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La FIFA, Argentina, Israel y futbolicidio en Palestina

Fuentes: Rebelión

«Expresamos nuestra solidaridad con el pueblo de Gaza que viven en estado de sitio y se les niega la dignidad humana básica y la libertad.  El último bombardeo israelí de Gaza, que provocó la muerte de más de un centenar de civiles, fue otra mancha en la conciencia del mundo.» Manifiesto firmado por jugadores profesionales de futbol en apoyo a Gaza, 2014.

El año pasado a todos los medios de desinformación del mundo se les hizo agua la boca cuando dieron la noticia sobre la expulsión de Rusia de las competencias futbolísticas y de prácticamente todos los deportes existentes en que participan sus atletas. La FIFA siempre ha afirmado que es una organización apolítica [un mal chiste] y no permite que los asuntos políticos se mezclen con el futbol, como si este no estuviera atravesado por los múltiples y complejos intereses humanos, y eso es la política en el sentido profundo del término.

El año anterior tomó una decisión claramente política al expulsar a Rusia de todas las competiciones futbolísticas internacionales. El pretexto fue el de la guerra de Ucrania, un pretexto que resulta risible porque nunca en su historia la FIFA ha sancionado a los Estados Unidos que libra guerras de agresión en el mundo entero. Jamás la FIFA ha pronunciado una palabra de condena cuando los Estados Unidos ocuparon a Irak, Afganistán y bombardearon, con su brazo armado de la OTAN, a decenas de países, como la antigua Yugoslavia o Libia. En esos casos el futbol en la lectura de la FIFA fue “apolítico”, porque reforzó y legitimó la política criminal de los Estados Unidos. Esta parcialidad, ese doble racero de la FIFA, simplemente muestra que es una organización al servicio del capitalismo y ha convertido al futbol en un extraordinario negocio mercantil, en donde solo importa aquello que suene bien a los dueños del mundo y del balón.

Una prueba de ese doble rasero estriba en comparar el comportamiento de la FIFA frente a Rusia y el trato dado a Israel, esa “mansa paloma” y remanso de paz y de respeto a sus vecinos. La comparación es reveladora de lo que es la FIFA y el silencio cómplice del planeta-futbol ante los crímenes de Israel. Esos crímenes también se dan en el balompié con la masacre de futbolistas y aficionados en la prisión a cielo abierto más grande del mundo, como es la Palestina ocupada. Allí se implementa el genocidio de los futbolistas de Palestina, el futbolicidio.

La prueba actual del apoyo de la FIFA al genocidio del pueblo palestino y al futbolicidio derivado es lo que viene aconteciendo con el Mundial Sub-20 de futbol, en donde han adquirido un protagonismo tres países: Indonesia, Israel y Argentina. El primero por una rara muestra de dignidad y el tercero por su sumisión, abyección y limpieza de imagen de los criminales sionistas. En el medio, Israel complacido con lo que hace la FIFA y Argentina a su favor.

Recordemos cómo se ha desarrollado este vergonzoso tejemaneje en el que, finalmente, es olvidado el heroico pueblo palestino. Es lastimoso que un país sudamericano, y para completar campeón reciente del Mundial de Futbol de mayores, avale esos crímenes y le abra sus puerta al equipo de futbol de un Estado terrorista y genocida y, además, permita en forma pasiva la presencia de la selección de Inglaterra, la potencia colonial que ocupa Malvinas y con la que perdió una humillante guerra en 1982.

LA DIGNIDAD DE LA POBLACION DE INDONESIA

Pocas veces se presenta la dignidad de un país que organiza un mundial FIFA, como fue el caso este año de Indonesia, y eso quedara como un gesto de honradez en la turbia historia del futbol-negocio de nuestro tiempo.

El 14 de marzo, el gobernador de la provincia de Bali, Wayan Koster, envió una carta al gobierno central de Indonesia en el que solicitaba que fuera vetada la participación de la selección de futbol Sub-20 de Israel porque “las políticas de Israel hacia Palestina son incompatibles con las políticas de la República de Indonesia”, que defiende la causa palestina. El rechazo a Israel también lo hizo expreso el gobernador de Java Central. Y el 20 de marzo centenares de personas marcharon en Yakarta ‒capital de Indonesia‒ para manifestar su rechazo a la presencia de la selección de Israel en su territorio.  

En forma automática, en un lacónico comunicado los capos del futbol anunciaron: “La FIFA ha decidido, debido a las circunstancias actuales, eliminar a Indonesia como sede de la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA 2023”. Ese eufemismo se emplea para referirse al rechazo a la presencia de la Selección de Israel por parte de autoridades de Indonesia. Para completar la infamia, la FIFA aseguró que estudia imponer sanciones a la Federación Indonesia por el veto a Israel.

La descarada actuación de la FIFA a favor de los criminales del Estado sionista es todavía más evidente, si se tiene en cuenta que Indonesia alberga la mayor población musulmana de todo el mundo.

Es bueno recordar que no es la primera vez que en Indonesia se rechaza a una selección de futbol de Israel, puesto que, en 1958 en las eliminatorias para el mundial, se negó a jugar con ese equipo en el grupo de Asia.

Lo significativo es que ningún país del mundo, ningún futbolista mundialmente conocido se pronunció a favor de Indonesia y en contra de Israel y nadie pidió que se vetara a Israel por sus crímenes y se le expulsara de todas las competencias futbolistas, al contrario de lo que ocurrió con Rusia. Y este apoyo a los criminales sionistas se da al tiempo que, por enésima vez, se masacra a la población palestina a la vista de todo el planeta. Esos crímenes no son suficientes para que la FIFA expulse a Israel y para que sus selecciones de futbol y sus equipos sean aislados y denunciados sus genocidas. Finalmente, a Indonesia le pasó lo que alguna vez dijo Bertolt Brecht: “La moral para vosotros, la comida para nosotros”, porque se queda con la imagen de dignidad, pero otro, Argentina, organiza el Mundial, mientras Israel sigue masacrando palestinos y la FIFA dichosa de la risa, porque su negocio sigue dando réditos.

Las protestas contra Israel le costaron a Indonesia el Mundial Sub 20:  “Perdimos una oportunidad de oro”

LA FIFA: LACAYO DE LOS GENOCIDAS DE ISRAEL

La postura de la FIFA frente a Israel y el respaldo abierto de sus crímenes no sorprende, si se consideran algunos antecedentes, entre ellos que los equipos de Israel participan en los torneos internacionales como si fuera un país europeo. Además, cada vez que, en algún lugar del mundo, un futbolista o los hinchas de un equipo se manifiestan contra Israel, denuncian sus crímenes y apoyan a los palestinos soportan fuertes sanciones.

Es una verdad escondida que la FIFA no le ha dado la sede de un Mundial a aquellos países que se niegan a aceptar a Israel, aunque este casi nunca clasifique a esos torneos. Pero el solo hecho de que exista la posibilidad del veto ya les hace poco fiables para la FIFA, tal y como le ha pasado a Marruecos y a Argelia, que se niegan a reconocer el estado sionista.

Aunque en varias ocasiones la FIFA ha amenazado a Israel de tomar represalias contra su federación de futbol por sus reiterados ataques contra estadios, aficionados y futbolistas, eso siempre ha sido un saludo a la bandera y nunca ha tomado ninguna determinación contras las selecciones sionistas. Simplemente, le ha respaldado por las promesas de Israel de dejar a los palestinos jugar libremente, lo cual es una mentira demagógica, ya que si algo caracteriza a Israel y se manifiesta en el futbol es su racismo, el impedimento que los futbolistas de Palestina se puedan desplazar libremente y viajen a otros países a participar en torneros internacionales y que existan equipos de la liga de Israel que juegan en los territorios ocupados.

El cinismo de la FIFA llega a tal extremo que su actual presidente ha propuesto que el mundial de 2030 lo organicen conjuntamente Israel y los países árabes, mientras los palestinos siguen sometidos al dominio colonial del invasor sionista.

El apoyo abierto de la FIFA a los genocidas de Israel en el terreno futbolístico, una derivación del genocidio generalizado contra la población de Palestina, se evidencia en las condenas y sanciones que continuamente emite la FIFA, o alguna de sus seccionales como la UEFA en Europa. Algunos casos lo comprueban. En 2009, un futbolista de Egipto, de nombre Mohammad Abu Trika, mostro el mensaje que llevaba debajo de su camiseta, luego de hacer un gol, y que decía «Simpatiza con Gaza». De inmediato la FIFA lo reconvino y le advirtió que esas manifestaciones políticas están prohibidas.  

En 2012, Fréderic Kanouté, brillante delantero del Sevilla, luego de marcar un gol se levantó la camiseta y mostró un anuncio de apoyo a Palestina. La FIFA lo sancionó sin dilación por haber exhibido un “mensaje político”, lo que según el doble rasero de los capos del futbol mundial está prohibido.

Tarjeta roja a Israel | BDS Movement

En mayo de 2021, cuando los aficionados del Celtic, un equipo de Escocia, exhibieron banderas en las que manifestaban su respaldo a los palestinos, masacrados por Israel, la UEFA lo consideró como un acto inaceptable y declaró que las banderas y pancartas enarboladas eran ilegales. Las prohibió y dictaminó que los aficionados que las portaran no podían ingresar al estadio y sancionó al equipo con una abultada multa en euros. Se trataba, según la UEFA, de mantener la política lejos del deporte, un eufemismo para legitimar el terrorismo de Estado de Israel.

Como para rubricar su “apoliticismo” a favor de Israel, la FIFA sancionó al jefe de la Asociación Palestina de Futbol, en 2018, por “petición” de la Federación de Futbol de Israel y, léase bien, con el argumento que ese dirigente palestino incitaba a “la violencia en el futbol”. La FIFA ni corta ni perezosa procedió a sancionarlo con una multa de 20 mil francos suizos y le prohibió ingresar a un estadio de futbol durante 12 meses. El motivo: las denuncias de organizaciones palestinas de la selección argentina, que tenía planeado jugar un partido contra Israel en Jerusalén. A raíz de la campaña de denuncia, en que se pidió quemar camisetas de Argentina, incluyendo las de su ídolo Leonel Messi, la FIFA adoptó la represiva medida, una clara forma de lavar la imagen de Israel, que en ese momento alardeó por su “pacifismo” en el futbol, diciendo que los violentos eran los palestinos. Es decir, los criminales posando de mártires. Y, de paso, Argentina que en esa ocasión por las presiones internacionales no fue a jugar al territorio sionista, ahora le da un indigno espaldarazo a los genocidas de Israel, un apoyo evidente tanto de la AFA como del gobierno gaucho.

LA ABYECCIÓN DE LA ASOCIACIÓN DEL FUTBOL ARGENTINO [AFA] Y DEL GOBIERNO DE ARGENTINA

En contraposición a la condena del estado de Israel en Indonesia, el caso de Argentina representa el otro lado de la moneda: el de la postración ante Israel, la FIFA y, más sorprendente todavía, ante Inglaterra, como veremos enseguida.

Apenas se supo que la FIFA le quitó la sede a Indonesia, la Asociación del Futbol Argentino [AFA], con su presidente a la cabeza, se apresuró en forma oportunista a ofrecerse, con la condición de ceder ante todo lo que pidiera la FIFA. Por supuesto, ninguna condena al estado genocida de Israel ni una pizca de apoyo al pueblo palestino.

En forma casi simultánea en un lujoso hotel de Buenos Aires se realizó una reunión conjunta entre el embajador de Israel en Argentina y miembros del gobierno nacional. Con el cinismo que caracteriza a los criminales de Israel este personaje afirmó que existía una histórica relación entre los dos países y sostuvo que su país busca la paz, “incluso con nuestros vecinos [sic] palestinos”. Dijo que su país representa una cultura milenaria y es una “nación plural, de inmigrantes, inclusiva» en la que vive «cada uno con su bandera». Eso sí proclamó que «vamos a seguir defendiéndonos» de quienes atacan a su país y «traen su odio». Es decir, va a seguir masacrando a los palestinos. Ante tal desfachatez, ningún miembro del gobierno objetó tal cinismo y tampoco la prensa “progre”, como Pagina 12, que termina avalando la criminalidad sionista.

Para rubricar la abyección cuasi colonial de Argentina valga decir que, ante la exigencia de la FIFA de cambiarle el nombre al estadio de Mendoza, cuyo nombre es Malvinas Argentinas, la provincia aceptó sumisa la orden colonial y durante el Mundial Sub-20 decidió que va a denominar a esa cancha Estadio Mendoza. Esta postración adquiere más relieve si recordamos la actitud de rechazo a la presencia de Israel en el suelo de la Provincia de Bali. Argentina bien puede aprender de ese ejemplo por partida doble: no solamente con respecto a Israel sino a Inglaterra, que está presente en suelo argentino durante el mundial.

Pero la indignidad de Argentina tiene otro ingrediente, estrictamente futbolístico, que no puede pasar desapercibido. En la copa Juventud de América o Sudamericano Sub-20 que se realizó en Colombia a comienzos de este año Argentina tuvo una desastrosa actuación, tanto que fue eliminada en la primera ronda. De cuatro partidos disputados perdió tres, solo ganó uno, le hicieron seis goles y marcó tres y para darse cuenta del nivel de esa selección quedó en el puesto octavo [entre diez equipos] y a una distancia de siete puntos de Brasil quien ganó la serie en que estaba Argentina. Si la AFA hubiera tenido algún decoro, y más después de ser campeones en mayores, ni siquiera se hubiera postulado para organizar ese mundial por la vergonzosa imagen que dejó su selección en Colombia, siendo ahora sede de certamen al que no tenía ningún derecho, si hablamos del rendimiento de su selección, que ni siquiera clasificó a los Juegos Panamericanos de Chile.

En su despedida de Israel, Alberto Fernández remarcó la responsabilidad de  Argentina en descubrir quiénes fueron los causantes de los atentados  terroristas - Infobae

EL FONDO OLVIDADO: EL FUTBOLICIDIO EN PALESTINA

En Palestina, esa cárcel a cielo abierto más grande del mundo, se lleva a cabo desde hace décadas un genocidio sistemático, planificado y bestial, frente al cual la comunidad de delincuentes internacionales ‒encabezada por Estados Unidos‒ no solo guarda un mutismo absoluto sino que es coparticipe en ese genocidio por su apoyo al estado terrorista de Israel.

Ese genocidio se actualiza semana a semana y en esto días hemos vuelto a ver la criminalidad sádica de Israel que bombardea indiscriminadamente edificios en Gaza y mata a sus habitantes, entre ellos jóvenes y niños. Es un juvenicidio e infanticidio el que realiza con impunidad plena el estado sionista de Israel.  Y ese genocidio es avalado por la FIFA y, triste decirlo, por Argentina, al admitir en su territorio un mundial con la participación de los asesinos de Israel.  

Ese genocidio tiene una derivación perversa, relacionada con el tema que tratamos, que podemos denominar futbolicidio. En efecto, en Palestina se lleva a cabo por parte de Israel el asesinato de futbolistas y aficionados de futbol y, principalmente, de la base natural del futbol: los niños y jóvenes. Baste recordar algunos casos emblemáticos, para refrescarle la mente a la FIFA y a Argentina que ahora es el organizador del Mundial Sub-20. Empecemos por lo más reciente y vayamos hacia atrás.

Israel ataca estadio de Gaza, marzo 31 de 2023

Casi al tiempo en que la FIFA le quitaba el Mundial Sub-20 a Indonesia, una forma tácita de apoyar al estado genocida de Israel, este procedía a atacar un estadio en Gaza, como para mostrar que el apoyo de los capos del futbol era un premio a su impunidad criminal, mientras que se jugaba la final de la Copa Palestina entre los equipos Central Balata y Jabal Al Mukaber, cerca de Jerusalén. Fueron lanzados sobre las tribunas y en la cancha gases lacrimógenos de manera indiscriminada, que afectaron a los aficionados que se encontraban en las tribunas y a los propios jugadores. Jibril Rajoub, presidente de la Federación de Futbol de Palestina [FPP], quien estaba presente en el estadio, señaló que el «ataque a los jugadores y al público con gas es una vergüenza para la ocupación israelí». Ante ese ataque aleve a jugadores y aficionados palestinos en un estadio donde se disputaba una final, la FIFA mantuvo un silencio sepulcral, y no emitió ninguna sanción contra Israel, al que, si se hubiera seguido la política adoptada contra Rusia, debió haber expulsado de las competiciones europeas y del Mundial Sub-20 de Argentina. Claro, pero decir esto, es soñar despierto, porque la FIFA, ficha incondicional del sionismo de Israel nunca lo va a tocar, porque no se puede perseguir a los “criminales consentidos”, con los que tan bien se relacionan los mandamases del futbol. 

Israel asesina al futbolista palestino Ahmad Atef Daragmah de dos tiros por la espalda, diciembre de 2022 

Ahmad Atef Daragmah fue asesinado por el ejército de Israel el 22 de diciembre de 2022, unos días después de la terminación del mundial de Catar, sumándose a la larga lista, de 230 palestinos asesinados el año anterior. Fue asesinado en Nablus, cuando las fuerzas militares de ocupación irrumpieron en la ciudad palestina resguardando a unos colonos judíos que visitaban la Tumba de José. En el ataque resultaron heridas 24 personas.

Ahmed Atef Daraghmeh era un joven futbolista, de apenas 23 años, que pertenecía al equipo Tulkarem, de la Primera División de Cisjordania. El joven fue baleado en la espalda. Como es costumbre, los asesinos justificaron el crimen diciendo que el futbolista era un peligroso terrorista. Este futbolista era un goleador en los equipos en que había participado, siendo uno de los jugadores más prometedores de Palestina. De sus goles queda el recuerdo, porque las tropas judías lo asesinaron. 

Este asesinato, perpetrado en plena efervescencia del mundial de futbol de Catar, no suscitó ningún tipo de denuncia ni de solidaridad con el pueblo palestino, ningún pronunciamiento de las selecciones finalistas de ese mundial. Silencio y complicidad con los genocidas de Israel y su futbolicidio por parte de las estrellas del balompié.

Ejercito de Israel mata a futbolista palestino de 23 años; el mensaje de  FIFPRO tras confirmarse

Asesinato del futbolista palestino Moaz Zaanin, 2021

Otro joven futbolista de 23 años, Moaz Nabil Al Zaanin, fue masacrado en uno de los frecuentes ataques y bombardeos que el Ejército de Israel realiza en la franja de Gaza. Este futbolista jugaba en el equipo Ben Hanoun de la Liga de Fútbol de la Franja de Gaza. El emotivo mensaje de su padre en su funeral concluyó con estas palabras. “Crecerás. Levántate, hijo mío, y venga la sangre libre de tu padre”.

Ataque con gases a un Estadio en Belén, 2019

En 2019 fue atacado a mansalva con gases lacrimógenos el estadio Al Khader en Belén, mientras se desarrollaba un encuentro de futbol. Como resultado cinco jugadores tuvieron que ser hospitalizados. También fueron afectados hinchas de los equipos que se encontraban en las tribunas.

Ataques premeditados a futbolistas para dejarlos inválidos, 2014

Una de las prácticas más criminales y sádicas del Ejército de Israelí contra jóvenes futbolistas consiste en utilizar francotiradores para atacarlos en las piernas, con lo cual los dejan inválidos. Esos ataques se complementan con el uso de perros, golpes y torturas, especialmente dirigidas a las extremidades inferiores. El resultado que se busca, en forma premeditada, es el mismo: la destrucción física de los futbolistas para que no puedan seguir practicando ese deporte y queden inútiles para ejercer cualquier actividad física. Eso sucedió en 2014, cuando soldados de Israel atacaron las piernas de los futbolistas Jawhar Nasser Jawhar (19 años) y Adam Abd al-Raouf Halabiya (17 años), tras finalizar un entrenamiento en el estadio Faisal al-Husseini. Para sopesar la magnitud de la agresión criminal, baste decir que Jawhar le propinaron 11 balas en sus dos pies y en una mano, mientras que a Halabiya le impactó una cada en cada pie. Nunca más pudieron volver a practicar el futbol y uno de ellos no puede caminar.

El sadismo de las fuerzas de ocupación contra los futbolistas palestinos no tiene límite, como se constata con otro hecho brutal: al pedir la identificación a un joven resultó que este mostró su documento que lo acreditaba como integrante de la Selección Palestina. Mohammed Obeid fue atacado con disparos en sus rodillas por uno de los SS [Soldados Sionistas], y nunca más pudo jugar al futbol.  

Una captura de pantalla de un celular con texto e imágenes

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Asesinato de cuatro niños que jugaban futbol, julio de 2014

En julio de 2014 el ejército de Israel masacró a cuatro niños de una misma familia que jugaban futbol en una playa de Gaza. Los niños fueron ametrallados por un barco de Israel. Un corresponsal español, Juan Gómez, que se encontraba en un hotel cercano informó de inmediato: “Israel acaba de bombardear un lugar lleno de niños a lado de nuestro hotel”. 

Como era de preverse en la “exhaustiva investigación” que realizó el estado sionista no encontró culpables del asesinato y cerró el caso diciendo que los niños se encontraban de “forma inesperada” en una zona de Hamas y que el Ejército ocupante al ver a personas corriendo en la playa les disparó porque no podía determinar que eran niños y menos civiles, sino que eran militantes armados de Hamas.

 

Un hombre carga con un niño herido por un ataque israelí mientras jugaba al fútbol con sus amigos en una playa de Gaza

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Ejército de Israel asesina a Ahmed Abu Daqqa, “Özil en Gaza, noviembre de 2012

El 8 de noviembre de 2012 fue asesinadoAhmed Abu Daqqa por fuerzas de ocupación de Israel cuando jugaba un partido de futbol en la puerta de su casa, contigua a la escuela donde estudiaba. La bala que lo mato le atravesó el pecho en el que portaba una camiseta con el nombre de Özil, el futbolista alemán de origen turco, y estrella del Real Madrid.

Para darse cuenta del efecto del futbolicidio en la vida cotidiana de los habitantes de Gaza, la madre del niño afirmaba con dolor y amargura meses después del asesinato de su hijo: «Desde que asesinaron a mi hijo, ningún niño ha vuelto a jugar al fútbol en estas calles». Uno de sus hermanos señaló que «Ahmed era un apasionado del fútbol, veía muchos partidos, pero sobre todo no se perdía ninguno del Real Madrid. Cuando jugaba a la PlayStation, también escogía siempre el Madrid, y solo se quitaba la camiseta de Mesut Özil para ir al colegio». Esa camiseta blanca quedó ensangrentada y marcada con el orificio de la bala que mató al pequeño futbolista. Como “gran consuelo”, el Real Madrid le ofreció regalarle a la familia una camisa de ese equipo, pero esa familia aclaró con dignidad que no le interesan las camisetas, porque lo que reclamaba era justicia, la que por supuesto nunca llegara. «Me gustaría decirle al Ejército de Israel que, cuando los niños palestinos juegan al fútbol, no están haciendo nada malo» señalo el padre del niño asesinado y agregó que «en todos los países hay conflictos, hay gente que muere por diversas causas, pero disparar a los niños es completamente inhumano».  Meses después de ese asesinato los niños habían dejado de jugar futbol en la calle por el temor a ser masacrados por las tropas de ocupación de Israel.

Imagen que contiene Texto

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Asesinato de futbolistas, 2009

En 2009 fueron asesinados por la Operación Plomo Fundido de Israel varios futbolistas y otros fueron capturados y torturados por las fuerzas de ocupación. Israel asesinó a los futbolistas Ayman Alkurd, Shadi Sbakhe y Wajeh Moshtaha. A las pocas semanas un francotirador mató a Saji Darwish (de 19 años) en Ramala.  

Bloqueo al desplazamientos de futbolistas y equipos de Palestina, 2006-2019

Como Palestina es un territorio ocupado por los colonialistas de Israel, que ha implantado en su territorio a invasores que vienen de lugares lejanos, como Rusia o Argentina, la movilidad dentro y fuera de Gaza y Cisjordania es muy difícil e imposible sin la autorización del ocupante. El régimen sionista impidió que la selección nacional de Palestina disputara el partido de clasificación para la Copa de Asia en 2006 y en 2007 el partido de preclasificación para la Copa Mundo. Y en 2019 fue imposible jugar la final de la Copa Palestina, porque Israel no permitió que los futbolistas del Club Khadamat Rafah, de Gaza, viajaran a Cisjordania a disputar el partico con el Balata de Nablus.

Israel bombardea un campo fútbol en Gaza, mayo de 2006

Desde aviones y helicópteros artillados fuerzas de Israel bombardearon un estadio de Gaza en mayo de 2006. Israel recurrió al pretexto de siempre, diciendo que desde el estado le habían lanzado cohetes. Como resultado del ataque se produjo un enorme boquete en la cancha de futbol. La FIFA en esa ocasión condenó verbalmente el ataque y por boca de uno de sus funcionarios de alto nivel manifestó que “este bombardeo de un campo de fútbol fue una auténtica barbaridad” y agregó como disculpando a Israel que “el fútbol debería estar al margen de la política”. La condena se quedó allí, en la demagogia, porque en la práctica, a pesar del aleve ataque a un estadio de Gaza, la FIFA nunca sancionó al agresor.

Como evidencia de que la inmunidad genera impunidad, ese estadio volvió a ser bombardeado por las fuerzas de Israel el 27 de octubre de 2009, cuando se destruyó una de sus tribunas, y luego el 19 de noviembre de 2012. Fue este ataque el que motivo la difusión de un manifiesto de condena a Israel, firmado por notables jugadores de diversos lugares del mundo. En ese manifestó se condenaron los bombardeos contra los estadios y campos de futbol y se recordaba que, como consecuencia de esos ataques, murieron jóvenes futbolistas que hacían parte de equipos locales. Denunciaban que «desde febrero de 2012 Dos jugadores de fútbol del club Al Amari, Omar Rowis, de 23 años, y Mohammed Nemer, de 22 años, están detenidos en Israel sin cargos ni juicio». Y señalaban en forma perentoria que «es inaceptable que los niños sean asesinados mientras juegan al fútbol. En estas circunstancias, el hecho de que Israel sea el próximo organizador del Campeonato de Europa sub-21 de la UEFA será visto como una recompensa por las acciones que son contrarias a los valores deportivos».

Palestinos mutilados por ataques de Israel juegan futbol, 2018

Israel siembra la muerte y la invalidez entre los habitantes de Gaza y ha dejado tantos lisiados que estos, tras perder alguna parte de su cuerpo, han decidido organizar torneos de futbol para discapacitados. Este tipo de futbol es una muestra viva de la impunidad asesina del estado de Israel. Pero nadie el mundo lo ve, puesto que los lisiados palestinos juegan futbol en un campo de concentración, porque a eso es a lo que han quedado reducido sus territorios ancestrales. Y eso jamás se va a transmitir por televisión, como si se hace con los partidos de futbol de equipos o selecciones nacionales que juegan en estadios asépticos y dominados por la corrección “apolítica” de la FIFA y de sus lacayos.

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Este futbolicidio que hemos descrito con ejemplos concretos, muy pocos respecto a ese aluvión de sangre, dolor y muerte que produce Israel en la Palestina ocupada, se resume en un hecho terrorífico: durante décadas han sido asesinados miles de niños y jóvenes, todos ellos futbolistas en acto o en potencia. Y decimos futbolistas no porque fueran a pertenecer a algún equipo formalmente constituido, sino que son por naturaleza Homo Ludens [seres humanos que juegan], una característica de la infancia, de cualquier infancia, incluyendo la de los Niños de Gaza y Cisjordania. Por eso, en forma espontánea golpean una pelota de trapo, de cuero, de plástico, de papel… con las manos, con los pies, con la cabeza, en cualquier lugar en donde se encuentren. Porque, como lo dijo Eduardo Galeano, esa locura humana de jugar “hace que el hombre sea niño por un rato, jugando como juega el niño con el globo y como juega el gato con el ovillo de lana: bailarín que danza con una pelota leve como el globo que se va al aire y el ovillo que rueda, jugando sin saber que juega, sin motivo y sin reloj y sin juez”. Son esos niños palestinos que juegan con una pelota, en cualquier lado del campo de concentración en que han convertido a su territorio, los que son masacrados a diario por los genocidas sionistas y ellos son los principales mártires del futbolicidio Made in Israel. Ellos son los que más sufren la maldad asesina de los SS [Soldados Sionistas]. Recordemos que alguna vez José Saramago habló de los “nazis de Israel” y no estaba para nada equivocado ni exageraba.

Un hombre llora la muerte de cuatro niños de la misma familia en Gaza

El futbolicidio en Gaza, el cual soportan como nadie y en carne propia los niños palestinos, bien puede expresarse con un poema:

Los Chicos de Gaza no juegan al fútbol

Ese día, la sombra del unicornio se dibujó sobre
la arena y no era el brazo del jinete de bronce que
indicaba el camino para huir del peligro.
No. El mismo niño yacía ajeno de sí: la nariz
fundida en la arena; el cuerpito estrujado contra
la tapa del suelo, su tiempo extinto de futuro.

El muchacho que cargaba al otro, más grande, le
escrutaba la cara, los gestos se le habían fijado
en el instante previo a la muerte, ya no en el piso
sino en la foto, sobre el rugoso gris de la playa.

La sucia arena potrero de pobres. Carpas recogidas: el toldo
sordo al aullido del viento. Un quieto paisaje de cementerio
playero se llenó de lúgubre fama. Los televisores mostraron
el juego flacucho de los pibes detrás de la pelota. Luego:
ellos mismos escapando a los tiros y el humo irónico de los
cañones en el mar: la figura inocente de dos plomizos navíos.

Los chicos de Gaza no juegan al fútbol

[Carlos Tobal, Palestinalibre.org]

El Derecho del Pueblo Palestino a jugar fútbol.

Conclusión

Cuando se habla del genocidio del pueblo palestino debe tenerse en cuenta que no estamos tratando de un hecho puntual o reciente, sino de una acción continuada desde 1947 y que no cesa. Así las cosas, 2022 ‒el mismo año en que Rusia comenzó su intervención militar directa en Ucrania‒ fue el año más sangriento en territorios palestinos de los últimos quince años, con 230 palestinos asesinados. Y por si hubiera dudas, en estos mismos momentos en que se desarrolla el Mundial Sub-20 en Argentina, son masacrados, asesinados, torturados, encarcelados centenares de palestinos, entre ellos niños y mujeres.

Nada de eso existe ni para la FIFA, ni para la AFA, ni para el gobierno argentino, que da cabida y acoge en su suelo a la selección de Israel. Mientras esta fue repudiada con razón en Indonesia, es bienvenida con los brazos abiertos en Argentina.

Cuando el 20 de mayo comenzó a rodar la pelota en el partido de inauguración, en el que participó la selección de Argentina, esa pelota estaba doblemente manchada: por la sangre de los palestinos masacrados por Israel, entre esos muchos niños y futbolistas, y por la propia sangre de los argentinos que fueron exterminados por los ingleses durante la Guerra de las Malvinas. Un doble baldón de ignominia que Argentina lega al mundo y que tanto nos duele a los latinoamericanos.

Desde el punto de vista estrictamente futbolístico una desastrosa forma de presentar en público a la reciente campeona mundial de futbol en Catar, donde retumbó el nombre de Palestina, a cuya población se consideró la campeona moral de ese certamen. En esa ocasión ningún futbolista argentino se manifestó para respaldar al pueblo palestino, como si lo hicieron los de otros países presentes en el certamen, empezando por los de Marruecos. De la pasividad frente a la causa palestina en Catar, ahora se pasa al directo apoyo a los crímenes sionistas por parte de la AFA y del gobierno argentino.

A este hay que recordarle la denuncia de un texto de 2022 de organizaciones civiles de Uruguay que se oponían a que su selección fuera a Jugar a Israel. En esa ocasión decía ese texto: “Los jugadores palestinos son constantemente agredidos, asesinados, heridos, mutilados, reprimidos, encarcelados por la ocupación colonial israelí. Sus estadios son bombardeados. Su libertad de movimiento es violada constantemente para que no puedan reunir a la selección nacional (repartida entre Gaza y Cisjordania), ni entrenar, ni salir al exterior a participar en competencias internacionales. Durante el último año, las fuerzas israelíes asesinaron a tres futbolistas adolescentes en Cisjordania: Mohammad Ghneim (19), Saeed Odeh (16) y Thaer Yazouri (18). ¿Quién no recuerda a los cuatro niños asesinados por un misil israelí cuando jugaban al fútbol en la playa de Gaza?”.

Destrucción en Gaza

A la AFA y al gobierno argentino nada de esto les incumbe y por eso, haciendo como si nada pasara con los palestinos que son masacrados por Israel, decidió que puede rodar la pelota en sus estadios en donde participa, aparte de la selección colonialista de Inglaterra, la Selección de los genocidas de Israel, cuyos futbolistas portaran en su camiseta una marca distintiva: las SS y una calavera.

OPINION] Judíos nazis en Israel: ¿La Paradoja, o “La Moda al Día”? (por  Cristian León ) - Diario La Quinta

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EPILOGO ABIERTO

Durante el partido Colombia-Israel disputado el domingo 22 de mayo en el estadio de la Plata, un aficionado colombiano, con dignidad, mostró una bandera de Palestina en las tribunas. Y, para confirmar lo que hemos manifestado en este artículo, del apoyo de la FIFA y de Argentina a los crímenes de Israel, fue detenido por intervención de la Agencia de Prevención contra la Violencia en el Deporte [Aprevide]. El colombiano fue detenido, léase bien, por “incitación a la violencia en el deporte” [sic]. Como quien dice ahora es “violencia” que en un estadio en el que juega una selección de Israel se ondee una bandera de Palestina. Hasta a dónde llega el descaro de las fuerzas pro-sionistas en el mundo y Argentina, para utilizar un término del argot futbolístico, la acaba de sacar del estadio en su postración ante Israel con la detención del hincha colombiano, porque además el Director de la Aprevide señalo que se trataba de “preservar la paz y el respeto mutuo en los espectáculos futbolísticos”.  Así las cosas, a la censura, el silencio y la complicidad con los genocidas de Israel ahora en Argentina la denominan “paz” y “respeto mutuo”. ¡Imposible caer tan hondo en la complicidad con los genocidas de Israel y en el ocultamiento del sufrimiento del pueblo palestino! Al hincha colombiano que exhibió la bandera de Palestina hay que exaltarlo por su valentía y dignidad.

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El hincha colombiano exhibió la bandera palestina durante el partido ante Israel

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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.