La huelga de hambre ha entrado ya en una fase crítica para la salud de los presos, cuando se cumplen 50 días de protesta por mejoras sustanciales en las condiciones del régimen de aislamiento.
Los equipos médicos que atienden a la población reclusa de California han mostrado su inquietud por el deterioro físico que sufren los presos que desde el pasado 8 de julio se niegan a comer, 42 en total. Una cifra a la que se suman otros 21 que llevan menos tiempo rechazando alimentos, según los últimos datos publicados el viernes.
«Nos preocupa que puedan entrar en paro cardíaco. Esto puede ocurrir repentinamente, sin que haya una señal de alerta», dijo a Efe Joyce Hayhoe, portavoz de los Servicios Sanitarios de los Correccionales de California.
Por el momento, la pérdida de peso, la debilidad física y la deshidratación son los síntomas más presentes en los huelguistas que sí toman agua y bebidas isotónicas y cuyo pulso con las autoridades penitenciarias no parece estar cerca de concluir.
Si el gobernador Jerry Brown o el Departamento de Prisiones y Rehabilitación de California (CDCR) no se sientan a negociar sus demandas «ellos están comprometidos a continuar», explicó Isaac Ontiveros, representante de la coalición Solidaridad con los Presos en Huelga de Hambre, creada para hacer público el mensaje de los reclusos y sus familias.
El CDCR insiste en que la huelga es una campaña «organizada por pandillas» y que «algunos reos están siendo presionados a participar en esta acción».
Lejos de ablandarse ante la que es ya la huelga de hambre masiva más larga en la historia de las cárceles de California, el CDCR se ha mostrado dispuesto a imponer castigos a los huelguistas, en aplicación de la ley estatal que prohíbe cualquier actividad que altere la normalidad de las prisiones.
La huelga tiene lugar en 6 de los 33 centrosestatales de California: Centinela State Prison, California Men’s Colony, California Medical Facility, Corcoran State Prison, Sacramento State Prison y Pelican Bay State Prison.
«Hay más de 500 personas en California que llevan en aislamiento más de una década, los hay que están desde hace más de 30 años», apuntó Ontiveros. En California se permite el aislamiento de forma indefinida, lo que organizaciones proderechos humanos consideran una forma de tortura y que ha sido criticado por expertos de la ONU.
Los expertos consideran que las posibilidades de supervivencia de una persona son mínimas tras 60 días sin comer. El pasado lunes un juez autorizó a los equipos médicos a alimentar de forma forzosa a los reclusos que estén en riesgo de fallecer o padecer daños severos por inanición, algo que no gustó a los presos ni a sus familiares.