La convulsión producida recientemente en el mundo árabe ha puesto de manifiesto, una vez más, cómo las potencias imperialistas y sus acólitos, esos que componen el eufemismo de la «Comunidad Internacional», se mueven con estrategias geopolíticas destinadas a controlar los recursos, ampliar los mercados y los negocios, asegurar su supremacía política, ideológica, económica y militar, […]
La convulsión producida recientemente en el mundo árabe ha puesto de manifiesto, una vez más, cómo las potencias imperialistas y sus acólitos, esos que componen el eufemismo de la «Comunidad Internacional», se mueven con estrategias geopolíticas destinadas a controlar los recursos, ampliar los mercados y los negocios, asegurar su supremacía política, ideológica, económica y militar, consolidar su orden del que se erigen en valedores y demonizar, acorralar, estrangular y liquidar a quienes se oponen a sus intereses o les hacen sombra y todo ello bajo el manto de una pretendida libertad, paz o democracia. Así, convierten en terroristas a todos aquellos que se oponen a sus intereses o suponen un obstáculo para los mismos, y los arrojan al «Eje del Mal», como ha sucedido con Libia.
El caso de Libia contrasta brutalmente con las actitudes manifestadas por las potencias occidentales con respecto a la mayoría del resto de los países árabes en donde las masas han salido a la calle reclamando el fin de las dictaduras y la libertad. Es increíble cómo Gadafi hace cuatro años nada más, era recibido con todos los honores por el rey, por Zapatero, por Aznar y hasta por el alcalde de Madrid que simbólicamente le entregó las llaves de la ciudad, mientras llegaban a acuerdos de inversiones de hasta 11500 millones de euros y el trato de honor que se le dispensaba, de presidente, de líder libio. E igualmente cómo se paseaba por las cancillerías europeas y americanas, entrevistándose con muchos de los líderes occidentales, con Sarkozy, con Obama, con Brown, Merkel y tantos otros, llegando a numerosos acuerdos económicos. Sin olvidar su presencia en la cumbre del G-20 de julio de 2009. Gadafi era entonces un político respetable y respetado.
Pero, ¿Qué es lo que ha sucedido para que se produzca en tan poco tiempo un cambio tan profundo, para pasar de ser un presidente honorable a ser un dictador, torturador, tirano, déspota y asesino de su pueblo a quien hay que derrocar como sea y por encima de todo? El argumento que se ha esgrimido una y otra vez es el de que bombardeó a manifestantes rebeldes de su país en la zona de Benghazi. Pero este hecho no se ha sustentado en la más mínima prueba. Es más, ha sido desmentida por el ejército ruso que controlaba todos los movimientos de la zona vía satélite y niega rotundamente que hubiera habido bombardeos. Fue producto de la intoxicación de medios como la BBC y Al Jazeera, este último, controlado por la monarquía de Qatar. La excusa fabricada para iniciar la deseada guerra contra Gadafi. Al estilo del falaz argumento que se utilizó de «la presencia de armas de destrucción masiva» para invadir Irak.
E incluso si así hubiera sido, el hecho se hubiera equiparado a Harry Truman que bombardeó Hiroshima y Nagasaki, al presidente Uribe de Colombia, al ejército israelí que no ha parado de bombardear en los últimos 60 años a los países vecinos, a las fuerzas de la OTAN -y a todos los dirigentes occidentales, incluido Obama- cuya actividad diaria es bombardear, en Yugoslavia, en Irak, en Afganistán, en Pakistán… y a la mayor parte de los gobiernos árabes aliados del imperialismo americano. No es desde luego la paz, o la defensa de la población civil lo que ha movido al imperialismo y a la OTAN a iniciar la guerra.
Por tanto, hay otras razones que no se han manifestado, que se han ocultado y que son las que han irritado realmente a las potencias occidentales, las que han convertido a Gadafi en un odiado terrorista. Y la cuestión es que Gadafi retomó el camino de la nacionalización de los recursos energéticos apartándose de los planes que Occidente tenía para el Magreb. Desde 2003 volvieron a Libia las corporaciones petroleras occidentales, la italiana ENI, la francesa TOTAL, la española REPSOL YPF, la anglo-holandesa Royal Dutch Shell y las norteamericanas Chevron y Occidental. Cuando las grandes petroleras volvieron a Libia, Trípoli pudo disponer de un excedente comercial cercano a los 30.000 millones de dólares al año. La administración de los fondos libios dio lugar, sin embargo, a la aparición de un nuevo mecanismo de poder y de corrupción, en manos de ministros y altos funcionarios, que escapó probablemente al propio Gadafi. Esto lo confirma el hecho de que, en 2009, Gadafi propuso que los 30.000 millones provenientes de los dividendos petroleros fueran «directamente al pueblo libio», lo cual acentuó las divergencias en el seno del gobierno libio.
En 2009 Gadafi emprendió una operación anticorrupción que afectaba a esa élite y también a las mafias traficantes de seres humanos de Bengasi. En un discurso retransmitido a todo el país, pidió a los representantes de los Congresos de Base Populares Libios (LBPCs), que «no tuvieran miedo de tomar directamente el dinero del petróleo y asumieran la responsabilidad de crear las estructuras de gobierno directo que mejor defiendan los intereses del pueblo».
El 21 de enero de 2009, Gadafi anunciaba en una conferencia para la Universidad de Georgetown que no solo Libia, sino «todos los países exportadores de petróleo podríamos empezar a movernos hacia la nacionalización a causa de la acelerada caída de precios. Esto está sobre la mesa y se está discutiendo seriamente» Según esta nota de la agencia Reuters, esa misma semana, cientos de Congresos Populares Libios de Base (LBPCs) votaban sobre la nacionalización de las compañías petrolíferas operando en suelo libio.
Por tanto, para las potencias imperialistas occidentales y las grandes multinacionales, las perspectivas de la nacionalización de los recursos de Libia era algo absolutamente inaceptable y tanto más cuanto que Libia es el país de Africa con mayores reservas de hidrocarburos, con mucha diferencia.
Lógicamente los planes de depuración y de repartir los ingresos del petróleo directamente entre la población Libia se enfrentaron en primer lugar con los corruptos que se habían enriquecido a costa de los contratos petroleros abiertos a Occidente y con la oposición de muchos altos funcionarios. Serán éstos, de hecho, los que van a constituir la principal base social de la oposición interna a Gadafi y de lo que será el Consejo Nacional de Transición (CNT). Así que irán apareciendo deserciones de altos cargos del Estado libio, pero no será porque piensen que Gadafi no es un demócrata o es un tirano sino porque ven en peligro sus grandes chanchullos y negocios.
Por otra parte, expertos en política internacional han señalado a Gadafi como «el más radical presidente Pan-Africanista» considerando su presidencia en la Unión Africana durante 2009 como una fuerza aceleradora de la integración africana y contraria pues, a los planes de recolonización imperialista de Africa. Africa es un gran objeto de deseo por sus importantes recursos, pero también ansiado por China y Rusia, que tienen una presencia creciente en el continente. Se plantea pues una importante disputa con estas potencias. Libia, puede ser, además de un objetivo goloso, una puerta de entrada a Africa, una vía para controlarla militarmente (a traves del AfriCom) y un medio para acceder a sus riquezas, recursos y mercados. Pero Gadafi es un obstáculo para ello.
Otro de los sectores opuestos a Gadafi, procede del revanchismo de un gran negocio que había en la zona de Benghazi ligado a la trata de personas humanas, de inmigrantes originarios del Africa subsahariana, de Kenia, Sudán, etc. En torno a ese gran negocio, se había creado un terrible racismo, malos tratos, muertes, amenazas, violaciones, trabajos en condiciones infra-humanas, etc. Este negocio fue perseguido, muchos de sus responsables encarcelados y la organización desmantelada. Ha sido uno de los apoyos del CNT y de su financiación. A lo largo de la guerra también se han visto episodios racistas con cierta frecuencia.
Finalmente están los sectores islamistas recalcitrantemente enemigos de Gadafi y que han jugado un papel, por lo que se ve, bastante importante entre los rebeldes. Ya intentaron asesinarle a Gadafi sin conseguirlo, y fueron perseguidos y detenidos. Ha habido diferentes organizaciones armadas islamistas libias que han intervenido contra Gadafi pero también en los distintos conflictos de Afganistán, Irak y Pakistán. La zona de Benghazi ha sido al parecer un vivero de militantes de estas corrientes, incluidas de Al Qaeda. El actual responsable militar de Trípoli es islamista, miembro de un grupo islamista armado y que estuvo detenido en Libia. Hay muchos indicios que apuntan a que los islamistas son dentro del CNT y de los rebeldes, la carne de cañón de la estrategia imperialista, una especie de cortina de humo de la misma, seguramente uno de los sectores más activos y eficaces, pero al servicio, fundamentalmente, de otros intereses.
Asimismo, no se sustenta, por muchas razones, la existencia de una gran oposición popular a Gadafi en el seno de Libia. La oposición procede de sectores muy minoritarios, los que hemos citado, pero que han contado con el apoyo de todo el imperialismo occidental y muy especialmente del poder arrasador, mortífero y criminal de la OTAN. Libia disponía del Indice de Desarrollo Humano(IDH) de los más altos del mundo, por encima de Rusia, Venezuela por ejemplo y el más alto de Africa. Tenía unos niveles altos de nivel de vida. Había convertido el desierto en un vergel, extrayendo y distribuyendo agua a las urbes y zonas rurales, procedente del subsuelo del desierto mediante unas obras de ingeniería complejas y un gran entramado de tuberías. Los Consejos de Base han funcionado y se han posicionado con Gadafi por la nacionalización del petróleo. La mayor parte de las tribus se han posicionado en contra de los bombardeos y la agresión militar. A las fuerzas rebeldes se las ha visto no sólo muy torpes, poco preparadas y con muchas contradicciones internas, sino escasas.Con un fuerte apoyo mercenario de las dictaduras petroleras del Golfo. Los bombardeos de la OTAN han sido absolutamente decisivos en el desarrollo de la guerra. Cualquier grupo minoritario, sería capaz, con tal cobertura, de tomar el país y la capital, antes o después.
Para establecer la seguridad de Libia, tras la toma de Trípoli se ven forzados a contar muy importantemente con todo el aparato administrativo y de seguridad de Gadafi. Es más, está prevista la aportación de un contingente de 10000 o 15000 soldados de las monarquías del Golfo para garantizar la seguridad de Trípoli. Hay informes y testigos que dicen que ha habido grandes manifestaciones de apoyo a Gadafi en diversas localidades de Libia y en concreto una de un millón de personas el 1 de julio de 2011. Reconocen por otra parte, que la amenaza que hizo Gadafi de repartir gran cantidad de armas entre la población se ha cumplido, ya que hay mucha gente armada y ahora se encuentran con el problema de desarmarla y contabilizar las armas en presencia. Para que una situación tal sea posible es necesario que el apoyo de la población sea muy importante, porque de lo contrario es impensable. Ahora bien, en una situación de relación de fuerzas tan desequilibrada, aunque sigan habiendo bolsas de resistencia, lo más normal es que la gente se escabulla, trate de salvar el pellejo y espere una mejor ocasión o mejores circunstancias o acaso continuar la lucha de otra forma.
Y lo que clama al cielo es la manera en que se ha iniciado la guerra. La ONU, un órgano totalmente mediatizado y anulado, al servicio del imperialismo, aprueba el 17 de marzo, a través del Consejo de Seguridad, la resolución 1973 estableciendo una zona de exclusión aérea, pretendidamente para evitar muertes de civiles. Era algo que se veía venir, que no iba a ser más que una coartada oficial para realizar una masacre, una guerra genocida y de conquista, para derrocar el poder de un sistema que no era grato a los poderes imperialistas. Parte con la abstención vergonzosa de China y Rusia, que sin estar muy de acuerdo con las pretensiones occidentales, no se atreven a enfrentarse o están demasiado ocupados en el mantenimiento de sus grandes negocios. Los representantes libios en la ONU habían cambiado ya de bando. Y nada más aprobarse la resolución empieza la guerra sin cuartel, la destrucción del aparato aéreo de guerra, la destrucción de todo el aparato de guerra, la destrucción de todas las infraestructuras del país, la matanza de civiles a diestro y siniestro, sin contemplaciones, la liquidación de toda clase de objetivos civiles, lo mismo hospitales que escuelas, y la liquidación de todo lo que se moviera o no moviera u oliera a enemigo. Sin descanso, de una forma brutal, con apoyo de fuerzas de tierra, de servicios de inteligencia, de la distribución de armamento a los rebeldes por todos los medios posibles, hasta arrasar con todo. Y en toda esta salvaje agresión, aparecen los franceses y los ingleses como las fuerzas punteras, los aprendices de brujo, ansiosos por ganar méritos para llevarse la mayor parte posible del pastel libio (recientemente se ha destapado el acuerdo de Francia con los rebeldes para quedarse con el 35% del petróleo libio). Y las fuerzas del Golfo y los islamistas, los que hacen el trabajo sucio. Los americanos, detrás, controlando todo, moviendo todos los hilos y los que sacarán globalmente más ventajas. Si la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU se produjo el 17 marzo 2011, el plan de conquista de Libia esta planeado ya en noviembre de 2010 por las fuerzas imperialistas.
La pantalla oficial internacional que ha servido de soporte a la agresión sobre Libia ha sido el llamado Grupo de Contacto para Libia (GPL) formado el 29 de marzo de 2011 y constituido principalmente por los integrantes de la OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo (GCC), es decir, las dictaduras petroleras lideradas por Arabia Saudí. China y Rusia entre otros, se negaron a participar en este órgano.
El Consejo Nacional de Transición (CNT) se forma oficialmente en marzo de 2011 a instancias del gobierno francés, británico y estadounidense, y se compone por sectores de la ex burocracia corrupta de Gadafi, tecnócratas neoliberales que han residido fuera de Libia y sectores islamistas. El CNT es reconocido en Estambul, el 15 de julio de 2011, por el Grupo de Contacto como la autoridad gubernamental legítima del país y como único interlocutor ante la «comunidad internacional». Toda una serie de países, sin embargo, como China, Rusia, Sudáfrica, Argelia, India, Brasil y los miembros de la Unión Africana, no lo reconocen como el único representante de Libia y propugnan por fórmulas de unidad y acuerdos de los dos bandos.
Varias e importantes fórmulas de paz y de consenso planteadas por diversos organismos del país e internacionales son rechazadas. Es el caso de la propuesta realizada por la Unión Africana, el 25 de mayo de 2011, propugnando un alto el fuego inmediato, creación de un gobierno de transición unitario y reformas democráticas. Asimismo una reunión de 150 altos imanes del Islam y representantes cristianos efectuada para elaborar y enviar una delegación con una propuesta de paz es bombardeada el 13 de mayo. El 25 de julio el Consejo Tribal Libio que agrupa a más de 2000 tribus de la Gran Yamahiriya, elaboran y envían un manifiesto condenando la agresión y violencia de la OTAN y denuncian al Consejo Transitorio como un organismo impuesto y no representativo del pueblo.
Otro elemento que nos muestra a las claras de por dónde van los tiros es el análisis de los Planes del nuevo Gobierno. Así, en su primer programa incluía la creación de «un sector privado liberalizado para la economía», así como «un estado que saque su fuerza de nuestras fuertes creencia religiosas» y donde «los intereses y derechos de personas y compañías extranjeras serán protegidos». Recientemente se filtró un plan de 70 páginas, obtenido por The Times de Londres, que proyecta lo que harán, entre otras cosas, en los primeros meses después de la caída del régimen de Gadafi. 1)Crear una «fuerza de tareas Trípoli» de 10000 a 15000 hombres (ya citada más arriba), suministrada y apoyada por los Emiratos Arabes Unidos, Qatar y Jordania, para que se haga cargo de la capital Libia» 2)Un programa previamente grabado de anuncios de dirigentes rebeldes y clérigos anunciaría el plan de la fuerza de tareas Trípoli, llamaría a la calma y alertaría de los ataques de venganza de partidarios del régimen. Una estación de radio FM ya ha sido preparada con este propósito en un país cercano.
Miles de millones de dólares que fueron congelados, es decir robados, al gobierno de Libia, van a ir a manos teóricamente del nuevo gobierno del CNT. Un total de unos 160.000 millones de dólares. Con la toma de Trípoli, las cuentas serán desbloqueadas pero irán acompañadas de la factura de los enormes gastos militares ocasionados en la invasión de Libia y de la factura de la reconstrucción de Libia (otro gran negocio occidental «colateral») tras la demolición de todas las infraestructuras y muchas urbes del país. Y si no llegara, siempre vendrá después el gigantesco negocio que se prevé con la explotación de los recursos libios, que dará para eso y mucho más.
Todo el relato de la guerra en Libia ha sido una constante mentira. Todo el proceso ha estado desde el principio manipulado, las principales razones del conflicto ocultadas, como lo han estado los intereses que permanecen por detrás. Que si le habían detenido a un hijo de Gadafi, que si le habían detenido a otro, que luego aparecía en público, que si le habían detenido a Gadafi, que si habían tomado Brega o Benghazi…que habrán sido «tomadas» unas cincuenta veces. Hasta se construyó un decorado imitación de la Plaza Verde de Trípoli en Qatar, para mostrar una falsa imagen de júbilo popular ante la toma de la capital. Mentiras propias de la guerra psicológica y de una guerra imperialista cuyos objetivos hay que ocultar, y en la que han entrado a saco medios informativos, periodistas y Estados (el español entre otros). Todo un gran fraude, de principio a fin.
Al final, una foto de la pretendida victoria en Paris, en torno a Sarkozy, colocándose en la mejor posición posible para obtener el mayor trozo posible del pastel, incluidos Rusia y China. Ahora, para que quede mejor y sea más asequible por todos, lo que se llamaba el Grupo de Contacto se va a llamar los Amigos de Libia. Una gran farsa, espejo de lo que hay. Queda por ver lo que sucederá en el futuro, la respuesta que todavía pueda darse quizá por parte de la población Libia, o el desarrollo de una vuelta de tuerca más de la máquina explotadora.
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