Las fuerzas de combate contra la langosta del desierto, reunidas por países de África oriental para hacer frente a una invasión de esta plaga devoradora de cultivos, corren el riesgo de que sus actividades queden paralizadas al agotarse los fondos para sus operaciones, alertó este miércoles un reporte de la FAO.
De no recibirse fondos adicionales para el combustible, los vuelos y las horas de pilotaje, las 28 aeronaves que actualmente luchan contra la langosta patrullando los cielos para detectar y fumigar enjambres dejarían de operar en marzo, según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).
La langosta del desierto (Schistocerca gregaria) forma enjambres de hasta un kilómetro cuadrado que pueden contener 80 millones de voraces insectos, capaces de recorrer hasta 100 kilómetros en un solo día y devorar en esa jornada los cultivos que alimentarían a 35 000 personas.
En los últimos dos años la plaga ha sido particularmente activa sobre cultivos y pastizales en los países del cuerno africano (Etiopía, Somalia, Yibuti), en Kenia, Sudán y Tanzania y, al otro lado del mar Rojo, en Yemen, al suroeste de la península arábiga.
“La máquina de lucha contra la langosta que se ha reunido en África oriental está ahora totalmente equipada y tiene capacidad para contener, suprimir y, a nuestro juicio, acabar erradicando este recrudecimiento sin precedentes”, declaró el director adjunto de la FAO, Laurent Thomas.
Los gobiernos del área “han creado capacidad en un tiempo récord, el número de enjambres y su tamaño se han reducido drásticamente, y existe una posibilidad real de que a lo largo del año pongan fin al recrudecimiento, pero deben poder seguir haciendo sin flaquear lo que ahora hacen”, dijo Thomas.
Al cabo de un año de campaña, apoyada por la FAO, los países del área han podido desplegar una “fuerza aérea” de 28 aeronaves y helicópteros, 260 unidades terrestres y cerca de 3000 observadores y operadores capacitados para luchar contra el insecto.
Se han registrado más de 6000 horas de expediciones aéreas para detectar y fumigar lugares infestados por la plaga, aprovechando innovaciones como instrumentos digitales de eLocust3, imágenes por satélite e inteligencia artificial.
Con modelos de trayectorias se vigila a las langostas en tiempo real y se trazan mapas de las infestaciones, las zonas de reproducción y las rutas migratorias.
Desde que la campaña comenzó en enero de 2020, se ha tratado una superficie de más de 1,5 millones de hectáreas en África oriental y Yemen.
La FAO estima que esos esfuerzos contribuyeron a evitar pérdidas de cultivos y productos lácteos por un valor estimado en 1200 millones de dólares, con lo cual se han salvaguardado los medios de vida de 28 millones de personas.
Los enjambres se han reducido: el año pasado se detectó en Kenia uno de 240 000 hectáreas, equivalente a la superficie total de Luxemburgo, pero los equipos de control tratan ahora enjambres que abarcan entre 100 y 1000 hectáreas.
“Sería trágico echar a perder estos logros en el momento preciso en que los países de África oriental empiezan a ver algo de luz al final del túnel”, insistió Thomas durante una reunión virtual con socios humanitarios.
Según la FAO, se necesitan 38,8 millones de dólares para prolongar hasta junio la campaña, “el último trecho de su maratón de lucha contra la langosta del desierto”, en palabras de Thomas.
Los principales donantes de la FAO para la campaña contra la langosta son gobiernos de Europa, Arabia Saudita, Canadá, China, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos, y el Banco Africano de Desarrollo, algunos fondos especializados de las Naciones Unidas y fundaciones privadas.
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Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2021/01/la-fuerza-aerea-la-langosta-del-desierto-esta-peligro/