamadas telefónicas -inteligencia vital. «Si […]
Karl Rove o sus trogloditas de la Casa Blanca conforman la discusión alrededor de temas que distraen al público de los asuntos y hacen lucir patriótica a la incompetente y corrupta Administración Bush. El actual subterfugio tiene que ver con la «necesidad de seguridad» de la Administración de monitorear las llamadas telefónicas -inteligencia vital. «Si Al-Qaeda llama a EEUU, queremos enterarnos», dijo Bush al defender el masivo programa de fisgoneo, constitucionalmente dudoso.
Es más, poca «inteligencia vital» se deriva del monitoreo telefónico. Ni tampoco las agencias fisgoneadoras parecen estar interesadas en obtener buena inteligencia. El 20 de septiembre de 2001, por ejemplo, expertos de la NSA encontraron una aparentemente jugosa llamada telefónica en árabe. Pero no tradujeron el mensaje, «mañana es la hora cero», hasta el 12 de septiembre.
«La inteligencia verdadera, me dijo en 1980 el Agente especial del FBI Robert Scherrer, «proviene de hacer la pregunta adecuada y encontrar a la persona con la respuesta adecuada; no el informante pagado que le dice a uno lo que él cree que uno quiere oír para que le sigan pagando».
En 2002-2003, la «comunidad de inteligencia» ignoró esa sabiduría. En su lugar, oficiales de caso de la CIA hicieron preguntas intencionadas a dudosos exiliados iraquíes que tenían planes ocultos. Intrigantes que se presentaban como «fuentes de primera», como el tristemente célebre «Curva», un empleado ladrón y de bajo nivel en la industria química iraquí que huyó a Alemania. Curva aseguró a funcionarios de Bush ansiosos por oírlo que Saddam Hussein poseía armas nucleares. La inteligencia alemana dijo que la información «carecía de credibilidad», pero Bush usó la «información» en discursos en público.
Enfrentados a esta clase de «inteligencia humana» espuria, algunos «profesionales de la inteligencia» se dedicaron al análisis de intercepción de señales. Irónicamente, mientras los súper policías de alta tecnología de la NSA buscaban fórmulas matemáticas para rastrear las llamadas telefónicas de los terroristas, no pudieron detectar a los terroristas que se «habían instalado literalmente bajo las narices de la NSA»
Los secuestradores del vuelo 77 de American hicieron sus planes desde Laurel, Maryland, vecino a la NSA. Empleados de la NSA y terroristas «hicieron ejercicios en algunos de los mismos clubes y realizaron sus compras en los mismos mercados». Después que los secuestradores dejaron su motel para ir al Aeropuerto Dulles y capturar el vuelo 77 de American, «se cruzaron con muchos de los espías electrónicos que iban hacia Fort Meade, sede de la NSA, a comenzar otro día de búsqueda de terroristas». (James Bamford, The Washington Post, 2 de junio de 2002.)
Durante el período justo antes del 11/9, hubiera sido igual que los trabajadores de la NSA estuvieran de vacaciones, como el Presidente que no estaba allí. Ausente antes e inmediatamente después de los ataques del 11/9 y de vacaciones cuando el huracán Katrina, Bush sigue siendo excelente en la distracción del público -con dramáticas sesiones de fotos.
Su personal llegó a nuevas alturas cuando creó falsos contexto para discutir las «filtraciones de inteligencia» para esconder el hecho de que el gobierno estaba realizando escuchas ilegales a ciudadanos -en vez de acopiar inteligencia útil.
Es más, el General Michael Hayden, el jefe de la NSA, no pudo convencer a Bush de que pospusiera sus vacaciones pre-11/9. Sin embargo, subsiguientemente recomendó a Bush que aprobara un plan de escucha constitucionalmente cuestionable. La fijación tecnológica junto con la clasificación de millones de documentos parece absorber a los responsables de descubrir amenazas.
En vez de infiltrarse en grupos hostiles con declaradas intenciones de atacar, la «comunidad de inteligencia» de $40 mil millones al año fisgoneó las llamadas de millones de civiles que no tenían intenciones violentas.
Las escuchas telefónicas maquilladas como «inteligencia vital en bruto» se convirtieron en un engaño político. El Congreso debate ahora si la «guerra al terrorismo» justifica la escucha sin orden judicial, lo que supone que el fisgoneo brindará a los «expertos» en terrorismo el material para proteger a la nación. ¡Cómo no!
Ningún miembro del Congreso ha preguntado: «¿Por qué la comunidad de inteligencia (un término que rebaja a ambas palabras) no usa su inteligencia y pregunta a la gente que sabe algo?»
Se gastan miles de millones de dólares en fotografía de satélites espías e intercepción de señales, pero se hace poco esfuerzo por compartir con los que toman las decisiones las opiniones de los estudiosos que realmente saben acerca de los terroristas musulmanes. En vez de leer artículos y libros acerca del tema, la NSA y la CIA dependen de la tecnología y de fuentes prejuiciados para penetrar el sub-mundo del terrorismo.
Semanas antes de la caída del Sha iraní a mediados de enero de 1979, Fred Halliday publicó un documento, Después del Shah (Instituto para Estudios de Política) y un libro (Irán: dictadura y desarrollo, Penguin, 1979). Él predijo la caída de la monarquía apoyada por EEUU y su reemplazo por una teocracia represiva.
Sin embargo, en vez de consultar a brillantes estudiosos como Halliday, los más altos espías de la CIA usaron a informantes pagados y escuchas inútiles. Así que en vez de anticipar el derrocamiento del Sha, Washington se sorprendió cuando los revolucionarios teocráticos depusieron a su hombre en Teherán y tomaron como rehenes a funcionarios de EEUU.
En 1991 Bush Primero pronunció su «Nuevo Orden Mundial, un ejercicio de arrogancia. El Número Uno no tiene que hablar con expertos como Halliday, quien también había realizado investigaciones significativas acerca de los fanáticos religiosos saudíes contrarios al régimen. Así que los militares construyeron bases en Arabia Saudí a fin de realizar operaciones contra Irak y otras naciones «desobedientes» del Golfo -cerca de las ciudades santas de Meca y Medina. Este acto fue una afrenta para Osama bin Laden y otros creyentes de similar pensamiento, así como los bombardeos que mataron a miles de iraquíes y destruyeron la infraestructura del país. La política norteamericana continuó apoyando la represión israelí de los derechos palestinos.
Para 1993, los acopiadores de datos debían haber hecho sonar la alarma. El kuwaití Ramzi Yousef, uno de los planificadores de la primera bomba en el World Trade Center, envió cartas a los periódicos de Nueva York antes del ataque. Yousef aseguró que atacaría el corazón financiero si EEUU no aceptaba sus exigencias: terminar la ayuda y las relaciones diplomáticas con Israel; una promesa de EEUU de que dejaría de intervenir «en los asuntos internos de los países del Medio Oriente». (Steve Coll, Guerras fantasmas: la historia secreta de la CIA, Afganistán y Bin Laden, desde la invasión soviética hasta el 10 de septiembre de 2001. )
En agosto de 1998 las embajadas de EEUU en Tanzania y Kenya fueron atacadas con bombas. En 2000 saboteadores golpearon al barco de guerra norteamericano Cole en aguas del Golfo Pérsico. ¿No esperaba más violencia la comunidad de inteligencia? El FBI y la CIA también habían descubierto que agentes violentos sospechosos habían entrado a Estados Unidos y matriculado en escuelas de pilotaje de aviones jumbo a reacción. Sin embargo, estos aspirantes a pilotos no mostraron interés en el despegue y el aterrizaje. El 6 de agosto de 2001, la Asesora de Seguridad Nacional Rice recibió un Briefing Presidencial Diario que citaba un análisis del FBI que indicaba «patrones de actividad sospechosa en este país, consistente en preparaciones de secuestros de aviones u otro tipo de ataques, incluyendo la reciente vigilancia de edificios federales en Nueva York».
Por su negligencia, Bush promovió a Rice a Secretaria de Estado. Así que, ¿por qué el ineficiente Hayden no va a convertirse en jefe de otra agencia federal? En sus audiencias de confirmación, los senadores no preguntaron a Hayden por qué la NSA no actuó con prontitud acerca del mensaje «mañana es la hora cero», interceptado el 10 de septiembre. Los senadores elogiaron a Hayden como habían hecho con el desafortunado George Tenet y el incompetente Porter Goss, que convirtió a la CIA en hazmerreír de la inteligencia. Tenet prometió a Bush que encontrar las ADM en Irak sería «un paseo». El comportamiento de Goss provocó la renuncia de los más experimentados analistas.
Bush ha implantado un patrón para la mediocridad. Tom Ridge, el ex jefe de Seguridad Interna, introdujo un código de colores de M&M para las alertas de crisis. Otro ejemplo de primera fue el jefe de la FEMA, Michael «Hiciste tremendo trabajo, Brownie» Brown, durante la debacle del huracán Katrina.
En cuanto a las salvaguardas constitucionales, Hayden parece seguir a otro peso pesado de la Administración. Elliot Abrams, Vice Asesor de Seguridad Nacional, escribió en su autobiografía (Proceso indebido: una historia de cómo las diferencias políticas se convierten en delitos) que él enseñó a sus hijos que las mentiras que dijo al Congreso estaban justificadas en aras de una moral superior. Bajo Hayden, la NSA se negó a dar a los abogados del Departamento de Justicia la necesaria autorización de seguridad para que examinaran su programa de escucha sin orden judicial. La Oficina de Responsabilidad Profesional del Departamento de Justicia dijo al representante Maurice Hinchey (demócrata por Nueva York) que estaba terminando su investigación porque la NSA se había negado a dar a sus abogados la necesaria autorización de seguridad para investigar.
Bush había informado a algunos miembros del Congreso de ambos partidos que la intercepción telefónica sin orden judicial arrojaría «inteligencia vital». Se refirió a una resolución del Congreso posterior al 11/9 para combatir a Al-Qaeda que, según él, trascendía la Cuarta Enmienda. El espionaje a ciudadanos pertenecía a los poderes inherentes al Presidente para hacer la guerra que el Congreso no había declarado. ¿Derecho Constitucional?
Los congresistas no hicieron nada después de que Bush les informara de su plan para violar la ley. Es más, los terroristas inteligentes podían cambiar a diario de teléfono celular, comunicarse por otros medios y cambiar constantemente de dirección. Para encontrarlos, pregunten a los que saben. No fisgoneen a los que no saben nada y no lo justifiquen apelando a la «seguridad nacional».
La conspiración de la escucha se extendió a reporteros de Noticias ABC, The New York Times y The Washington Post. Después de todo, como esos reporteros descubrieron las prisiones secretas de la CIA en Rumania y Polonia, deben tener buenas fuentes. Vean cómo Kart Rove enmarcó la discusión: intervengan los teléfonos de los que reportaron el secuestro, el espionaje ilegal y la tortura a fin de encontrar a los que filtraron la noticia, en vez de discutir las políticas ilegales. Mientras Rove se enfrenta al enjuiciamiento por su papel en la obstrucción de la justicia por la filtración del nombre de la antigua operativa encubierta de la CIA Valerie Plame, su maestría en ocultar los asuntos sigue confundiendo al Congreso -para ventaja de Bush y detrimento de los demócratas y la Verdad. No busquen a Hayden para que ofrezca asesoría de inteligencia, por ejemplo «cambien la política del Medio Oriente», como vía para disminuir la amenaza terrorista. Pero esperen que abra expedientes a norteamericanos, como su calaña ha hecho en el pasado.
Landau es miembro del Instituto para Estudios de Política.